Hasta hace no mucho era prácticamente imposible encontrar a un sacerdote joven vistiendo con sotana. Y aunque aún es bastante infrecuente, son cada vez más los que se deciden por esta prenda. También es cierto que la mayoría de los nuevos sacerdotes visten con clerygman y que tras una generación en la que gran parte de los religiosos decidieron vestir de calle sin identificarse como tales, la situación se está revirtiendo haciendo mucho más presente a la Iglesia.

Volviendo a la cuestión de la sotana, incluso es considerada como elemento para la evangelización. Así lo atestiguaba un sacerdote que decidió hacer el Camino de Santiago así vestido. Se convirtió en un imán y cientos de personas se le acercaron durante la peregrinación. Aprendió de esa experiencia y ahora evangeliza por las calles de Estados Unidos haciendo presente a la Iglesia en la calle vestido con sotana y su éxito es indudable.

¿Por qué ahora se está volviendo a usar sotana y no sólo el clerygman? Esta pregunta que se hacen mucho y que realizan precisamente a los jóvenes sacerdotes que deciden vestir con el traje tradicional.


Monseñor Charles Pope, sacerdote de la Archidiócesis de Washington y habitual columnista en diversos medios de comunicación norteamericanos, responde a esta pregunta desde su propia experiencia en un artículo en National Catholic Register.

“Me encanta la sotana. Es práctica, cómoda, te define y es un buen recordatorio para sacerdotes y laicos”, asegura este sacerdote.


Charles Pope reconoce que utiliza habitualmente la sotana pero que también hace uso del clerygman

Pope recuerda su interés por esta prenda cuando estaba recién ordenado. “Un sacerdote anciano en quien confiaba  se dio cuenta de que consideraba la sotana como práctica y sacerdotal. Él se divirtió con la ‘redención’ de lo que su generación creía que era una túnica poco elegante”. Y le explicó por qué una generación entera había roto con la tradición mandando la sotana al fondo del armario.

“A pesar de que no me reprendió por mi interés por ella, e incluso me animó, también me explicó por qué sus compañeros habían hecho eso. Dijo que en los días en los que estaba en el seminario prácticamente estaban pegados a sus sotanas. Lejos de ser elegante, una sotana pronto apestaba a sudor, le faltaban botones y estaba salpicada por manchas de comida. Los seminaristas fueron enseñados para usarla incluso cuando jugaban al baloncesto. Se duchaban y volvían a ponérsela todavía húmeda cambiándose sólo la ropa interior”.

Con esa explicación al menos, Charles Pope, dejó de estar “enfadado” con la generación anterior, pero él sigue siendo un defensor de la sotana tanto en el ámbito práctico como simbólico.


“Para mí la sotana es a la vez distintivo y eminentemente sacerdotal. Nadie más viste nada igual, salvo los estudiantes en su graduación o un juez de vez en cuando”, afirma este sacerdote, que considera que “un atuendo de sacerdote destaca en lugar de mezclarse. Él es diferente, sí, ‘raro’, y representa algo no sólo antiguo sino tan nuevo como para ser eterno”.

De este modo, Pope reconoce que lo que él llama ‘traje de negocios’ más común usado por los sacerdotes de hoy puede lograr esa identidad de “testigo” pero “es similar a la del traje utilizado por cualquier hombre que trabaja en una oficina, sólo que vestido entero de negro y con un cuello inusual”. “El color y el  alzacuellos dicen ‘cura’ pero para mí el traje me dice ‘oficina’”, afirma después de asegurar que “tiene demasiadas concesiones a la modernidad”. Y por ello llega a la conclusión de que en su opinión “el traje habla más del mundo de los negocios que de la fe y la vocación”.

En su defensa de la sotana, este monseñor también admite que “hay momentos en los que es más práctico usar el ‘traje de oficina’ y lo hago en esas ocasiones, pero a medida en que la ropa ayuda a hacer al hombre, me siento más sacerdotal cuando utilizo la sotana”.



“La gente a menudo me da las gracias por llevar la sotana, pero nunca nadie me las ha dado por llevar el traje. Esto me dice que la sotana significa algo especial para el pueblo de Dios”, defiende.

Y más allá del aspecto simbólico y religioso, Charles Pope habla de las razones prácticas por la cuales su uso es para él una “bendición”:


Cuenta que “sorprende a muchas personas cuando les digo que mi sotana es más fresca que el traje de oficina habitual. Sin proporcionar demasiada información, basta con decir que no tengo que usar un conjunto completo de ropa bajo la sotana”. Y asegura que la que utiliza es de “un material ligero, transpirable, y es deliciosamente fresca en comparación con el traje”.


“Nunca he sido fan de la ropa ajustada que está de moda hoy en día. La sotana, cuando se usa sin fajín, cuelga libremente en el cuerpo”, afirma este sacerdote.


Pope explica que “la mayoría de las sotanas tienen bolsillos profundos y anchos. Son casi como pequeñas alforjas y como la sotana es holgada los bolsillos llenos no son un problema”.


El tiempo y la facilidad para vestirse es también un elemento a su favor, según este sacerdote estadounidense. “No se necesita mucho tiempo para ponerse la sotana. No hay necesidad de ponerse una camisa de vestir, pantalones, cinturón, el clerygman, y buscar una chaqueta”. Con la sotana simplemente hay que subir los brazos y la gravedad hace el resto.