En 1973 se estrenó El exorcista de William Friedkin, basada en el libro homónimo de William Peter Blatty, y medio siglo después sigue siendo prácticamente la única producción cinematográfica que aborda la realidad de la posesión diabólica con rigor teológico.
El exorcista del Papa era -y quizá siga siendo- una candidata a unirse a ese selecto club, porque, dirigida por Julius Avery (Overlord) y protagonizada por el oscarizado Russell Crowe (Gladiator, Una mente prodigiosa) y el veterano Franco Nero, está basada en los libros del padre Gabriele Amorth (1925-2016), exorcista de la diócesis de Roma desde 1985: un sacerdote experto como pocos en la lucha contra el demonio, maestro de muchos en esa tarea, fundador de la Asociación Internacional de Exorcistas que fundó en 1990 e impulsor de la necesidad de este ministerio en las diócesis.
Sin embargo, la película parece haber entrado con mal pie en la larga carrera de su promoción. El miércoles, Sony Pictures dio a conocer el tráiler, y aunque ha respondido a la expectación creada (en dos días suma casi 1.250.000 visionados solo en Youtube), los primeros comentarios por parte católica no son muy favorables.
Y eso que ha sido co-producida por Loyola Productions, la prestigiosa productora jesuita estadounidense, cuyo fundador y presidente, Edward J. Siebert, se ha implicado a fondo en el proyecto.
El padre John S. Hogan, carmelita descalzo colaborador de EWTN, escribió en Twitter: "La mayoría de las películas de exorcistas decepcionan, hasta ahora solo El exorcista se sostiene en su mayor parte. Viendo el tráiler, esta última propuesta no parece gran cosa como película de terror, por no hablar de su poco creíble representación del ministerio de un exorcista. Veremos".
Lo que muestra el tráiler tampoco ha convencido a un exorcista experto y además psicólogo como Stephen J. Rossetti, cuyo parecer pidió Church Pop. No parece contento con la presentación que se hace del protagonista: "El padre Amorth recordó que no gozaba de dones ni carismas especiales. Decía que era simplemente un sacerdote encargado por su obispo de hacer exorcismos y que él se volcaba sin descanso en liberar a los afligidos y solo era un instrumento de Dios para liberar a mucha gente".
En relación a las escenas más impactantes que muestra el avance (el niño poseído, cuya terrorífica voz hace Ralph Ineson en la versión original, aparece herido, vomita objetos y mueve cosas, y otros posesos ven contrahecho su cuerpo), Rosetti respalda su verosimilitud: "Quienes tienen experiencia en este ministerio saben que ocasionalmente suceden cosas preternaturales humanamente inexplicables. ¡Y sin duda algunas de ellas te ponen los pelos de punta! Sin embargo, Hollywood sensacionaliza lo que ocurre en un exorcismo. Estas películas pueden informar tanto como desinformar. ¡Ojalá esas personas tuviesen el mismo interés en Dios y en la persona de Jesús!"
Los "hechos reales" (asegura la publicidad) que presenta el film, extraídos de los "archivos" de Amorth, suceden en 1998, a tenor de la conversación que mantiene Crowe/Amorth con el poseso, quien proclama ser su "pesadilla". "Mi pesadilla es que Francia gane el Campeonato del Mundo", se burla el sacerdote, quien aún desconfía de la posesión del chico. (Ese año, Francia ganó efectivamente el Mundial tras eliminar a Italia en cuartos de final.)
En ese año era Papa Juan Pablo II, pero el director no parece haber querido identificar con él a un Franco Nero que interpreta al pontífice con barba y sin ninguna caracterización física que le asemeje a Karol Wojtyla. Algo que no favorece la credibilidad histórica del film, como tampoco -si bien es pronto para valorarlas, al faltar el contexto que las justifica- las escenas de los ataques diabólicos al Papa y al propio Amorth.
En cuanto al estreno en Estados Unidos, el tráiler en Youtube y su propio titular lo anuncian para el 7 de abril, Viernes Santo. Error garrafal que parece haber sido corregido rápidamente, pues el mismo tráiler en el portal de Sony señala la fecha del 14 de abril.
Será entonces cuando pueda hacerse un juicio realmente válido, sabiendo si el metraje completo corrige o ahonda las primeras impresiones.