Rezar una poesía a Dios a la vez que se le recita una oración, es lo que han venido haciendo judíos y cristianos a lo largo de la historia gracias a los Salmos. El mismo Jesús los recitó durante su vida. Pero, ¿quién compuso estos bellos textos, cuál es su origen y qué utilidad tienen hoy en día?
Índice de temas sobre los Salmos
-¿Qué son los Salmos?
-¿Quién los compuso?
-¿Dónde se encuentran en la Biblia?
-¿Qué títulos tienen?
-¿Cómo se clasifican?
-¿En qué consiste el salterio?
-¿Qué papel han tenido los Salmos en la cultura?
-¿Qué importancia tienen hoy?
-¿Qué son los Salmos?
Los Salmos, del latín "psalmus", que significa "cántico acompañado de arpa", son un conjunto de textos breves de alabanza a Dios y en forma de poesía que son parte de los llamados Libros Sapienciales del Antiguo Testamento.
Aunque el origen de la literatura salmódica se remonta a culturas como la sumeria, asiria, o egipcia, los Salmos de la Biblia que hoy conocemos nacen, probablemente, de una serie de cantos litúrgicos empleados en Jerusalén en el período del Segundo Templo.
Con el paso de los siglos estas composiciones se fueron enriqueciendo con oraciones personales, lamentaciones colectivas, Salmos de acción de gracias, escatológicos, loas a la realeza o, incluso, salmos didácticos.
Desde hace siglos estos rezos poéticos o poesías rezadas forman parte de la oración diaria de millones de cristianos: religiosos, sacerdotes, diáconos y laicos... Y, sobre todo, estuvieron presentes en la oración personal del propio Cristo. Así lo recoge la Biblia, cuando Jesús utiliza, precisamente, un Salmo para expresar el sentido de su misión al venir al mundo: "Aquí estoy, he venido como está escrito en la ley: para hacer tu voluntad" (Sal 39, 8-9). Y a la hora nona, estando crucificado, Jesús rezó las primeras palabras del salmo 22: "Dios mío, ¿por qué me has abandonado?".
-¿Quién los compuso?
El autor más destacado en la composición de este tipo de piezas es el rey David, al que se le suele representar acompañado con un arpa característica del rezo de los Salmos. La tradición que une a David con la música es tan fuerte que incluso el profeta Amós, 300 años después, habla de él como un "inventor de instrumentos musicales" (Amós 6:5). Se cree que el monarca, ascendente del propio San José, compuso 73 de los 150 Salmos que tiene la Biblia.
Entre el resto de autores de los Salmos se encuentran levitas anónimos (miembros de la tribu de Leví, encargados de los servicios en el Templo de Jerusalén) a los que se les atribuye 50 composiciones, pero, también, se cree que el propio Moisés llegó a componer el Salmo número 90.
-¿Dónde se encuentran en la Biblia?
Los Salmos están recogidos en el Libro de los Salmos, perteneciente a los Libros Sapienciales, y dividido a su vez en cinco colecciones:
Libro Primero, Salmos del 1-41.
Libro Segundo, Salmos del 42-72.
Libro Tercero, Salmos del 73-89.
Libro Cuarto, Salmos del 90-106.
Libro Quinto, Salmos del 107-150.
La numeración de los Salmos es diferente en el texto hebreo que en la Biblia griega, por ello primero se transcribe el número en hebreo y entre paréntesis se coloca el número griego.
-¿Qué títulos tienen?
La mayoría de los Salmos contienen un título en el que se ofrecen datos sobre los instrumentos musicales empleados, o incluso del uso de melodías. Hay también en los títulos algunas indicaciones sobre el momento en que se debían usar estas composiciones, ya fuera en peregrinaciones, para la celebración de la dedicación del Templo o para el sábado, entre otros.
Finalmente, algunos Salmos incluyen en los títulos una explicación del momento en el que se habrían compuesto: la huida de David ante Saúl, el arrepentimiento tras la muerte de Urías, la guerra con Absalón…
La mayoría de los Salmos fueron compuestos por el rey David.
-¿Cómo se clasifican?
Resulta muy complejo separar los Salmos por categorías, ya que es muy grande la variedad de géneros o posibles clasificaciones. Una de las formas más comunes para distinguir entre unos y otros es si la composición tiene un origen personal o comunitario. Sin embargo, hay casos en los que el Salmo corresponde a la plegaria de un rey o de un sacerdote, por lo que se trataría de una oración colectiva. Otro tipo de clasificación sería las diferentes formas que utilizan de dirigirse a Dios, ya sea con la fórmula de Yahveh o con la de Elohim.
