Este viernes 24 de julio se estrena en los cines españoles la película Mi hermano persigue dinosaurios , una coproducción italo-española, divertida, tierna y edificante, que en Italia en 2019 fue la segunda película italiana más vista del año. Venía precedida por el éxito del libro original -escrito en 2016 por el protagonista, entonces un chaval de 19 años- con más de 250.000 ejemplares vendidos.
Los hechos reales sucedieron en 2015: Giacomo Mazzariol, "Jack", con 17 años, entrevistó a su hermano Gio, que tiene síndrome de Down, en un vídeo simpático que subió a YouTube y que se hizo viral. Un editor animó a Jack a escribir un librito sobre sus experiencias con su hermano Gio. "A mí me gustaba escribir de antemano, pero nunca había pensado en escribir nuestra historia", admitió Jack.
"Mi hermano persigue dinosaurios" ha vendido
más de 250.000 ejemplares en Italia e inspiró
la película; puede pedirse aquí en OcioHispano
Lo escribió como una novela, Mi hermano persigue dinosaurios (Nube de Tinta- Penguin Random House), con experiencias reales y vividas en su casa, aunque cambiando algunos lugares y personas. El joven Gio no es tanto un protagonista como un "filtro" para ver la realidad. Jack cuenta su lucha personal para aceptar a su hermano sin avergonzarse de su enfermedad. Acaba señalando las cosas hermosas de Gio: "a sus trece años tiene una sonrisa más ancha que sus gafas, adora a los dinosaurios y el rojo; no puedes ser falso con mi hermano, se da cuenta y se va".
Los hermanos Mazzariol, Jack y Gio, en la vida real
Jack señala que la clave de su hermano es su mirada pura y sincera. Quizá por eso, al pasarse la historia al cine, el director Stefano Cipani apuesta por la sencillez directa. También porque es lo que a él le gusta, citando al pintor Henri Matisse: "No trates de ser original, sé simple".
Por eso escribe: "Mi objetivo en primer lugar, fue lograr la simplicidad e ironía que requería la historia. He escogido cuidadosamente a mi equipo, caras y estilos peculiares para darle al proyecto la magia que necesita". En ese equipo participa el español Lucas Vidal con su música, la fotografía del barcelonés Sergi Bartrolí y Portel y, entre las "caras peculiares", la picassiana actriz Rossy de Palma, que interpreta a la tía rockera, artística y algo alocada, de Jack.
Por un lado es ella la que le dice: "en mujeres hay una regla básica, nunca les mientas". Demasiado tarde, porque Jack ya está atrapado en la red de sus embustes. Por otro lado, ella participa en la simulación cuando viste a Jack de rockero bohemio atrevido, algo que el muchacho en realidad no es. Descubrimos que cuenta con el precedente de los padres Jack y Gio: cuando se conocieron, mamá llevaba el pelo rosa y papá se hizo una cresta punk para impresionarla.
Objetivo: conquistar a la chica militante
Porque lo que quiere Jack en la película no es tanto ser admirado y aceptado en su nuevo instituto, sino conquistar a Arianna, una chica que acaba de conocer y por la que va a estudiar a otra ciudad. Ella es a la vez dulce y militante, muy decidida, pacifista, activista, medioambientalista. De niña su madre le leía a Gramsci y clásicos comunistas.
Pero cuando arrastra a su grupo de seguidores en furgoneta a una manifestación antinazi, lo que canta Arianna no es materialismo ni militancia social, sino El Cuidado, una canción de amor y protección de Franco Battiato, de 1996, que habla del silencio y la paciencia al amar:
"Te protegeré de los miedos a la hipocondría,
de los trastornos que desde hoy encontrarás por esta vía.
De las injusticias y las mentiras de tu tiempo,
de los fracasos que por tu talante fácilmente atraerás.
Te aliviaré del dolor y de tus cambios de humor,
de la obsesión que hay en tus manías. [...]"
"Te donaré sobre todo el silencio y la paciencia,
Recorreremos unidos las vías que llevan a la esencia. [...]
Conozco las leyes del mundo y te las regalaré.
Superaré las corrientes gravitacionales,
el espacio y la luz y envejecer no podrás.
Te salvaré de cada melancolía.
porque eres un ser especial y yo siempre te cuidaré."
La canción habla así del amor de protección, un amor real y verdadero, que sana y busca la esencia, y no del inmaduro amor romántico de los adolescentes que torpemente les enreda en complicaciones, apariencias y mentiras.
Ese amor que canta Battiato es el que hay en la familia, donde todos son amados por ser quienes son, porque son "un ser especial". Es especial Gio, que tiene síndrome de down, pero también Jack, y sus hermanas, y sus padres, porque ser amados, y también amar, les hace ser especiales.
Jack y sus padres vigilan a Gio a cierta distancia... amar también es, a veces, vigilar dejando espacio
Proteger, sanar... y dejar volar
Hay una escena en que toda la familia espía a Gio en su primer día de ir solo por la calle desde el colegio. Ellos quieren protegerle. Pero la canción de Battiato avisa: "te protegeré de los miedos a la hipocondría". Es Gio quien demuestra que puede arreglarse bastante bien, que Gio también puede sanar a los demás.
Quizá la escena más profética de la película se da cuando Jack es considerado por todos -especialmente por la sociedad, puritana de un nuevo puritanismo- como un malvado nazi que desprecia a su hermano (cuando en realidad sólo quería "ser molón" para ligar). Entonces, Gio es capaz de usar el símbolo más maligno y convertirlo en un signo de amor sincero e inocente en apoyo a su hermano. Eso demuestra su gran poder, que va siempre ligado al perdón.
Llegará el momento de la confesión, porque nada hay oculto que no llegue a saberse: Jack acaba reconociendo los líos en los que se ha metido
"No seas rencorosa", el poder del perdón
No parece casualidad que sea Gio quien dice a Arianna, la comunista vestida de mendiga: "no seas rencorosa". ¿Quizá porque el resentimiento y el rencor son la clave de esta ideología? Necesitábamos un inocente para proclamarlo.
La película es divertida, avanza a buen ritmo y cuenta una historia de adolescentes que gustará a mayores, niños y adolescentes. El mazazo inicial de saber que el niño es síndrome de Down lo asumen los padres con sencillez, constancia, amor y unidad.
Los ritos y trucos familiares, las reuniones, la necesidad de equilibrar entre logística y vida real, siempre estarán ahí, pero todo al servicio del amor familiar, que es auténtico.
Es el tipo de película que hoy, tras meses de confinamiento por la pandemia, muchos pueden entender mejor.
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