“Por fin”, con estas palabras, arrancaba el pasado jueves el presidente de la Fundación Barrié, José María Arias Mosquera, la presentación ante los medios de comunicación del resultado de una década de trabajo minucioso, de la mano de la Fundación Catedral de Santiago, para salvar la policromía del Pórtico de la Gloria, considerado la Capilla Sixtina del Románico europeo. “El Maestro Mateo lo hizo en veinte años; nosotros hemos tardado una década”, afirmó Arias Mosquera desde el atril enmarcado por unas tallas a las que una inversión de 6 millones de euros y un riguroso trabajo interdisciplinar iniciado en 2009 han devuelto el color original, allí donde todavía era posible rastrear su presencia.
Tal y como explica el diario ABC, este lunes, la Reina Sofía presidirá la inauguración del Pórtico restaurado que, en cualquier caso, habrá de esperar a la conclusión de las obras de la fachada para empezar a recibir visitas. Nada se ha adelantado aún sobre la organización del flujo de visitantes, uno de los factores que, según señaló el presidente de la Fundación Barrié, ha intervenido de forma clara en el deterioro acelerado de la policromía.
Doce restauradores dirigidos primero por Concha Cirujano y, después, por Ana Laborde, y 50.000 horas de trabajo han hecho posible, bajo el mecenazgo de la Fundación Barrié, la recuperación de una pieza determinante del patrimonio europeo que, tras el exhaustivo trabajo de reconocimiento y estudio de estos últimos diez años, no ha hecho, en palabras de Laborde, si no ganar trascendencia: “Siempre se hablaba de las influencias apreciables de otras portadas europeas… Ahora pensamos que es al revés. Cada día nos emocionaba al equipo la minuciosidad del trabajo, el detalle de la talla, de los tocados y los peinados, de los pliegues… No hay en este conjunto dos figuras con los cabellos iguales, ni con la misma posición de las piernas…”, indicó la coordinadora de Restauración del Programa Catedral de Santiago, adscrita al Instituto del Patrimonio Cultural de España.
Tanto Laborde como Arias Mosquera han considerado que el trabajo realizado, implicando a decenas de especialistas y disciplinas, marca “un antes y un después” en los trabajos de restauración del patrimonio.
El color recobrado: antes y después de la restauración del Pórtico de la Gloria
La restauración del Pórtico de la Gloria ha permitido saber que las esculturas tenían cuatro capas de color, entre ellas la original que el Maestro Mateo dio a las imágenes cuando concibió el conjunto. Entre los materiales “de extrema calidad” que empleó hay lapislázuli o lámina de oro, según explicaron los restauradores.
Ante esta disyuntiva de qué policromía mantener como definitiva, los investigadores decidieron que el resultado final que se contemple sea una mezcla de los tonos mejor conservados. En zonas como el Pantocrátor o el Apóstol del parteluz se llegan a acumular quince capas. El hecho de que el Pórtico estuviera durante varios siglos expuesto a la intemperie, sin la protección que desde el S. XVIII le otorga la fachada del Obradoiro de Fernando Casas Novoa, hacía que los elementos castigaran su policromía, lo que obligaría cada cierto tiempo a recuperar la pigmentación.
No todas las partes del conjunto escultórico se han restaurado empleando las mismas técnicas, un desafío al que también han tenido que enfrentarse los especialistas del Instituto de Patrimonio Cultural que han participado en este largo proceso. La obra del Maestro Mateo se convirtió en “un gran puzzle” sobre el que se han probado “todas las técnicas posibles: mecánicas, con láser o con productos químicos” en función de daños tan variados como la suciedad —que un aspirador puede solventar— o las colonias de microalgas.
En un ejercicio de innovación constante y que se convertirá en referencia para acciones futuras, se ha trabajado con láser y con geles que no se disuelven en la piedra. Lo que vale para una talla, no hace el mismo efecto en otra. De forma paralela, se efectuaban pruebas en laboratorios y en “zonas de control” en el Pórtico. Para garantizar la conservación del conjunto escultórico con el que el Santiago del Medievo se reivindicó ante el mundo, será necesario un mantenimiento permanente. “Espero que este proyecto no acabe nunca. Es un antes y un después en el campo de la restauración de obras de arte”, señalaba Laborde.
Dentro de la ambiciosa investigación que ha rodeado la recuperación del conjunto, los expertos quisieron saber de qué manera afectaba a la conservación de la policromía el ambiente de la propia catedral, desde la temperatura o la humedad hasta el humo del botafumeiro, pasando por la presencia e interacción con los peregrinos que, desde tiempo inmemorial, no dudaban en tocar físicamente las figuras ubicadas en la base del Pórtico. De hecho, todavía está por decidir qué régimen de visitas se autoriza a esta zona de la basílica compostelana para que el monumento no se vea agredido.