Gilbert Keith Chesterton (1874-1936) publicó Lo que está mal en el mundo en 1910, años antes de su conversión al catolicismo en 1922, pero con todo el pensamiento que le llevaría a dar ese paso ya presente en sus páginas. Para entonces ya había escrito Ortodoxia, Herejes, El hombre que fue jueves y La esfera y la cruz, así que la sustancia de su crítica a la modernidad ya era conocida.
En Lo que está mal en el mundo se emplea a fondo, sin embargo, contra alguno de los errores modernos concernientes a la vida familiar y a la educación... Ponía especial énfasis en el despuntante feminismo, en su forma política (el sufragismo), económica (el trabajo fuera del hogar) y social, con especial dedicación a su impacto en las relaciones entre los esposos y entre padres e hijos.
Así pues, parecería que, de preguntarle a Chesterton qué está mal en el mundo, su respuesta sería un contundente alegato contra todas estas tendencias. Pero al gran escritor inglés le gustaba contestar a ese tipo de interrogantes con salidas inesperadas.
"¿Qué libro se llevaría a una isla desierta?", le plantearon en cierta ocasión. "Un manual de construcción de barcos", dijo, en vez de citar alguna obra pretenciosa.
Del mismo modo, aunque había dedicado páginas brillantísimas a describir las inconsistencias intelectuales y las aberraciones morales que apreciaba a su alrededor, Chesterton también dejaba planchado a su interlocutor sobre lo que está mal en el mundo.
"Yo", alegaba.
Que podría entenderse también como un: "Usted".
Joseph Pearce, biógrafo de Chesterton (G.K. Chesterton. Sabiduría e inocencia) y uno de los mayores expertos del mundo en su obra, ha explicado las razones de esta respuesta en un reciente artículo titulado en Crisis Magazine titulado Lo que está mal. Pincha aquí para leer en ReL este artículo.