El superior no duda en mostrar los claroscuros del fraile alemán, mostrando su cara más intransigente y destacando algunas de sus virtudes. “En cualquier caso, no cabe duda de que Lutero impulsó una verdadera crisis religiosa que trajo consigo la ruptura de la cristiandad occidental y sentó las bases no del secularismo, pero sí del proceso de secularización y del nacimiento de una nueva Europa”, afirma Alejandro Moral.
En su escrito, el prior general asegura que “la Orden de San Agustín, a la que perteneció Lutero, no tiene motivos para celebrar los 500 años de la Reforma pero sí para conmemorarlos”.
Moral asegura que lo conmemorarán con “serenidad” y resaltando los aspectos positivos que originó. Cita la “revalorización del individuo, la reforzada confianza en Dios, la centralidad de la Sagrada Escritura, el acercamiento de la liturgia al pueblo, el desarrollo del sentido comunitario, la sana laicidad, la necesidad de reforma entendida como retorno a lo esencial”.
Sin embargo, el superior de los agustinos añade que “no podemos eludir otra faceta menos grata: la que se refiere a su intolerancia”. De este modo, Alejandro Moral afirma que Lutero “utiliza expresiones mordaces contra quienes se le oponen, llegando a ser injurioso y grosero. Con frecuencia resulta vejatorio y ofensivo, llegando a la calumnia”.
Lutero era fraile agustino cuando se enfrentó a la Iglesia Católica
Por otro lado, el responsable del cisma “responde en términos agresivos a cualquier discrepancia. Para él no es posible la retractación porque no asume la posibilidad de equivocación o de error”.
Además, añade Moral, “es significativa su fijación en la figura del Papa, que va evolucionando desde el acatamiento reverente a la animadversión y el aborrecimiento, hasta desembocar en el odio de sus últimos años. Son verdaderamente tristes sus exagerados insultos y agresiones a la Iglesia de Roma (papista, según su particular terminología). Leer esos textos nos llena de dolor”.
En su descripción de la trayectoria de Lutero, entre otras cosas, el superior de los agustinos añade que “las consecuencias de la percepción luterana llevan a la negación del libre albedrío, a la innovación dogmática de los sacramentos, al rechazo de la misa como sacrificio, a la negación del sacerdocio ministerial, a la demolición del magisterio y de la jerarquía eclesiástica, a la demonización del papado”.
También recuerda que Lutero “se muestra sorprendentemente servil a los príncipes protestantes y se manifiesta un apasionado defensor del legítimo orden social y político, incluso a un alto precio. Su postura en la Guerra de los Campesinos (15241525) nos ofrece buena muestra de ello y constituye uno de los rasgos más discutidos del reformador. Como lo son también otros dos aspectos, presentes en Lutero, y que han proyectado su negra sombra en la historia de los últimos siglos: el nacionalismo y el antisemitismo”.
Puede leer AQUÍ la carta íntegra del prior general de la Orden de San Agustín
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