Hace 50 años los Museos Vaticanos hicieron su primera gran apuesta por el arte moderno (moderno hace 50 años, se entiende) con una exposición de obras contemporáneas, empezando unas colecciones que aún se pueden visitar. Ese aniversario ha sido ocasión para que numerosos artistas de todo el mundo acudieran al Vaticano, visitaran algunos de los espacios más hermosos del mundo y fueran recibidos por el Papa en una audiencia en la que reconoció a los artistas como "profetas".
"Ustedes son un poco como los profetas", dijo el Pontífice en el excepcional marco que es la Capilla Sixtina, hablando ante pintores, escultores, músicos, arquitectos y hombres de letras. "Ustedes saben mirar las cosas en profundidad y en la distancia, como centinelas que achican los ojos para escrutar el horizonte y sondear la realidad más allá de las apariencias", añadió.
"Están ustedes llamados a sustraerse al poder sugestivo de esa supuesta belleza artificial y superficial tan extendida hoy en día y a menudo cómplice de los mecanismos económicos generadores de desigualdades. Esa belleza no atrae, porque es una belleza que nace muerta. Es una belleza ficticia, una belleza cosmética, un maquillaje que esconde en lugar de revelar", advirtió el Pontífice.
Aliados de la Iglesia, con una amistad natural y especial
El Papa declaró que siente a los artistas como "aliados en tantas cosas que me importan, como la defensa de la vida humana, la justicia social, de los últimos, el cuidado de la casa común, el sentirnos todos hermanos".
Comentó que la amistad de muchos siglos entre la Iglesia y los artistas es "una amistad natural porque el artista toma en serio la profundidad inagotable de la existencia, de la vida y del mundo, incluso con sus contradicciones y sus lados trágicos".
"El artista recuerda a todos que la dimensión en la que nos movemos es la del Espíritu” observó también el Papa. “Vuestro arte es como una vela que se llena del Espíritu y hace ir adelante. Por ello, la amistad de la Iglesia con el arte es algo natural. Y también es una amistad especial por los tramos de historia recorrida juntos, que pertenecen al patrimonio de todos, creyentes y no creyentes".
Citas de Guardini y Hannah Arendt
Francisco cito al teólogo Romano Guardini, quien decía que, mientras crea, el artista se parece a un niño y a un vidente. Se sirve de la espontaneidad del niño para moverse en el espacio de la invención, de la novedad, de la creación, y de la agudeza del vidente que capta la realidad.
Y recordando palabras de una gran pensadora como Hannah Arendt, el Papa afirmó que “lo propio del ser humano es vivir para aportar al mundo la novedad. Ésta es la dimensión de fecundad del hombre, aportar novedad”. También citó a la mística y filósofa Simone Weil, quien escribió (en La Sombra y la Gracia): "La belleza seduce a la carne para poder tener acceso al alma".
"La creatividad del artista parece participar así de la pasión generadora de Dios. Esa pasión con la que Dios nos ha creado. ¡Ustedes son aliados del sueño de Dios! Son ojos que miran y que sueñan. No basta con mirar, hay que soñar. Y también, al tener la capacidad de soñar nuevas visiones del mundo y de introducir novedad en la historia, el artista también se parece a los videntes", avisó el Pontífice.
Arte que critica, molesta, inquieta
Sobre el papel profético y de denuncia, el Papa dijo que el arte "quiere actuar como conciencia crítica de la sociedad, quitando el velo de la obviedad”, revelando la realidad incluso en sus contradicciones.
Por eso, como los profetas bíblicos, el artista puede usar la ironía y el sentido del humor, hechos que nos perturban, criticar falsos mitos y nuevos ídolos, denunciar discursos banales y artimañas del poder, dijo el Papa.
Y a menudo lo hacen con ironía, una virtud maravillosa, tan presente en la Biblia. (El texto del Papa menciona tres veces la ironía como herramienta artística; el Catecismo condena la ironía en su párrafo 2481 cuando "trata de ridiculizar a uno caricaturizando de manera malévola tal o cual aspecto de su comportamiento").
Por eso, tanto el arte como la fe buscan "inquietar un poco" y despertar a la gente. "El arte y la fe no pueden dejar las cosas como están: las cambian, las transforman, las convierten, las mueven. El arte nunca puede ser un anestésico; da paz, pero no adormece las conciencias, las mantiene vigilantes", insistió el Pontífice.
Pero también existe la obligación de mostrar "la luz, la belleza que salva", en medio de "la oscuridad de lo humano, del individualismo y de la indiferencia".
Frente a las "colonizaciones ideológicas mediáticas", los "conflictos lacerantes y una globalización homologante que convive con tantos localismos cerrados", el papel de los artistas es "ayudar a dar espacio al Espíritu".
Y también pidió a los artistas "que no olviden a los pobres, que son los preferidos de Cristo, en todas las formas en que uno es pobre hoy en día. Los pobres también necesitan arte y belleza. Algunos experimentan duras formas de privación de la vida; por eso, lo necesitan más".
Por último, deseó que sus obras "den gloria a Dios, que es Padre de todos y a quien todos buscan, también a través del arte".
(El mensaje completo a los artistas se puede leer aquí en inglés e italiano en Vatican.va).