El pasado 8 de noviembre el Papa Francisco se reunió con los seminaristas que estudian en el Colegio Ucraniano San Josafat de Roma y les explicó que él reza cada día con un pequeño icono ucraniano de la Virgen de la Ternura, una de las pocas cosas que se trajo de Argentina, un regalo que le hizo hace años quien hoy es el Arzobispo Mayor de los Greco-Católicos ucranianos, Sviatoslav Shevchuk, que entonces atendía a los fieles de este rito en Argentina.
Explicó que es una imagen “que conservo con especial veneración. Le rezo todos los días”. Y reveló que Shevchuk se lo regaló hace años “cuando estábamos en Buenos Aires. Cuando vine aquí, a Roma, pedí que me lo trajeran”.
Se llaman iconos “de la Ternura” (o en griego “eleúsa”) a las Vírgenes que posan con el Niño en brazos, cuando la cara del Niño toca tiernamente, confiado, a la de la Madre,que mira con mirada penetrante y quizá triste al espectador. A menudo, la Virgen señala con una mano al Niño, lo que lo convierte en un icono “odiguitria” (“la que señala el Camino”), porque Jesús es el Camino. Los analistas del icono siempre destacan de la Virgen sus ojos grandes, llenos de profunda pena e inmensa angustia por el destino de su hijo.
El icono clásico más famoso de este tipo es el que los rusos llaman Vladimírskaya, o de la Virgen de Vladimir. Al parece, fue pintada en Bizancio por encargo de la corte de Kiev, capital de la Antigua Rus, en el siglo XII (hoy en Ucrania). Pero en 1155, el príncipe Andréi Bogoliubski trasladó la capital a la ciudad de Vladímir, en el noroeste ruso, y se llevó el icono.
Andréi Bogoliubski, considerado santo por la Iglesia Ortodoxa, era hijo del fundador de Moscú, Yuri Dolgoruki (en español, Jorge Brazo Largo), y de su primera esposa, la princesa Ayepa, hija del khan de los kipchacos o cumanos. En el escudo de Moscú aparece San Jorge y el dragón por llamarse Jorge su fundador. Los kipchacos eran un pueblo turcoide de jinetes de las estepas que a veces colaboraban con los rusos y otras veces luchaban contra ellos. Fueron casi exterminados en el siglo XIII por la invasión mongola. Muchos de ellos llegaron a Hungría huyendo de los mongoles y se bautizaron para convivir con los húngaros, pero los mongoles llegaron pocos años después y exterminaron a casi todos.
Cuando en el siglo XV los rusos acabaron de expulsar a los tártaros de su territorio y Moscú pasó a ser la nueva capital, trajeron el icono de Vladimir al kremlin (es decir, la fortaleza) moscovita. Ante esta Virgen, como protectora del país, fueron coronados muchos zares y consagrados los Patriarcas. Desde 1930 el original se conserva en la galería Tretiakov de Moscú.
En 2013, como muestra el siguiente vídeo de RoneReports, Vladimir Putin, visitando al Papa Francisco en el Vaticano, le regaló otro icono de la Virgen de Vladimir.
(Publicado originariamente en el portal de noticias marianas www.carifilii.es)