Al obispo y misionero franciscano Juan de Zumárraga (Durango, Vizcaya, 1476 - México, 1548) le han querido reprobar las izquierdas de su pueblo natal y los nacionalistas vascos acusándole de haber ido unas semanas al País Vasco como inquisidor en una investigación sobre brujas en 1527, unos meses antes de ser enviado por Carlo V a México.
En realidad, parece que durante esos meses no se ejecutó a nadie y que lo único que hizo Zumárraga -un hombre culto, devoto y humanista- fue solicitar al rey que enviara predicadores que supieran la lengua vasca para superar las supersticiones de los aldeanos. También en México sería un gran promotor de las lenguas locales, su impresión en papel y su difusión.
Zumárraga llegó a México en diciembre de 1528. Allí se encontró un panorama desolador. Los oidores (gobernadores y funcionarios de la Corona) y muchos de los españoles allí establecidos esclavizaban a los indios y cometían todo tipo de abusos contrarios a lo que la Reina Isabel la Católica había establecido en su testamento. Con subterfugios o descaro incumplían las Leyes de Indias de 1512 y aún no habían llegado las leyes Nuevas de 1542 ni existía la estructura del Virreinato que permitiría a la Corona un mejor control.
Fray Juan de Zumárraga (1468-1548) en un óleo de finales del siglo XVI de autor desconocido que se conserva en el castillo de Chapultepec.
Los encomenderos corruptos, con sus violencias y desprecios, no era ningún ejemplo de vida cristiana para los indios que Zumárraga intentaba evangelizar. Cuando Zumárraga intentaba impedir los abusos, oidores y encomenderos le amenazaban de muerte y le recordaban que un par de años antes, en 1526, el obispo de Zamora, Antonio de Acuña, había sido ejecutado con garrote vil por apoyar a los comuneros de Castilla. Ser obispo no daba invulnerabilidad.
Entonces, en 1531, se apareció la Virgen de Guadalupe, lo que originó una nueva sociedad cristiana que unió a españoles e indígenas, y el obispo Zumárraga fue el testigo del milagro de las rosas y la tilma con el indio San Juan Diego.
Este teaser de 'Tepeyac' representa el milagro de las rosas y la tilma a partir del minuto 0:45.
Es una historia compleja. ¿Cómo contarla en una película familiar de dibujos animados, para todas las edades? Ese es el reto de la película Tepeyac, que quiere difundir la hermosa historia de Guadalupe para el público familiar de todos los países.
Juan Ignacio Peña, el guionista e impulsor de Tepeyac, explica como la película se acerca a la figura del obispo Juan de Zumárraga.
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"En Tepeyac hemos tenido mucho cuidado con los personajes históricos. Nos hemos tomado algunas licencias visuales, para darles una fisionomía atractiva en dibujo animado. Pero hemos investigado sus historias", explica. Uno de los libros en los que se han basado es La verdad de Guadalupe, del padre Eduardo Chávez.
Bocetos del obispo Zumárraga en la película Tepeyac... era un franciscano de vida austera.
"Zumárraga era un hombre de Dios sincero y, además, era supermariano. Tenía un hábito dedicado a la Inmaculada. Quizá era la persona idónea para las apariciones. Sí, él ansiaba la intervención divina en México, pero cuando llegó, él pidió más pruebas a San Juan Diego y entonces llegó el milagro", cuenta el guionista.
"En la película hemos querido mostrar al obispo como muy afable, cariñoso y cercano a la naturaleza, porque quien ama lo pequeño, en la naturaleza, amará al ser humano. Así que lo hemos tratado con mucho cariño", explica el cineasta.
"¿Qué habría pasado si no se aparece la Virgen de Guadalupe? No sabemos, pero antes de las apariciones se estaba construyendo un México sobre la esclavitud y un abuso muy grande", añade.
