Benedicto XVI ha constituido una fundación en Alemania, independiente de la conferencia episcopal, que servirá para la formación de jóvenes periodistas católicos. Se llama Tagespost Stiftung für katholische Publizistik [Fundación Tagespost para el Periodismo Católico] y fue reconocida fiscalmente el 10 de octubre como institución sin ánimo de lucro. Está vinculada al diario católico Die Tagespost. Además de esa labor de formación personal de comunicadores, la fundación tiene como objetivos aumentar el impacto de los medios católicos y financiar proyectos de investigación bioética. Estará presidida por Norbert Neuhaus, economista alemán de 63 años vinculado al voluntariado católico y a la acción pública socialcristiana en su país.
Según explicó el doctor Neuhaus, se trata de que "la voz católica se escuche con mayor potencia en el actual panorama laicista de los medios de comunicación, para mostrar la belleza y el significado de los planteamientos católicos". Para ello hacen falta "periodistas cualificados" que estén "familiarizados con las cuestiones de la fe, de la Iglesia, de la historia de la Iglesia y de las cuestiones morales y éticas".
El objetivo de la fundación para 2020 es destinar a esos objetivos 450.000 euros. La Fundación ha abierto una cuenta a la que pueden hacerse donativos.
La decisión de Benedicto XVI de crear esta nueva fundación, que será independiente de la jerarquía de la Iglesia alemana, llega cuando ésta se encuentra en un autodenominado "proceso sinodal" que plantea graves cuestionamientos doctrinales. "La Iglesia en Alemania está atravesando un valle profundo", valoró Neuhaus, quien citó una frase de San Arnoldo Janssen (1837-1909), fundador de los verbitas, para reforzar su aserto y vincularlo al nacimiento de la fundación: "Cuando tantas cosas están en ruinas, hay que edificar algo nuevo".
Thomas Sternberg, presidente del Comité Central de los Católicos Alemanes, uno de los organismos que impulsan ese "proceso sinodal", descalificó recientemente a Die Tagespost como uno de los medios "rígidos" que lo obstaculizan. Lo cual fue considerado por Oliver Maksan, redactor jefe del diario ahora vinculado a Benedicto XVI, como un intento de "silenciar" cualquier voz crítica ante el proceso iniciado el 1 de diciembre, en el cual los obispos van a debatir una hipotética modificación de la doctrina de la Iglesia sobre la homosexualidad, el orden sacerdotal y el matrimonio.