El Papa Pablo VI tenía redactadas dos cartas de dimisión dirigidas al colegio cardenalicio, para el caso de que alguna circunstancia le impidiese ejercer el pontificado. Lo ha confirmado el cardenal Giovanni Battista Re, de 83 años, antiguo prefecto de la Congregación para los Obispos.
"Pablo VI tenía dispuestas dos cartas de dimisión, me las mostró el Papa Wojtyla", declara el vicedecano del colegio cardenalicio a Piero Bonicelli en Arabarara, portal de información local de la región de Bérgamo, a los pies de los Alpes. La entrevista tuvo lugar en la casa natal de Re en Borno (Brescia).
Además de contar algunos detalles de su vida y formación, el purpurado hace una valoración personal de los Papas con quienes ha tenido mayor relación en su larga vida diplomática, iniciada en 1963 en la nunciatura de Panamá.
Dice de Juan XXIII que "tenía confianza en Dios y en los hombres"; de Pablo VI destaca su internacionalización de la Curia; Juan Pablo I le confió "que el papado era un peso demasiado grande sobre sus espaldas"; Juan Pablo II era "un gran hombre y un santo"; Benedicto XVI es "un gran teólogo, una persona dulce, con fama de duro pero no es así, es bueno y dulce y tiene una cabeza extraordinaria"; Francisco es "el Papa justo en el momento justo".
Joseph Ratzinger fue elevado al cardenalato por Pablo VI en 1977, tras designarle como arzobispo de Múnich.
Temor a dejar la Iglesia sin gobierno
En cuanto a las cartas de dimisión de Pablo VI, el cardenal Re precisó después a Andrea Tornielli en La Stampa que "eran dos cartas escritas a mano, no recuerdo exactamente la fecha, pero no se trataba del último periodo de vida del Papa Montini. Me parece que eran de finales de los años sesenta o de 1970. Pablo VI estaba preocupado por una posible futura incapacidad, un grave impedimento que no le permitiera desempeñar su ministerio, y por esto quiso prevenirse".
La segunda de las misivas estaba dirigida "al secretario de Estado pro tempore, es decir a su principal colaborador en ese momento, sin indicar el nombre", y según Re en ella el Papa le encargaba que insistiera ante el colegio cardenalicio para que aceptara su renuncia.
Según contó en su momento el jesuita Paolo Dezza (19011999), confesor de Pablo VI, al Papa Gianbattista Montini "le preocupaba pensar en una enfermedad que lo dejara sin capacidad para el trabajo, por el daño que haría a la Iglesia" quedar descabezada en caso, por ejemplo, de caer el pontífice en coma.
"Algo muy sabio", dijo el cardenal Ratzinger
Las cartas se encuentran en el archivo de la Secretaría de Estado, pero el secretario particular de Pablo VI, Pasquale Macchi (1923-2006) se quedó con una copia.
Ettore Malnati, vicario para el laicado y la cultura de la diócesis de Trieste y amigo personal del arzobispo Macchi, explicó a Tornielli que el contenido de ambas cartas también llegó a conocimiento del entonces cardenal Joseph Ratzinger.
Monseñor Ettore Malnati fue testigo de la reacción del cardenal Ratzinger ante la información.
"Recuerdo que monseñor Macchi me enseñó una vez las cartas con la renuncia preventiva de Pablo VI en caso de incapacidad. Y una vez habló de ellas en presencia del cardenal Joseph Ratzinger", dijo Malnati.
"Si no me equivoco con las fechas", continuó, "era octubre de 2003, y me encontraba con monseñor Macchi en la Plaza San Pedro para participar en el Ángelus rezado por San Juan Pablo II. En esa ocasión, el Papa anunció el nombramiento de un importante número de nuevos cardenales, entre los que había dos lombardos, el Patriarca de Venecia, Angelo Scola, y el presidente de la Administración del Patrimonio de la Sede Apostólica, Attilio Nicora. Cerca de nosotros, en la plaza, también estaba escuchando el anuncio del nuevo consistorio el cardenal Joseph Ratzinger, en esa época prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe".
Cuando concluyó el Angelus, Malnati y Macchi le acompañaron hasta su residencia en la Piazza della Città Leonina. Durante ese trayecto, el que fuera secretario de Estado de Pablo VI le habló a Ratzinger de las cartas, escritas para caso "de grave enfermedad" o "largo impedimento": "Eso es algo muy sabio que deberían hacer todos los Papas", comentó el futuro Benedicto XVI.