Juan Ignacio Peña admira el papel de los misioneros en México desde su inicio. "Los doce franciscanos que llegaron antes de Zumárraga ya hicieron un trabajo impresionante en condiciones muy difíciles. Por su trabajo se convirtió, por ejemplo, San Juan Diego. Y trabajaban en un contexto contrario, porque lo que predicaban chocaba con lo que los indígenas veían hacer a otros españoles. Predicaban que Dios es un dios del amor, pero los indígenas veían que los encomenderos cometían atropellos ¡e incluso intentaban matar al obispo!"
"Hubo de verdad una conspiración de españoles para asesinar a Zumárraga, hasta ese punto les molestaba su defensa de los indígenas. Los indios lo vieron como un protector... y por eso los gobernantes locales hasta castigaban con pena de muerte que un indio acudiese al obispo", constata.
"Tenemos las cartas que Zumárraga escribió al rey. Hay una frase textual de una carta que usamos en la película: "Si Dios no pone remedio con su mano, esta tierra está a punto de perderse totalmente". Los gobernantes del momento en México intentaron por todos los medios bloquear las cartas del obispo dirigidas al Rey y lo consiguieron casi por completo. Solo un paquete de correspondencia de los que envió Zumárraga llegó a la Corte en España, en un barco capitaneado por alguien de su confianza. En la película recogemos como esos militares bloqueaban la correspondencia de Zumárraga", explica Peña.
Es un tema complejo de explicar en una película de dibujos animados pero el guionista cree que han encontrado el equilibrio. "Es una película pensada para unir, no para abrir heridas. Al principio poníamos su nombre histórico al general que abusa de los indios, porque realmente sí cometió grandes abusos. Pero luego quitamos el nombre. Siendo una película familiar, nuestro trabajo, pensamos, es ayudar a reconciliar y tender puentes de unión y amor. Si nos hubiéramos enfocado más en los abusos no sería una película familiar e infantil", explica.
Peña es un narrador de historias y tiene claro que al contar historias sobre otras épocas hay que hacer un esfuerzo por entender las épocas y sus personajes.
"Zumárraga y los franciscanos eran muy exigentes contra los dioses aztecas y los sacrificios humanos, evidentemente, y buscaban demoler esos altares. Pero en todas las otras áreas eran muy respetuosos con las culturas indígenas. Por ejemplo, respetaban el idioma. La historia de Guadalupe, relatada en el Nican Mopohua, se escribió originariamente en nahuatl, la lengua de los aztecas. Los misioneros respetaban todo lo que no ofendía a Dios, pero, evidentemente, los sacrificios eran incompatibles", añade.
"Zumárraga era un humanista de su época, un hombre culto. Tenía muy claro que los indígenas tenían alma y capacidad de razonar, algo que hoy nos parece obvio pero que en aquella época, y durante bastante tiempo, muchos lo negaron. Entre los clérigos hubo una minoría muy pequeña que también negaba la racionalidad de los indios, pero realmente pocos", apunta.
Juan Ignacio Peña, guionista e impulsor de la película Tepeyac, explica cómo han abordado los temas históricos, como la figura del obispo Zumárraga.
"Al juzgar la historia, es importante ser ecuánime y leer mucho. Pensemos, por ejemplo, que incluso en el siglo XX muchas personas no podían votar por su raza o su sexo en numerosos países. Imaginemos el siglo XVI. Al examinar la historia hay que ser humilde y hacer el esfuerzo de ponerse en la época y entender los hechos", insiste este guionista.
La película Tepeyac: apoyar que pueda contar su historia
Tepeyac es una película de dibujos de alta calidad y quedan unos 2 años para que llegue a los cines. Para lograr que llegue muy lejos y con buena calidad, se necesitan más fondos. Por eso, su productora, Tilma Films anima a todos los que aman la historia de Guadalupe y de la Virgen a colaborar con donativos en su cuenta de GoFundMe (aquí).
"En Tilma Films pedimos donaciones, pero también oraciones. Los artistas y empresarios del entretenimiento necesitamos la oración de muchos, y la generosidad de muchos, para hacer proyectos bonitos para Dios", explica Peña.
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