La vida de Edith Stein bien podría ser el guion de una película de Hollywood. Nació en 1889 en el seno de una familia judía en Alemania y en 1935 tomó el hábito del Carmelo adoptando el nombre de Teresa Benedicta de la Cruz. Junto con su hermana Rosa fue conducida a un campo de concentración, por su condición de judía. Fue asesinada en la cámara de gas.

En 1998 la canonizó San Juan Pablo II y la Iglesia la celebra el 9 de agosto. 

Su vida estuvo siempre definida por un deseo de servir a los demás en una época marcada por la barbarie. Firme defensora de los derechos de la mujer, fue una de las intelectuales más notables de su tiempo. Su obra recupera un hálito de humanidad y de afecto por el otro, en una sociedad definida por el individualismo, la búsqueda del interés propio y de satisfacciones efímeras, que son fruto de la falta de referencias identitarias sólidas y del egocentrismo narcisista imperante.

Pedro José Grande Sánchez (Madrid, 1976) profesor de la Facultad de Filosofía en la Universidad Complutense de Madrid ha escrito un libro sobre la santa alemana que se titula: Edith Stein, servir a la humanidad (Vozdepapel Premium). Ha sido investigador visitante del Archivo Edith Stein (Köln), y sus trabajos están dedicados, sobre todo, al pensamiento filosófico, donde destaca su interés por la "Escuela de Madrid". Con él charlamos.

Edith Stein, servir a la humanidad, de Pedro José Grande Sánchez, se puede conseguir en librerías religiosas (unos 14 euros). 

- De Edith Stein se habla mucho pero ¿se la conoce tanto?

- Edith Stein fue una filósofa que vivió en la primera mitad del siglo XX. Llegó a ser la primera mujer en Alemania en hacer un doctorado en Filosofía y nada menos que con Husserl, autor de las Investigaciones Lógicas y fundador de la Fenomenología. Además, sintió la llamada de Dios, de un modo radicalísimo, lo que le llevó a convertirse al catolicismo y, posteriormente, a abrazar la vida consagrada y de clausura en las Carmelitas Descalzas.

»Sufrió la cruz y contradicción en su carne y alma por ser fiel a la Verdad. Ahora bien, no sabría decirle si se habla mucho o poco de ella, me inclino a pensar más bien por lo segundo. En todo caso, de lo que no me cabe duda es de que su pensamiento sigue siendo, en términos generales, no muy conocido.

- ¿Qué novedades podemos encontrar en este trabajo respecto a otros ensayos sobre la figura de Stein?

- Mi deseo con este trabajo es que se hable un poco más de Edith Stein y que su pensamiento pueda conocerse un poco mejor. Por otro lado, no hay que olvidar que la filósofa se convirtió, sin pretenderlo, en una mística. Pues bien, esto es lo que se puede encontrar en este pequeño libro publicado por Voz de Papel Premium, dicho sea de paso, bellísimamente editado.

Edith Stein (de blanco, con libros), con compañeras estudiante en 1913. Ella tenía 22 años. Fue la primera mujer alemana en doctorarse en Filosofía.

- ¿Qué aporta su trabajo a lo ya dicho sobre su vida y obra?

- Bajo mi humilde opinión, lo que he intentado mostrar es una perspectiva diferente de su vida y obra. La trayectoria de una joven que vive alejada de Dios y que se interesa por la filosofía. Se trata de un trabajo que indaga y profundiza en sus raíces vitales e intelectuales antes de su conversión.

- En su libro hay tres partes muy bien diferenciadas y un aparato bibliográfico muy detallado. ¿Podría hablarnos brevemente de esta estructura?

- Mi deseo es incitar, abrir horizontes, para que los lectores que así lo deseen, puedan seguir caminando con Edith Stein. Por eso, el trabajo se abre con una cronología detallada sobre su biografía, una segunda parte que es un ensayo dedicado al problema de la empatía y, por último, una selección de 154 textos breves, entresacados de sus cartas y autobiografía, que, sin duda, son, como digo en la introducción, el auténtico tesoro de este pequeño trabajo.

- Pero, ¿por qué son tan importantes esos textos?

