El sacerdote capuchino e historiador Tarsicio de Azcona ha muerto este pasado sábado a los 98 años de edad. Se había mantenido activo hasta este mismo año. De familia campesina de Azcona (Navarra), su nombre civil era Jesús Morrás Santamaría.
Era miembro de la Real Academia de la Historia y los Príncipes de Asturias le entregaron el prestigioso Premio Príncipe de Viana de la Cultura en 2014 (uno de los últimos actos de Don Felipe y Doña Leticia antes de ser proclamados reyes, ya después de abdicar Juan Carlos I). En el acto de entrega, en el Monasterio de San Salvador de Leyre, el anciano capuchino resumió algunos de sus itinerarios vitales.
"La Historia, maestra de la vida...", enunció. "Al ingresar en la Facultad y en el Archivo Secreto Vaticano me recordaron esta sabia definición de Cicerón. Maestra, con tal que no se atreva a decir voluntariamente nada falso, y que se atreva a decir siempre la verdad".
"He sido feliz en la docencia y en la investigación, y en ambos campos me he atenido a situar documentalmente los hechos, a entenderlos genéticamente, es decir en sus contextos, y a exponerlos a la opinión con la pulcritud literaria posible", añadió en su discurso.
Mostró que la Iglesia española no necesitó rupturas para renovarse
Su primer gran tema de investigación histórica fue la Reforma de la Iglesia en España antes de Lutero. Su trabajo consolidó con datos y cifras el argumento católico de que la Iglesia tenía entonces, como hoy, capacidad y mecanismos para reformarse y renovarse sin necesidad de caer en la grave ruptura de la unidad cristiana que significó el protestantismo.
"Desde mi tesis doctoral comprobé que en la Iglesia Católica siempre ha existido la reforma, pero no sólo como corrección de un abuso, sino como ley y criterio de vida. Así he podido probar que existió la reforma en España en todos sus estamentos, antes de la reforma luterana", proclamó fray Tarsicio.
(Lea sobre este tema: Diez reformas católicas en la Iglesia en el siglo anterior a Lutero: la protestante fue innecesaria, aquí en ReL).
“En tiempos de los Reyes Católicos se realizó una reforma total y completa de toda la Iglesia española: el obispado, el episcopado, las órdenes religiosas de todo género y el pueblo cristiano. Hubo en España una reforma antes de la reforma luterana. Eso es lo que me llevó luego a embarcarme en la historia de los Reyes Católicos. El trabajo que llevé a cabo con los obispos me metió en el camino de la reina [Isabel]”, explicó el veterano historiador.
Entrega del Premio Príncipe de Viana en 2014 (era el primer discurso público de Don Felipe tras la abdicación de su padre).
Su trabajo como historiador de Isabel la Católica fue muy alabado, especialmente su biografía de 1964, varias veces republicada y ampliada años después en la Biblioteca de Autores Cristianos.
José María Zavala, en su libro Isabel la Católica. Por qué es santa (HomoLegens) escribió: "La obra del Padre Azcona es fundamental para el conocimiento de Isabel I y representa en el siglo XX el avance que en el XIX produjo el estudio de Clemencín, teniendo además un mérito mayor, pues se aparta del análisis exclusivamente religioso y espiritual que otros clérigos, como el Padre Cereceda (Semblanza espiritual de Isabel la Católica, 1946) o el Arzobispo García y García de Castro (Virtudes de la Reina Católica, 1961) habían realizado anteriormente. Es la obra del Padre Azcona una completa biografía, rigurosa y concienzuda en el plano historiográfico, de obligada consulta para cualquier interesado en el conocimiento de la Reina Católica".
Azcona admiraba a la reina Isabel, pero también a la candidata de sus rivales, Juana 'la Beltraneja', a quien dedicó otra biografía y cuya legitimidad reconocía.
También investigó aspectos de la incorporación de Navarra a la corona de Castilla:
- las implicaciones económicas de las guerras de 1512 a 1521 y la participación de Guipúzcoa, Álava y Vizcaya;
- y las bulas pontificias que justificaban la conquista de Navarra, que él tradujo del latín y editó de forma crítica.
También investigó la historia de la Orden capuchina en Navarra y en la monarquía hispánica, y el efecto de algunos conventos capuchinos en la vida comarcal. También, expresando siempre admiración y aprecio al mundo campesino, escribió dos monografías sobre su localidad natal, Azcona, y el valle de Yerri, en el que ésta está situada.
Se mantuvo muy activo hasta el final de su larga vida. En febrero de 2022 la Dirección General de Cultura-Institución Príncipe de Viana publicó su biografía titulada "De campesino a historiador. Apuntes biográficos" (300 ejemplares que se pueden adquirir en las librerías del Gobierno foral de Navarra), donde habla de su infancia, estudios, investigaciones, vocación y vida religiosa, etc...