En algún momento entre 1411 y 1427, el genial monje pintor de iconos Andrey Rubliov pintó en Rusia el icono que probablemente se ha hecho más famoso en todo el mundo: la Trinidad, también llamado la Trinidad Angélica o la Hospitalidad de Abraham. Surge a partir del pasaje bíblico de los tres ángeles que visitan a Abraham, y da pie a algo tan difícil de representar como el Dios que es Uno y Trino.
La interpretación del icono sigue causando debates, pero parece consolidado que el ángel de la izquierda representa al Padre; el del centro, con su color rojo de sangre, a Dios Hijo, Jesucristo; el de la derecha, con los colores del agua, al Espíritu Santo (el verde es, además, color litúrgico del Espíritu en la tradición bizantina). En la mesa-altar-losa funeraria, en un cáliz, la cabeza de un cordero: es la Pascua y el sacrificio del Hijo.
Era una forma novedosa de representar la Trinidad, pero apenas un siglo después encontramos en un libro de reglamentos eclesiásticos de 1551 llamado "El Libro de los Cien Capítulos" declarando que los pintores de iconos deben pintar "a partir de los ejemplos antiguos, como hicieron los pintores de iconos griegos, y como hicieron Ondrei [sic] Rubliov y otros predecesores". Rubliov, con su novedad, pasaba a convertirse en canon. En 1988, justo antes de la Caída del Muro de Berlín, fue canonizado por la Iglesia ortodoxa rusa.
Del monasterio a la Galería Tretyakov
El icono se guardó en la Laura de San Sergio o Sergueiev Posad, el complejo monástico con la tumba de San Sergio de Radonezh (reformador del s.XIV) que ha venido a convertirse en "el Vaticano" ruso, el centro organizativo y de peregrinación de la Iglesia Ortodoxa Rusa a cierta distancia de Moscú.
Por el prestigio de San Sergio y de Rubliov, el icono era reverenciado, pero nunca fue muy popular ni atraía peregrinos. Al contrario que los venerados iconos de la Virgen de Vladimir o la de Kazán, no hacía milagros, no exudaba mirra, no causaba sanaciones... Apenas se hicieron copias consagradas de él.
Con los siglos, el icono se repintó y recubrió de capas muchas veces. En 1905 y 1918 se hicieron dos restauraciones y limpiezas a fondo, y aparecieron sus asombrosos colores y finos trazos originales. Se convirtió en un símbolo de la cultura rusa. Pero quedaba claro que el icono sufría en la catedral de la Trinidad en la Laura de San Sergio, donde la temperatura y humedad cambian fuertemente a lo largo del año.
El régimen soviético confiscó el arte de la Laura de San Sergio en 1920, museizándolo (con más o menos acierto), pero el icono de la Trinidad llegó en 1929 a la Galería Tretyakov de Moscú, donde alcanzaría su fama mundial y se guardó en condiciones estables. Era tan emblemático que la URSS no pudo impedir que en 1966 el director de cine Andrei Tarkovsky rodara la película 'Andrei Rublev' basada en la vida del monje pintor, mostrando al cristianismo como clave de la identidad rusa.
¿Peligro mortal para el valiosísimo icono?
La Tretyakov ha guardado casi un siglo el icono. Hasta ahora: el 4 de junio de 2023, el famoso cuadro fue trasladado a la catedral de Cristo Salvador en Moscú. Pero allí apenas atrajo la atención de los fieles.
El 18 de julio se traslada a un centro académico bajo supervisión de la Iglesia Ortodoxa, el Instituto Grabar, donde pasará varias semanas. Y no parece que vaya a volver a la Tretyakov.
El diario ruso Kommersant ha consultado sobre el futuro del famosísimo icono con Lev Lifshits, a quien definen como "el mayor especialista en el arte antiguo ruso, doctor en historia del arte, miembro de la Comisión del Ministerio de Cultura para objetos particularmente valiosos".
Lifshits advierte que estos traslados y cambios van a destruir el icono. "Mis predicciones son bastante sencillas: si la Iglesia Ortodoxa Rusa insiste, el artefacto está condenado a muerte", declara contundente.
"Por supuesto, el icono puede ser reparado, se le puede hacer maquillaje, pero ya no será la Trinidad. Porque ahora aún tenemos ante nosotros el auténtico monumento. Con la excepción de las pérdidas de varios fragmentos, allí está la pintura original. Una pintura limpia, completamente liberada de añadidos, tintes, adiciones posteriores, Dios no los quiera. En Sergueiev Posad, en la Laura, no hay las condiciones necesarias para mantener su estado".
¿Dónde iluminará más vidas y almas?
Además, Lifhsits da un argumentación evangélica: ¿dónde toca más mentes y corazones ese icono, en el complejo monástico o en la visitadísima galería de Moscú?
"Estamos reduciendo el valor de esta obra. De hecho, según el Evangelio, si enciendes una lámpara, no la pones en el suelo, sino que la levantas para que, como se dice, brille para todos desde lo alto. Aquí [llevándola al monasterio] nos espera el efecto contrario", advierte el experto, citando una parábola del mismísimo Jesús.
Además, Livshit tiene una crítica general: la Iglesia rusa cuida mal de las antigüedades. "Durante muchas décadas, el Museo de la Academia Teológica de Moscú ha estado funcionando en el territorio de la Laura de San Sergio. La gente de allí se esfuerza mucho, pero en general con un resultado bastante pobre. Si se preocuparan por las antigüedades de la iglesia, hace mucho tiempo habrían encontrado millones para construir un digno museo de arte de la Iglesia Ortodoxa Rusa", señala.
La Trinidad de Rublev ha estado un mes en la catedral moscovita de Cristo Salvador (aquí con el Patriarca Kiril), sin atraer multitudes. Parece contraintuitivo, pero es posible que evangelice más en la Galería Tretyakov que en la catedral o el complejo monástico de la Laura de San Sergio.
Mientras tanto, desde el 4 de junio, cuando funcionarios del Patriarcado se llevaron el icono, los empleados de la Galería Tretyakov no han recibido permiso para examinar su estado, como lo exigía el acuerdo firmado. "En todo traslado hay peligro. El icono debe estar en condiciones estables y recomendadas por el concilio de restauradores. Y la catedral de Cristo Salvador no facilita tales condiciones. Tampoco, por lo que yo entiendo, los facilita el Centro Grabar", insiste.
Livshit asegura que hay un documento confidencial pero que varios funcionarios han visto que asegura que el Estado cederá por 49 años el icono al Patriarcado para que lo exponga en la Laura de San Sergio. Y eso destruiría el objeto, afirma.
Desde los años 60, la gente se santiguaba en el museo
Por otra parte, insiste, desde un punto de vista devocional, el icono no es tan importante para las multitudes de fieles. Livshit cree que a la Iglesia le interesa más como "fenómeno puramente psicológico y sociocultural", por ser un icono que conoce todo el mundo.
Aunque la Tretyakov no era un espacio de culto, sino cultural Livshit asegura que ante el icono se multiplicaban los actos de devoción. "El icono no estaba aislado de nadie en el museo. Desde el comienzo de los años 60, cuando yo mismo trabajaba en la Galería Tretyakov, pude observar diariamente lo que sucedía en sus salas donde se encontraba la Trinidad y la Virgen de Vladimir: venían personas creyentes, se santiguaban, se arrodillaban... Ninguno de los cuidadores o vigilantes nunca las increpó ni las molestó".
(Con agradecimientos de ReL a Tatiana Fedótova por las traducciones de Kommersant).