El pasado 11 de diciembre se presentó en Madrid el libro El manuscrito de Antioquía (Libros Libres), una novela escrita por el veterano y galardonado periodista Miguel Ángel Velasco que acerca el Evangelio a través de un San Lucas que aparece como una especie de reportero del siglo I.
La novela comienza con el hallazgo de unas misteriosas ánforas del siglo I rescatadas de un naufragio en el año 2029 y bajo el pontificado de Juan Pablo III. En ellas hay unos papiros con una información valiosísima que impactan e inquietan al Washington Post y al Vaticano. Se crea una verdadera conmoción mundial. ¿Sacudirá los cimientos del cristianismo? ¿Aportará nuevas evidencias del relato histórico de los evangelistas? ¿Qué piensa de todo ello el Papa Juan Pablo III? ¿Qué crónicas transmite la periodista Marion Spiegel, del Washington Post, desde el golfo de Corinto?
Un periodista del primer siglo
Estos papiros los firma Lucas de Antioquía y, como si de un auténtico periodista se tratara, muestran una entrevista con la madre de Jesucristo, con la suegra del apóstol Pedro, una crónica de aquel nacimiento en Belén, de cómo era el día a día de la Virgen o el taller de José, la encuesta a los personajes coetáneos de Cristo, el reportaje de la pesca en el lago de Genesaret, la traición de Pedro contada por su protagonista, el relato de la Pasión… El Evangelio de Lucas al completo desfila ante los ojos atónitos del mundo convertido en un auténtico periódico, gracias a la palabra y la mirada del cronista.
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Siguiendo fielmente las fuentes del Evangelio esta novela tiene fuerte toque muy periodístico, inseparable del autor. Así, en la presentación Miguel Ángel Velasco confesó que durante su dilatada trayectoria profesional como corresponsal en el Vaticano o durante sus más de 20 años como director de Alfa y Omega no pudo cumplir este sueño, pero sí una vez que se jubiló.
"Ayudar a descubrir el esplendor inextinguible"
Una de las primeras revelaciones que hizo fue que sin sus visitas asiduas al Santísimo no habría podido existir esta novela. Además, indicó que este libro “es un largo sueño acariciado mucho tiempo y también un reto profesional. Siempre soñaba en hacer el Evangelio en periódico, pero hay que tener mucho tiempo, mucho amor, mucho respeto y humildad para saber que aquí solo hay un poquito, con mucho amor, pero un poquito”.
Con este original enfoque, este periodista afirmó que con estas páginas espera que puedan “ayudar a descubrir el esplendor inextinguible de la verdad y que haga descubrir la lumbre, el calorcillo, de la primera Navidad”.
El verdadero "influencer"
“Hay una palabra que utilizan ahora mucho los jóvenes: influencer… Estoy absolutamente convencido de que no hay ningún influencer mayor que Jesucristo. Estoy convencido, estoy convencido de la frescura, de la actualidad del Evangelio de Jesús”, contó a los presentes.
Sobre el libro indicó que “he contrastado, he intentado que históricamente haya los menos fallos posibles. Lucas de Antioquía es Lucas de Antioquía, autor de los Hechos de los Apóstoles, y aquí hay hechos, hechos, hechos, no imaginaciones. Luego hay una recreación histórico-literaria pero el Evangelio de Lucas es el Evangelio de Lucas”.
El motivo de que su cronista para la novela sea San Lucas y no otro de los evangelistas es que para Miguel Ángel Velasco Lucas es a su modo de ver “el más humano de los evangelistas. Los cuatro fueron los primeros periodistas cristianos, pero el más cercano, el que más se presta al reportaje o a la noticia es Lucas”.
Una interpelación al lector sobre su relación con Jesucristo
En la presentación el autor de El manuscrito de Antioquía estuvo acompañado por Álex Rosal, director de la editorial Libros Libres, que le definió como “un grande del periodismo siempre al servicio de la verdad y de la Iglesia", y por el periodista José Francisco Serrano Oceja, profesor universitario y discípulo de Velasco.
Precisamente, Serrano Oceja destacó que “este libro no es posible sin la experiencia de Jesucristo” que tiene el autor y alimentada ante el Santísimo. Y es que en, su opinión, “uno de los grandes efectos del libro es que interpela al lector sobre su relación con Jesucristo” pues “es una novela histórica, pero también de profunda espiritualidad”.
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