El pasado martes, arqueólogos israelíes anunciaron el descubrimiento de docenas de nuevos fragmentos de los Rollos del Mar Muerto. Son los primeros hallados desde hace sesenta años, e incluyen textos griegos de dos de los denominados "profetas menores", Zacarías (8, 16-17) y Nahum (1, 5-6).
Fueron encontrados en la llamada Cueva de los Horrores, así denominada por los cuarenta esqueletos humanos hallados en ella en los años 70, junto a una versión griega de los doce Profetas Menores. Se supone que fueron escondidos durante el levantamiento judío de Simón Bar Kojba contra el emperador Adriano, entre los años 132 y 136.
Según declaró a Catholic News Agency el profesor John Bergsma, teólogo en la Universidad Franciscana de Steubenville, el hallazgo corrobora que "en tiempos de Nuestro Señor los judíos de Tierra Santa hablaban el griego e incluso rezaban y leían las Sagradas Escrituras en griego". Los textos están en ese idioma, salvo el nombre de Dios, representado en hebreo con el tetragramatón YHWH.
Las informaciones aparecidas hasta el momento, procedentes de la Autoridad de Antigüedades de Israel, destacan algunas pequeñas variaciones en los textos de los pergaminos respecto a las traducciones griegas conocidas, posiblemente errores de copia.
Texto bíblico formado con los nuevos trozos de pergamino hallados. Foto: Shai Halevi / Autoridad de Antigüedades de Israel.
"Hemos encontrado diferencias textuales sin paralelo con ningún otro manuscrito hebreo o griego", afirmó Oren Ableman, uno de los investigadores del hallazgo, según recoge Associated Press. En particular respecto a la Septuaginta o de los Setenta, traducción griega llevada a cabo en Egipto entre los siglos III y II a.C. y que fue la comúnmente utilizada en la Iglesia para el Antiguo Testamento durante cuatrocientos años.
Según Bergsma, la variaciones encontradas no afectan al canon de la Escritura y no es probable que cambien el sentido de ninguno de sus pasajes significativos. Y aunque haya algunas diferencias, "para los estudiosos de la Biblia, esto acrecienta las pruebas sobre el texto antiguo de las Escrituras que conocemos hoy". De hecho, el gran valor de los Manuscritos del Mar Muerto desde el punto de vista bíblico es la confirmación de la exactitud y precisión de las transcripciones medievales.
Los Manuscritos del Mar Muerto fueron descubiertos en 1947 por un pastor en una cueva del Desierto de Judea. Luego se descubrieron diez cuevas más con cerca de un millar de pergaminos, papiros y piezas de cobre datos entre los siglos III a.C. y I d.C. Posteriormente, en 2017 se encontró una duodécima cueva.