Cuando se habla de Paulina Sánchez del Río Nájera, la mayoría de quienes la conocen pueden pensar en la destacada empresaria del Hong Kong and Shanghai Banking Corporation, más conocido por sus siglas HSBC y por ser el quinto mayor banco del mundo.
Otros por ser la mujer del político español Javier Ortega Smith.
Pero tiene otra faceta más desconocida que hoy solo delata su apellido.
Por eso, cuando el 16 de octubre se canonizó al niño mártir cristero, San José Sánchez del Río, muchos ni si quiera reparaban en ella. Parecía "otra devota más" en el Vaticano. Sin embargo, "Joselito", el tío abuelo de la joven, tuvo -y tiene- gran presencia en "situaciones aparentemente sencillas" pero "demasiado casuales" de la vida de Paulina.
La empresaria de 42 años fue recientemente entrevistada por Mater Mundi precisamente sobre su tío-abuelo, cuya vida retrata el reciente estreno en cines de Mirando al Cielo.
Aquí encontrarás una reseña de la película.
Del Río, educada en la escuela laica de México donde "no se enseñaba nada de religión", recuerda que pasaron muchos años hasta que recibió sacramentos como la comunión o la confirmación.
Si Paulina conocía algo de la fe, era por su abuela materna, que trató de llevarla a misa desde que era solo una niña, enseñándole a rezar las principales oraciones como el avemaría o el padrenuestro.
También pasó mucho hasta que conoció la Cristiada -la contrarrevolución católica ante la persecución gubernamental-, durante la cual fue martirizado "Joselito" y que a su juicio "todo mexicano debería conocer".
Un oscuro episodio de la historia de México en el que murieron cientos de miles de personas por la persecución religiosa. Y, sin embargo, "no viene en los libros de historia", ya fuese la propia persecución, el asesinato de sacerdotes o como el gobierno "consideró que la Iglesia tenía tanto poder que había que eliminarla", destaca Del Río Nájera en referencia a este modo de obrar "erróneo e injusto".
"¡Es el hermano de nuestro abuelo!"
Hoy, recuerda su educación medio camino entre el oficialismo de "inculcar el respeto a los demás" y el laicismo que conlleva hechos como la eliminación de la propia historia o la pérdida en los jóvenes de hoy de la "valentía", del buscarse la vida desde muy temprano", de "la valentía" o del "valor de la palabra, que se inculcaba de generación en generación".
Pero en 2016 no había comenzado en Paulina aquel anhelo de una historia que prácticamente no conocía. Tampoco conocía aún que su tío abuelo era un santo.
Todo cambió en septiembre de ese año. Navegando por sus redes sociales supo por un primo suyo que José Sánchez del Río sería canonizado el 16 de octubre.
-¿Y esto?, le preguntó.
-Pues que Joselito es el hermano de nuestro abuelo Guillermo.
A ambos hermanos no les sonaba de nada, pues sus abuelos no les dijeron nada en la infancia. Solo así pudieron comenzar una investigación en torno al parentesco que concluyó en el mismo Vaticano, en la beatificación del joven niño cristero.
"Joselito lo cambió todo"
Desde entonces todo fueron casualidades. Paulina recuerda los días previos a la canonización, cuando sentada, se giró y vio un majestuoso cuadro de la Virgen de Guadalupe, regalo de los religiosos mexicanos al propio Vaticano, según le explicó el postulador de la canonización de Joselito.
Una vez comenzó la ceremonia, recuerda que lo que vivió allí "lo cambió todo".
"Lo que viví no lo volveré a vivir nunca en mi vida… Una emoción, una tranquilidad, una paz y una energía que nunca había vivido. Y creo realmente que no lo volveré a experimentar, no se explicarlo, fue único", relata.
Desde ese momento, admite que nunca se planteó "volver a dudar" en su vida. También empezaron a ocurrirle situaciones que le iban haciendo creer "cada vez más", que si bien eran "sencillas", también "demasiado casuales". Y en todos tiene que ver su tío abuelo, mártir y santo.
Entre ellos, recuerda que en el momento de la canonización estaba arrodillada, rezando y pidiendo la intercesión de "Joselito" por encontrar a la persona con la que compartir su vida. Su súplica no solo fue escuchada prácticamente de inmediato, sino que ya con su marido, cinco años después de su matrimonio, cayó en la cuenta de que la boda se celebró el mismo día de la canonización pero cinco años después.
Y no solo eso. La boda también tuvo lugar en plena pandemia, con una apretadísima agenda de sacramentos tanto en las iglesias como en las compañías gestoras del banquete.
En su caso, providencialmente, recibieron varias llamadas anunciando que el día previsto estaba totalmente libre, sin bodas antes ni después que la suya. Y estas dos solo fueron "pequeñas casualidades como muchas otras" que llevaron a Paulina a vivir "mirando al Cielo".
Lo que más valora de la película su sobrina nieta
Atención, ¡spoiler! Los siguientes párrafos contienen información sobre la película.
En torno a la película estrenada el pasado 29 de septiembre, Sánchez del Río destaca la valentía y la fe de su tío abuelo, cuando aún siendo un niño "salió a buscar al ejército cristero. No es que el ejército viniese a un pueblo y él se fuese con ellos, es que fue a buscarlos".
También recuerda el momento en el que escribe a su tía. "Le escribió a ella en vez de a su madre, porque no se vería capaz de escribirle [a esta], pero también porque querría tener la comunión sabiendo que iba a morir", explica.
Destaca también la emotividad de un guión que muestra tanto la persecución como el asesinato de los sacerdotes.
"El corazón se me rompió en mil pedazos. Cómo pueden matar a una persona simplemente por su fe. Me parece triste e impactante que lo hayan borrado de los libros de historia. ¿Y por qué han querido hacerlo?", se plantea.
En último lugar, tras rememorar como José Sánchez del Río ha cambiado la vida, recuerda la importancia de solicitar su intercesión y, especialmente, de darle las gracias.
"Además de pedirle hay que darle las gracias. Siempre que estoy en misa, además de mis peticiones, siempre doy gracias por la familia, la salud, el trabajo… gracias. Que nunca se nos olvida que hay que ser agradecidos", concluye.