Antes fue sacerdote anglicano, ordenado en 1895, pero apenas un año después, viviendo en Egipto, entró en una humildísima capilla católica de barro y le pareció que estaba perfectamente integrada en el lugar, mientras que el anglicanismo, fuera de Inglaterra, le parecía algo artificial o trasplantado. Fue el inicio de sus preguntas sobre la Iglesia universal, la fundada por Cristo para todas las naciones.
El Papa Francisco ha citado varias veces su novela de ciencia-ficción o teología-ficción apocalítica Señor del Mundo, publicada en 1907, donde el Anticristo aparece como un político humanista, lleno de encanto, que seduce a todos hablando de lo que parecen ser elevados ideales, mientras la Iglesia aparece -a ojos del mundo- como algo casi residual de fanáticos despreciables.
Benson escribió 15 novelas, unos cuantos ensayos, la narración de su conversión al catolicismo (que causó sensación, porque era hijo del arzobispo anglicano de Canterbury y hermano de varios escritores populares) y bastantes cuentos.
Recientemente la BAC ha reunido en un solo tomo dos de sus antologías de cuentos de misterio, terror y aspectos numinosos con el título "Historias sobrenaturales".
Son cuentos que gustarán a quien disfrute del terror gótico o victoriano, de las narraciones de Artur Machen, de las ambientaciones nebulosas de Bram Stoker, incluso de las atmósferas opresivas de H.P.Lovecraft.
El prólogo de la edición, a cargo de Sergio López Moyano, que es también el traductor, explica en 30 páginas la vida y obra del autor y su relación con los temas sobrenaturales que le atraían a él personalmente y a otras personas de su familia. R.H. Benson era ortodoxo en su doctrina y papista en la Inglaterra más anglicana, pero como otras personas de su entorno sentía pasión por los temas de fantasmas y el espiritismo. Sin embargo, en su obra esos temas le sirven para combatir el materialismo descreído.
"Benson habla de Eucaristía, sacerdotes, Papas, sesiones espiritistas, posesiones, barcos fantasma, ángeles sanguinarios, materialización de espíritus, subconsciente espiritual, personalidades descarnadas, curaciones físicas por la fuerza del espíritu, etcétera. Desde un punto de vista católico, todo esto podría parecer confuso y podría llevar a catalogarlo como sincretista, si se lee la obra sesgadamente. por eso, es fundamental considerar que todas estas ideas aparentemente contradictorias se resuelven, o tienen su base, en la Encarnación de Cristo, hombre (materia) y Dios (espíritu en grado sumo)", explica López Moyano.
Para el autor inglés, "la fe se la disputan dos enemigos opuestos: la superstición y el racionalismo. El racionalismo mata la fe y la superstición la desboca y la saca de su cauce. Benson tiene claro que la religión tiene que consistir en un equilibrio adecuado entre lo humano y lo divino según la recta razón", escribe López Moyano.
La primera antología del libro se tituló "La luz invisible" y se publicó en 1903, siendo Benson un anglicano a punto casi de hacerse católico. El narrador de los cuentos es siempre el mismo, un anciano sacerdote -nunca se sabe si católico o anglicano- con una gran percepción para captar lo invisible, o lo sobrenatural. Son quince cuentos cortos, literariamente maduros, que se enmarcan más en lo fantástico sobrenatural que en el terror propiamente dicho.
La segunda mitad del libro son los 13 cuentos que se publicaron como "Un espejo de Shalott". Una serie de sacerdotes de distintos países que están en Roma deciden reunirse cada noche y contar, por turno, una historia sobrenatural que hayan vivido en primera persona.
Varios de estos cuentos y pasajes son espeluznantes y dan escalofríos. Hay exorcismos en las Antillas, hay presencias malignas en parajes rurales ingleses, hay historias de barcos misteriosos y de familias malditas... Estos cuentos de Benson varias veces se han publicado en antologías del terror clásico junto a otros de Poe o Lovecraft.
Precisamente como Lovecraft y Machen, Benson domina la técnica de construir horrores invisibles, terrores que los personajes sienten opresivamente sin llegar nunca a ser verdaderamente descritos, sin que la luz pueda mostrarlos como son. No es el microscopio ni lente alguna, sino la intuición y la razón, quien puede permitir a los personajes ver, hasta cierto punto, en esa oscuridad.
Los hermanos Benson en 1882 y un cuarto de siglo después, en 1907
El objetivo de estos cuentos es siempre el mismo: romper la falsa seguridad de quien cree vivir en un mundo de materialismo previsible, deslumbrados en la primera generación con alumbrado eléctrico. Lo espiritual invisible siempre está ahí, esperando, agazapado. "Velad, porque no sabéis ni el día ni la hora", es el mandato más realista.
Adquiera aquí en la BAC Historias Sobrenaturales, de R.H.Benson (336 páginas, 25 euros)
Sepa mucho más sobre Benson, su vida, obra y fe en este artículo de Joseph Pearce
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