El 2 de marzo se estrena en España la película El caso de Cristo, basada en la historia real de Lee Strobel, un periodista ateo del Chicago Tribune que en 1980 decidió investigar la realidad sobre Jesús y los Evangelios para intentar quitar la fe de su esposa, conversa reciente. Lee hizo lo que hacen los periodistas: entrevistar a expertos, en concreto a 13. Le dedicó un año y medio al tema. 

Para su asombro, llegó a la conclusión de que se necesitaba más fe para negar la Resurrección y los testimonios conservados que para aceptar la propuesta cristiana. Su libro El caso de Cristo apareció bastante más tarde, en 1998, y con sus continuaciones y ediciones para niños y estudiantes suma 14 millones de ejemplares vendidos. 


Los actores Mike Vogel y Erika Christensen... y el verdadero matrimonio Strobel


La película, distribuida por PureFlix, que ya pasó por más de 1.200 salas de cine en Estados Unidos en 2017, es muy fiel a los hechos reales. Dice Lee Strobel, que hoy es pastor evangélico, que en sus 112 minutos, la película sigue los hechos "al 80 u 85%".

La película es completamente profesional y de buen ritmo, y menos "predicadora" que otros filmes cristianos como "A prueba de fuego". Hace un gran trabajo recuperando el estilo de 1980, con sus camisas, peinados, patillas y bigotes, sus "buscas" que pitan y la gente buscando cabinas telefónicas.



Lee usará técnicas de periodista (de los de antes) para investigar a Jesús: tiempo, muchas fuentes, entrevistar expertos, hacer mil preguntas, juntar datos en un panel

La historia engancha porque juega con tres tramas: 

- Lee como periodista que investiga un caso criminal de policías y asesinos
- Lee como periodista que investiga "el caso de Cristo" 
- y, en paralelo, los problemas de pareja de Lee y su esposa Leslie. 


Lee Strobel tenía problemas con el alcohol y estaba muy molesto con la conversión de Leslie al cristianismo. Cuanto más se tensa la situación en la casa de los Strobel, más emocionante se pone la película. Hay una escena la vez íntima y estremecedora -que sucedió de verdad- en que él le dice a ella que no piensa seguir en casa si en dos años "seguimos teniendo esta conversación". Y el tema de la conversación es: ¿y si de verdad Jesús resucitó y Dios nos ama?

"¿Quién es Jesús?", pregunta la hija de Lee. "Es como los cuentos de hadas, ¿recuerdas?, pero nosotros creemos en lo que se puede tocar", responde él. 



"Si tu madre dice que te quiere, compruébalo", dice el cartel de la redacción del Chicago Tribune

Pero ¿de verdad es un cuento de hadas? Un amigo escéptico, periodista investigador, que le deja el libro de 1927 de Bertrand Russell Por qué no soy cristiano, le comenta que la clave es la Resurrección. "Investiga los hechos, síguelos", le dice.

En la redacción del periódico un gran cartel proclama: "Si tu mamá dice que te quiere, ¡compruébalo!" Es el mismo periodista que proclama: "Contra la superstición y la tiranía, ¡hechos!" 


Lee Strobel centró su investigación en 3 grandes campos:   

- ¿Son fiables los testigos y los documentos que nos han llegado? ¿Qué dice la arqueología y la historia sobre Jesús y su historia?  

- ¿Creía Jesús ser Dios? ¿Estaba loco

- ¿Y si no murió? Quizá mataron a otro, quizá quedó solo malherido. ¿Y si murió y robaron el cuerpo?

En la vida real, ninguno de los 13 expertos a los que acudió Lee Strobel era católico. Casi todos eran eruditos historiadores y académicos protestantes más bien conservadores. En la película Lee acude a un sacerdote católico, que antes era arqueólogo. Le habla de cómo el Nuevo Testamento es el libro de la Antigüedad mejor conservado y transmitido, con más copias y versiones antiguas. También le muestra en su parroquia una reproducción de la Sábana de Turín, no como prueba, sino como imagen: estamos hablando de Cristo en una película y se necesita alguna imagen de Cristo. Son concesiones al espectador católico. 



"Quiero que los de tu iglesia dejéis en paz a mi mujer, le habéis lavado el cerebro"; Lee se pone muy agresivo con los cristianos

Hay también un guiño al famoso debate (que en realidad fue en 1985) entre el apologista Gary Habermas y el filósofo ateo Antony Flew (que se convertiría en deísta en sus últimos años). El debate dio origen al libro "¿Resucitó Jesús?" (Did Jesus Rise from the Dead? The Resurrection Debate; Harper & Row). En la película un contertulio se ríe de Dios, "ese amigo cósmico invisible imaginario". Pero Habermas se centra en la fiabilidad de los testigos: más de 500 vieron a Cristo resucitado (como escribe San Pablo en el año 57 en 1Corintios, estando aún vivos los testigos de la época), no tenían razones para mentir, no tenían razones para morir por una mentira... (Aquí uno de sus estudios divulgativos en español sobre el tema).

