La película norteamericana Cuestión de derechos explica la historia ficticia de una pareja que afronta un embarazo inesperado. La chica, empujada en parte por su madre muy progresista, es colocada en una especie de cinta transportadora que conduce al aborto.
El chico, en cambio, es cristiano y está dispuesto a cuidar del niño. El joven lleva el asunto a los tribunales planteando un debate de fondo: ¿qué derechos tiene un ser humano en su fase embrionaria? ¿De verdad hay algo que haga lícito matarlo?
La película ganó el premio Película Más Inspiradora del Festival Internacional de Cine Cristiano en 2019. Este viernes 12 de noviembre se estrena en cines de 30 ciudades españolas (lista de cines aquí). Su fuerza no está tanto en la cinematografía en sí como en la valentía de los temas que plantea y se abren a la reflexión.
Hay al menos 7 aciertos valientes que merecen ser reconocidos.
1. Se quedan solos y, claro, se acuestan, y, claro, hay embarazo
La madre de la chica en la película es promiscua y tiene al menos dos parejas sexuales. Parece que es ella la que se asegura de dejar la casa vacía esa noche. El novio intenta irse, pero ella le insiste en que se quede. Y una sola noche es bastante para que haya embarazo. Es verdad que estadísticamente lo más frecuente es que una noche no baste, pero que como el sexo engancha, la pareja querrá repetir y repetir... hasta que sucede. La película es valiente y educativa al mostrar que era una irresponsabilidad y que jugaban con fuego, y que lo sabían.
2. Los padres -es decir, los abuelos del bebé- tienen historias propias, y los cristianos también
Muchas películas muestran a los cristianos como personajes bobalicones que viven en una burbuja, o como hipócritas que se niegan a reconocer la realidad. Aquí tenemos unos padres que han tenido su propia experiencia con el aborto y que han recorrido también su camino desde una juventud irresponsable y tóxica a un matrimonio sano, en este caso sanado por Cristo y su perdón. Han estado en un lugar oscuro pero han vuelto y se han recuperado. Saben de qué hablan.
3. El padre -abuelo del bebé- que sabe escuchar y está ahí
Al joven Ethan le da vergüenza contar su historia, pero su padre le escucha con respeto, y le cuenta la suya propia. Lo va a acompañar y le va a animar a tomar las riendas de la nueva situación. No es el típico personaje histérico o aterrado. Es sintomático que, por el contrario, Emma, la chica, no tenga padre... y quizá por eso no puede imaginar con facilidad que Ethan pueda ser un buen padre para su bebé.
4. La cinta transportadora para chicas confusas
Ninguna de las amigas de Emma hablará a favor del bebé. Su madre la empuja al aborto. Y en la clínica incluso le quieren meter prisas. Emma repite varias veces que se siente confundida, que no sabe bien lo que quiere hacer. Cuando proclama su declamación abortista está repitiendo cosas que ha oído, no cosas que haya meditado profundamente.
5. La clínica vende partes de bebé
Es una escena que puede pasar desapercibida a algunos espectadores, pero cuando Emma va a la clínica abortista vemos a dos de sus trabajadores comentando que ha llegado un pedido reclamando tejidos fetales y partes de fetos.
Es un reconocimiento al negocio de compra-venta de partes de bebés abortados que puso al descubierto David Daleiden. La patronal abortista y jueces abortistas le machacaron con demandas y denuncias agarrándose a formalismos como "grabó en nuestro congreso a escondidas"... pero nunca han negado que realmente realicen ese macabro negocio. Planned Parenthood vende partes de bebés abortados en EEUU, y si hay negocio, probablemente sus filiales lo hacen en otros países hispanos o en España.
6. Hay un llamado a la acción y organización
Llega un abogado provida a la parroquia y, aunque su discurso es un poco preachy (de predicador), su argumentación es correcta y necesaria: los cristianos y la gente que quiera defender la vida se han de organizar y asociar y plantar batalla en los tribunales y en muchos más ámbitos. Mucha gente unida, asociada, y dedicando profesionales especializados, podrán cambiar la cultura y salvar vidas.
7. ¡Choque de abuelas!
La abuela cristiana y la abuela abortista se encuentran y saltan chispas. Porque... ¡la madre de la embarazada y la madre del muchacho existen, y tienen mucho que hacer! Han recorrido el camino del embarazo antes, conocen el milagro de la gestación, del parto, del acoger el bebé... En el debate del aborto no deben ser ocultadas. Todo lo que muestra lazos familiares y rompe el extremo individualismo atomizante de nuestra cultura anti-vida y anti-familia es bueno.
8. Argumentos médicos, insistiendo en la cirugía prenatal
La película hace bien en subir al estrado a un cirujano prenatal: mientras unos abortan fetos, otros tratan al feto como paciente, usan la tecnología más moderna para operar sus dolencias, buscan lo mejor para salvar su vida y mejorar su salud... ¿Por qué un bebé sí lo merece y otro no? ¿Por la decisión de unos adultos?
9. Hay conciencia social: las embarazadas necesitan ayuda
Una de las especialistas que suben al estrado parece sinceramente preocupada por las chicas embarazadas solas o pobres, y da estadísticas sobre cómo, con el bebé, sus posibilidades de conseguir carreras universitarias y buenos empleos disminuyen. Es una declaración inquietante. Por un lado, es una apuesta valiente por recordar la dimensión social del embarazo. Por otra, suena perverso, es como un ejemplo de la banalidad del mal: matamos bebés porque nos ayudará económicamente.
10. El ginecólogo que no colabora en el ritual abortista
Emma y su madre van al ginecólogo, y éste sólo está dispuesto a ofrecer ayudas buenas para la embarazada y para el bebé: vitaminas, exámenes, etc... cuando la madre de Emma habla de abortar, el ginecólogo no intenta hacerlas desistir, pero deja claro que no piensa participar en ello. La realidad es que en Estados Unidos 9 de cada ginecólogos se niegan a hacer abortos (como recordaba recientemente la Alianza Hipocrática por la Vida) y en España probablemente son 8 de cada 10 o más.
El aborto NUNCA se normaliza ni es medicina. Es legal desde los 70 en EEUU y desde los 80 en España y sigue siendo una práctica fea y oscura, perversa y antihumana, que sólo realizan personas muy endurecidas o sanitarios inmigrantes muy desesperados o muy jóvenes. Se hoy médico abortista es el equivalente moderno a ser verdugo de capucha y hacha en el pasado. Por eso hay tanta presión hoy contra los médicos y sanitarios objetores de conciencia.
Sólo con estos 10 puntos Cuestión de derechos ya se ha hecho un espacio en la historia de la reflexión ética en el cine. Lanza escenas e ideas que mil otras películas antes no se atrevieron a plantear.
No tiene escenas escabrosas y se puede ver con adolescentes, aunque por su ritmo y vocación de película de ideas quizá es más adecuada para hablar con adultos jóvenes. Completa temas que Unplanned, la película sobre la ex-abortista Abby Johnson, no llegaba a desarrollar.
Va a ser una película incómoda para la industria abortista, que busca siempre evitar el debate y la argumentación y quiere esconder el contexto familiar y social en el tema del aborto.
Lista de cines aquí para ver Cuestión de Derechos