Este pasado viernes se estrenó Pablo, el Apóstol de Cristo, la película cristiana que marcará la Semana Santa y que está presente en decenas salas de cine de España y de otros países. El filme está dirigido por Andrew Hyatt, un director católico, retornado a la fe hace unos años y que ya dirigió Llena de Gracia, y cuenta en el reparto con Jim Caviezel, que interpreta a San Lucas, lo que ya es una garantía.
Las críticas de medios católicos, como la realizada por ReL, son muy positivas pues refleja de manera muy acertada el mensaje de San Pablo y también el contexto de persecución que se produjo en tiempos de Nerón. A estas opiniones se suma también la del obispo de San Sebastián, José Ignacio Munilla, que destaca tres aspectos de la película en su página web En tí confío:
1.- El drama de la persecución de los primeros cristianos: Es el aspecto más evidente del film, hasta el punto de convertirse en un bello homenaje a los cristianos perseguidos de todos los tiempos.
2.- Aproximación a las Cartas de San Pablo: El diálogo central de la película tiene lugar entre Pablo y Lucas, el evangelista; y es el marco a través del cual se le introduce al espectador en numerosos pasajes de los textos paulinos. Estamos ante una película que suscita el deseo de acercarse personalmente a la lectura de las Cartas de San Pablo. Solo por ello, merece la pena el esfuerzo realizado.
3.- Invitación al encuentro con Cristo: Quizás sea el aspecto menos evidente de la película; pero, en mi opinión, el más importante. En la persecución suscitada por Nerón tras el incendio de Roma, y una vez que San Pablo ha sido apresado y está a la espera de ser ejecutado, los cristianos se encuentran desconcertados y suspiran por un liderazgo. La presencia de Lucas es un alivio, pero no una solución, ya que este evangelista no había conocido personalmente a Jesucristo…
En efecto, la primera comunidad cristiana de Roma buscaba el consejo y la guía de Pablo; porque, a diferencia de ellos, él sí que había tenido un encuentro personal con Jesucristo. Lucas es enviado a la cárcel a pedir consejo a Pablo sobre qué debe de hacer la comunidad cristiana que vive en la clandestinidad. Confían en que Pablo, el hombre que se encontró con Cristo, tendrá una palabra oportuna de discernimiento sobre cómo proceder. La sorpresa es que Pablo no les dice lo que deben hacer, sino que les invita a discernir desde el encuentro personal con Jesucristo.
De esta forma, Pablo, el hombre al que Cristo salió al encuentro, se convierte en el guía hacia el encuentro personal con Jesucristo al que estamos llamados todos los cristianos. Ciertamente, es una película muy recomendable, plenamente fiel a la figura de San Pablo.
Por cierto, es llamativa la cantidad de producciones cinematográficas de temática religiosa que están viendo la luz en el momento presente. ¿Será acaso un indicio de que el fenómeno de la secularización no consigue ahogar el sentimiento religioso del hombre contemporáneo? Lástima que alguna de las películas producidas diste mucho de la fidelidad al mensaje evangélico, como es el caso de la “María Magdalena”.