La abadía de Mont Saint-Michel, en Normandía (Francia), cumple 1000 años de vida. Aunque, es cierto, no fue el primer lugar católico en la isla, ya que en el año 708 se construyó, en el conocido como Mont-Tombre, una iglesia a San Miguel Arcángel.
Este impresionante lugar, al que Víctor Hugo llamó "el Khéops de Occidente", se ha convertido en uno de los máximos símbolos de la identidad católica francesa y de los lugares de peregrinación más importantes del mundo, con más de 3 millones de visitantes al año.
Espectáculo de luces nunca visto
Desde estos días y hasta el próximo otoño se realizarán todo tipo de actividades para conmemorar esta fecha tan señalada. Una de ellas será la exposición La Demeure de l'Archange (La Morada del Arcángel) que narra la gloriosa y convulsa historia de la abadía, a través de unas 30 obras maestras. Finalizará el 5 de noviembre.
Además, durante el verano y parte del otoño tendrá lugar "El Solsticio del Milenio". Este espectáculo de luces, nunca antes visto, proyectará imágenes sobre el Mont Saint-Michel desde varios puntos de la bahía.
Patrimonio Mundial de la UNESCO, la abadía se encuentra en un lugar inhóspito, entronizando un islote rocoso de menos de un kilómetro cuadrado que está rodeado por una vasta llanura arenosa que se inunda según las mareas.
La leyenda asegura que en el 708 el obispo de Avranches, Aubert, recibió la visita del Arcángel San Miguel, quien le ordenó la construcción de un monasterio en un peñón considerado sagrado desde el neolítico y objeto de adoración pagana. Aquel lugar era conocido por entonces como Mont Tombe.
Sin embargo, el obispo hizo caso omiso al Arcángel, y éste se vio obligado a reiterar su petición en una segunda aparición. El clérigo volvió a desoír la voz celestial, lo que motivó el enfado de San Miguel, quien regresó por tercera vez y en esta ocasión se hizo oír de un modo imperativo: introdujo su dedo en el cráneo del incrédulo Aubert. El cráneo se exhibe en la citada iglesia normanda.
Prisión de curas en la Revolución
Aubert emprendió la construcción de una primera iglesia con capacidad para unas cien personas, que fue consagrada en octubre de 709. El prelado instaló allí a 12 canónigos, encargados de rezar el Oficio Divino y acoger a los peregrinos locales.
Los canónigos fueron reemplazados en el siglo X por monjes benedictinos a instancias de Ricardo I, duque de Normandía, que tenía poco aprecio por el estilo de vida opulento de los canónigos.
En 1023, la orden emprendió la construcción de la iglesia abacial que conocemos hoy, basada en tres criptas excavadas en la roca y la antigua capilla. Este ambicioso proyecto marcó un paso decisivo en la proyección internacional del sitio, donde comenzaron a abundar los milagros al aumentar el flujo de peregrinos llegados de toda la cristiandad.
Los bloques de granito se cortaron en las islas Chausey, a 34 kilómetros de allí, y se utilizó piedra de Caen: blanda, ligera y fácil de tallar. Uno de sus elementos más característicos es La Maravilla, construida en el siglo XIII, que es una joya del gótico normando.
A pesar de la belleza del lugar, la fama del santuario comenzó a decaer en el siglo XVII, cuando parte de la abadía fue convertida en prisión por el poder real. Durante la Revolución Francesa fue incautada por el Gobierno central y se convirtió en un centro de detención para sacerdotes considerados hostiles al terror jacobino.
Puedes ver aquí imágenes del Mont Saint-Michel.
Ya en el siglo XIX, fue regresando gradualmente la vida monástica a la abadía. Pero no fue hasta 1897, cuando se colocó la aguja neogótica coronada por una estatua dorada del arcángel. La belleza de este lugar sagrado, pisado por millones de peregrinos a lo largo de los siglos, ha sido inmortalizado por escritores como Gustave Flaubert o Théophile Gautier.