- Muchas veces nos perdemos en la lectura de ensayos sobre autores y, al final, dejamos de leer a los auténticos protagonistas que son los pensadores que nos interesan. Además, estos pensamientos son consideraciones espirituales, absolutamente extraordinarios, de los que estoy convencido constituyen el mejor ejemplo para entender lo que significaba la empatía en la vida de Edith Stein.

- ¿Por qué el subtítulo: “Servir a la humanidad”?

- Precisamente, por esto, porque en sus textos, que es lo que nos queda como testimonio de su vida, se trasluce una vida de servicio a los hombres y mujeres de su tiempo que resulta fascinante. El amor y la verdad se necesitan recíprocamente para servir a la humanidad. Pero no como una construcción teórica o abstracta.

»Para Edith Stein lo extraordinario de la vida sucede ante nuestros ojos cada día sin excepción y no nos damos cuenta de ello. Así es el misterio y la grandeza del amor de Dios. La cuestión es que ella quiso impregnar toda su vida y de la de todos los que la rodearon de este gozo inmenso que es el amor. El mundo podría ser mejor si cada uno de nosotros nos comprometiésemos radicalmente con el cuidado del otro.

- La empatía en Edith Stein forma parte de su estudio. ¿Puede explicarnos por qué la filósofa se interesó por el estudio de la empatía?

- Lo intento explicar en la segunda parte del libro. Digamos que lo que siempre le interesó a Edith Stein fue la persona, y la empatía es un instrumento fundamental para llegar a conocerla. Y lo que sucedió es que tan pronto como comenzó a profundizar en el estudio de la persona, se dio cuenta de que la cuestión de Dios resultaba esencial para poder entenderla.

Edith Stein ya como monja carmelita, con el nombre de Teresa Benedicta de la Cruz.

- ¿Edith Stein feminista? ¿Se trata de una etiqueta para vender más hoy o realmente fue una mujer comprometida con el feminismo?

- Hoy existe una inflación de esta etiqueta. El feminismo actual nada tiene que ver con el movimiento por el que muchísimas mujeres, como Edith Stein, lucharon a lo largo de la historia. Como dije nada más empezar la entrevista, ella fue la primera mujer en recibir un doctorado en Alemania en 1916. Hoy esto parece lo más normal del mundo, pero no así en su época. Su trabajo como asistente de Husserl no fue nada fácil. Y su brillante trayectoria académica se vio frustrada simplemente por ser mujer. No consiguió romper, como se suele decir, el techo de cristal, y no pudo acceder a una cátedra universitaria.

»Desde muy pronto fue una declarada feminista y, con el tiempo, se dio cuenta de que lo esencial de este asunto consistía en profundizar en una fundamentación antropológica. Edith Stein formó parte de la “Asociación de Profesoras Católicas” de Alemania, mujeres a las que les unía no sólo su interés por la educación y la cultura, sino también por la política. A partir de aquí nacieron sus numerosos trabajos (escritos y conferencias) dedicados a la formación de la mujer y a su vocación específica.

Pedro Grande Sánchez busca divulgar el pensamiento de Edith Stein en un libro de pequeño tamaño.

- Su entrada en el Carmelo. ¿Es fruto de una conversión radical o es la culminación de un camino vocacional?

- Edith Stein decía que todo depende en nuestra vida de ir comprendiendo cuál es la voluntad de Dios. Cada vida es un camino único e irrepetible. ¿Conversión radical? Para cualquier cristiano cada día supone una “conversión radical”. Ella tuvo la gracia de saber discernir que su camino de santificación para amar y servir –camino al que, por otro lado, estamos llamados todos los cristianos– se encontraba en el Carmelo.

- Podemos hablar de Stein, junto con Etty Hillesum, de las místicas mártires del siglo XX. Ambas son judías convertidas al cristianismo.

- En efecto, tanto Edith Stein como Etty Hillesum, autora por la que también me he interesado mucho, descubrieron existencialmente que quien busca la verdad, busca también a Dios, sea o no consciente de ello. Conocer la verdad no es algo superficial. La verdad no deja indiferente a quien la conoce. Transforma radicalmente a la persona.

»El cristiano es alguien para el que cada día se presenta como una nueva ocasión para llevar a cabo esta santificación. Ambas, “mártires del amor”, comprendieron que lo único importante en la vida es lo que ya había dicho Santa Teresa de Jesús: “Sólo Dios basta”.

(Publicado originariamente en marzo de 2023 en ReL)