- Pero usted se apoya en la fe para mitigar su dolor -dice Lee al apologista.

- Que mitigue mi dolor no debilita el argumento. Uno puede odiar o amar los mosquitos, pero eso no influye en su existencia y actividad -responde el Habermas de la película.

Lee Strobel señala en la vida real que en su libro e investigación era él mismo quien realizaba a conciencia el papel de escéptico. 


Otro momento interesante es cuando acude a una psicóloga agnóstica (en la vida real era un psicólogo evangélico) que le certifica que nada en los textos evangélicos muestra que Jesús tuviera problemas mentales de ningún tipo y que no existen las alucinaciones contagiosas. Eso sí, el propio Lee sí tiene problemas con su padre, al cual no ha sentido cercano. Cosa que sucede, dice la psicóloga, con grandes promotores del ateísmo moderno: Sartre, Nietzsche, Marx, Freud... (Esto lo explica bien aquí Carlos Marmelada en El Dios de los Ateos).  

Respecto a la teoría de que Cristo no fue crucificado ("como creen mil millones de musulmanes", dice un médico forense en la película) no se sostiene, y mucho menos que no muriera: los brutales efectos médicos de la flagelación y la crucifixión bastan para demostrarlo. Y el líquido que sale del lanzazo indica a la medicina moderna que Jesús ya había muerto por asfixia.

- Pero los verdugos de Jesús no eran médicos profesionales -objeta Lee.
- Pero sí eran asesinos profesionales. Y el castigo por hacer mal su trabajo era sustituir al condenado en la cruz -responde el médico. 

  
Todas estas investigaciones se entrelazan en la película con el problema sentimental -y alcohólico- creciente en casa de Lee. Hay una escena en que grita y rompe cosas ante su hija pequeña, que sucedió en la vida real. Y una y otra vez insiste en ver a Cristo como un rival masculino, "tu nuevo novio", regaña a Leslie. 


Al final, hay pruebas suficientes como para mostrar que el cristianismo no es un cuento de hadas. Pero ¿cuánta evidencia se necesita para decir "esto es irrefutable"? ¿Y cuándo nos autoengañamos aplazando la decisión durante más y más tiempo? Pero Lee era periodista y, al final, un periodista ha de publicar lo que tiene, hay que tomar decisiones. "Nunca la evidencia es concluyente... pero hay que seguir los hechos", reflexiona.  

Además, decir "sí" a la propuesta cristiana implica una apuesta, un salto, una decisión faltando datos (que siempre faltarán); pero decir "no" a la propuesta cristiana también es una decisión en la que también faltan datos: la increencia es también una apuesta, y no más razonable. 

Y hay un hecho que Lee admite: el amor transforma a las personas. También el amor de Dios. Una vez se sana su relación con su padre, puede ver que el amor de Dios brilla también en su esposa. Y eso ilumina todo con otra luz. 




Arriba, el verdadero Chicago Tribune de 1980; abajo, la recreación que se hace en la película


Aunque la eclesiología del final de la película es claramente protestante, la película es muy respetuosa tanto con los distintos tipos de cristianos como con los espectadores con dudas o escépticos. Anima, eso sí, a investigar y buscar la verdad, a reunir los hechos centrándose en el tema clave: Jesús. El sótano con pizarras, diagramas y fotos donde Lee cuelga sus resultados lo simboliza.

"Si el cristianismo no es verdad, nada es importante; pero si es cierto, es de la máxima importancia", dice un personaje, citando a C.S.Lewis. 

Esta película tendrá un largo recorrido. Sus protagonistas, Mike Vogel y Erika Christensen, actúan realmente bien y emocionan. Participan además veteranos del cine como Faye Dunaway, Robert Forster o Brett Rice. 

El estilo de fotografía es amable y luminoso, y el montaje de clásico y eficaz, nada que pueda caducar. Al presentarse casi como un drama romántico de época (época post-hippy, en nuestros días de nostalgia ochentera) envejecerá bien y llegará a un público amplio. La trama intelectual se desvela como un misterio de thriller y encaja bien con la romántica. Y probablemente animará a muchos a seguir investigando "el caso" de Jesucristo, su tumba vacía, su cadáver que nadie reclama tener.