Sin embargo, existen algunas características comunes que bien podrían agrupar a los Salmos:
Los himnos: cantos de alabanza, de glorificación desinteresada, que no contienen peticiones o ruegos. Comienzan por una invitación a la alabanza y en el desarrollo se ofrecen los motivos por los que Dios ha de ser glorificado. Algunos tratan de la Creación y otros, por ejemplo, de la historia del pueblo de Israel. La redacción es casi siempre impersonal, lo que facilita su uso litúrgico.
Las súplicas: prima el ruego personal sobre el colectivo. En general todos son una respuesta religiosa a las desgracias y la persecución de los enemigos. Normalmente desembocan en un reconocimiento de que por las propias fuerzas el orante no puede salir de tal situación y que le resulta imprescindible la acción de Dios. Algunos ejemplos son "Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?", Miserere y De profundis.
Salmos de acción de gracias: en este apartado los hay tanto de oración colectiva como de plegaria personal. La introducción es muy semejante a la de los himnos, a la que sigue una narración de los motivos para dar gracias y se añade una oración de súplica. Concluyen con la acción de gracias propiamente dicha y actos de confianza en el poder de Dios.
Salmos reales: algunos hablan sobre el rey de Israel y otros muestran la realeza divina. Inicialmente fueron usados para la consagración de reyes o para ceremonias reales, con la caída de la monarquía son reutilizados en sentido mesiánico. Algunos de los más representativos son el Salmo 2, el 45, el 47 o el 93.
Cánticos de Sion: se trata de Salmos que cantan las glorias de Sion. Recuerdan los diversos momentos de la presencia de Dios con su pueblo, desde el diálogo con Moisés pasando por el Arca de la Alianza y hasta llegar al Templo de Jerusalén.
Salmos didácticos y Salmos de sabiduría: se trata de composiciones destinadas a la enseñanza y se caracterizan por elementos formales que ayudan a hacerlos más didácticos y memorizables: como seguir un orden alfabético en la primera letra de algunos versos. Suelen tratar de la Ley Judía.
Algunos estudiosos defienden que podría haber otras categorías añadidas a estas últimas, como las de Salmos mesiánicos, de profecía, de maldición, o Salmos mixtos, es decir, que tienen formas o contenidos propios de los diversos géneros mencionados anteriormente.
-¿Los salmos son rezados por los cristianos?
Los cristianos rezan diariamente también los salmos, especialmente a través del salterio. La palabra salterio tiene, principalmente, dos acepciones que están muy relacionadas entre sí. La primera hace referencia al instrumento de cuerda pulsada, con el que, muy probablemente, se acompañaran los Salmos, y la segunda se refiere al libro donde se recogen estas mismas composiciones líricas de carácter sagrado.
Cabe destacar que en el siglo IX era el único libro litúrgico que podía pertenecer a un laico. Una peculiaridad que solo se vio alterada con la llegada en el siglo XIV de los Libros de Horas. Los salterios se utilizaron en diferentes momentos de la historia de la Iglesia para hacer recitaciones diarias, aparte de la misa, y los monjes y sacerdotes solían aprendérselo de memoria.
-¿Qué papel han tenido los Salmos en la cultura?
Los Salmos son, posiblemente, unas de las piezas literarias que más tiempo han acompañado a la cultura Occidental. Ejemplo de esa presencia e importancia es cómo la literatura y la música los han hechos suyos en muchos momentos y de muy diferentes formas. El Salmo Miserere, por ejemplo, alcanzará una gran relevancia cultural gracias a versiones de compositores como Giovanni Pierluigi da Palestrina o Gregorio Allegri. También es de destacar que muchos de los coros en La Creación, el oratorio de Joseph Haydn, y varios de los de El Mesías, de Haendel, están basados en Salmos.
Ya en una época mucho más reciente, en el siglo XX, Ígor Stravinski escribió una Sinfonía de los Salmos (1930) para coro y orquesta, y Leonard Bernstein compuso en 1965 los Chichester Psalms.
-¿Qué importancia tienen hoy lo Salmos?
El rezo de los Salmos ha sido algo muy importante para cristianos y judíos de todas las generaciones. Desde la época de los primeros cristianos, la lectura en pequeñas comunidades de estas composiciones ayudó a la consolidación de la fe a medida que se expandía la cristiandad.
Para la Iglesia los Salmos tienen tanta importancia que forman parte fundamental del Oficio Divino o Liturgia de las Horas. Un conjunto de oraciones, del que forman parte los Laudes (alabanza al amanecer) o las Vísperas (al anochecer), que la Iglesia ha querido que sea rezado en diferentes horas del día para consagrar por entera la vida a Dios. Católicos de todo el mundo, ya sean religiosos o seglares, siguen rompiendo en la actualidad los quehaceres diarios para alabar a Dios con el rezo de los Salmos.