Santa Juana de Arco, conocida también como la doncella de Orleans o la “Pucelle”, es santa y también una de las grandes heroínas de Francia, además de una de sus patronas. Pero su figura ha sido una de las más controvertidas en la historia de la Iglesia debido a todas las vicisitudes de su vida. Su festividad se celebra el 30 de mayo, precisamente el mismo día en que fue quemada en la hoguera acusada de hereje. Asesinada en 1431 no sería hasta cinco siglos después, en 1920 cuando la Iglesia procedería a canonizarla.
Esta campesina jovencita, que murió con apenas 19 años, lideró ejércitos, logró batallas increíbles y logró la coronación del rey de Francia, Carlos VII. Una misión para la que fue llamada por Dios, a través de San Miguel Arcángel, que le habló cuando tenía 13 años para anunciarle la misión divina a la que estaba llamada.
Índice para conocer a Santa Juana de Arco
¿Qué son las voces de Santa Juana de Arco?
¿Por qué condenaron a muerte a Santa Juana de Arco?
¿Qué es la pasión de Santa Juana de Arco?
¿Dónde están los restos de Santa Juana de Arco?
¿Qué es el anillo de Santa Juana de Arco?
¿Qué es la triple donación del reino de Santa Juana de Arco?
¿Cuándo se declaró nula la condena a muerte a Santa Juana?
¿Qué vínculo une a Santa Juana de Arco con Santa Teresita de Lisieux?
Oración a Santa Juana de Arco
Letanías a Santa Juana de Arco
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¿Quién fue Santa Juana de Arco?
Benedicto XVI dedicó una catequesis a Santa Juana de Arco en la que aprovechó para hacer un semblante de esta joven santa y mártir. Así, explica que Juana nació en Domremy, una pequeña aldea situada en la frontera entre Francia y Lorena. Sus padres eran campesinos, conocidos por todos como excelentes cristianos. La espiritualidad de Juana era profundamente cristocéntrica y mariana. Desde su infancia demostró una gran caridad y compasión hacia los más pobres, los enfermos y todos los que sufren, en el contexto dramático de la guerra. Por sus propias palabras se sabe que la vida religiosa de Juana maduró como experiencia mística a partir de la edad de 13 años A través de la “voz” del arcángel san Miguel, Juana percibió que el Señor la llama a intensificar su vida cristiana y también a comprometerse en primera persona por la liberación de su pueblo. Su respuesta inmediata, su “sí”, fue el voto de virginidad, con un nuevo compromiso en la vida sacramental y en la oración: participación diaria en la misa, confesión y comunión frecuentes, largos momentos de oración silenciosa ante el Crucifijo o la imagen de la Virgen.
A comienzos del año 1429, Juana inició su obra de liberación. Los numerosos testimonios muestran a esta joven de sólo 17 años como una persona muy fuerte y decidida, capaz de convencer a hombres inseguros y desmoralizados. Superando todos los obstáculos, se encontró con el Delfín de Francia, el futuro rey Carlos VII, que en Poitiers la sometió a un examen por parte de algunos teólogos de la universidad. Su juicio fue positivo: no veían en ella nada malo, sólo a una buena cristiana. El 22 de marzo de 1429, Juana dictó una importante carta al rey de Inglaterra y a sus hombres que asediaban la ciudad de Orleans. Su propuesta era una paz verdadera, pero fue rechazada, y Juana tuvo que luchar por la liberación de la ciudad, que aconteció el 8 de mayo. El otro momento culminante de su acción política fue la coronación del rey Carlos VII en Reims, el 17 de julio de 1429. Durante un año entero, Juana vivió con los soldados, llevando a cabo entre ellos una auténtica misión de evangelización. Son numerosos sus testimonios acerca de la bondad de Juana, de su valentía y de su extraordinaria pureza. Todos la llamaban y ella misma se definiía «la doncella», es decir, la virgen.
Pero el 23 de mayo Juana fue traicionada y hecha prisionera por sus enemigos el 23 de mayo de 1430 siendo más tarde trasladada a Rouen, donde fue víctima de un juicio injusto y condenada a la hoguera, siendo finalmente martirizada el 30 de mayo de 1431. Un cuarto de siglo después se produjo un proceso de nulidad iniciado bajo la autoridad del Papa Calixto III, que declaró nula la condena por la que fue condenada a muerte, gracias a las declaraciones de los testigos y teólogos.
¿Qué son las voces de Santa Juana de Arco?
La joven Juana llamaba sus “voces” a las locuciones interiores que experimentó y en las que se le manifestaron el arcángel San Miguel, Santa Catalina de Alejandría y Santa Margarita de Antioquía. La primera manifestación de las voces tuvo lugar a los 13 años y haría referencia a la futura misión. En este anuncio, las misiones de Juana quedaron claras. Una misión terrena, coronar al Rey de Francia, y una misión sobrenatural, devolver el Reino de Francia al verdadero Rey y Señor, Jesucristo.
¿Por qué condenaron a muerte a Santa Juana de Arco?
A Juana, el pueblo francés le llamaba “la Pucelle”, “la virgencita” y veía en ella la doncella que Dios le enviaba para liberar a su pueblo. De hecho, la misión a la que fue llamada y que recibió en sus “voces” fue la de coronar al legítimo heredero del trono, Carlos VII, como rey de Francia. Así lo hizo y Dios bendijo todas sus empresas y las batallas que lideró pese a ser una adolescente y sin formación. Pero, por intereses políticos, Juana fue traicionada por los suyos y entregada en manos de los ingleses, que, tras un juicio inicuo, la quemaron como hereje el 30 de mayo de 1431. El proceso condenatorio se hizo bajo la apariencia de un juicio eclesial de obispos, sacerdotes, teólogos. Sin embargo, la condena estaba decidida de antemano: Juana debía ser quemaba como hereje y bruja. El objetivo era desprestigiarla y decir que, en vez de ser enviada de Dios, Juana invocaba a los demonios; y que de este modo los ingleses pudieran negar la intervención divina que confirmaba a Carlos VII como el legítimo heredero al trono de Francia. El proceso se saltó toda legalidad, con el triunfo de los motivos políticos que lo habían movido y no de la justicia ni de la búsqueda de la verdad y la gloria de Dios.
¿Qué es la pasión de Santa Juana de Arco?
La pasión de Juana comenzó el 23 de mayo de 1430, cuando fue hecha prisionera pors sus enemigos. El 23 de diciembre fue llevada a la ciudad de Rouen. Allí tuvo lugar -como explicaba Benedicto XVI en una pedagógica catequesis- el largo y dramático Proceso de condena, que se inició en febrero de 1431 y acabó el 30 de mayo con la hoguera. Fue un proceso grande y solemne, presidido por dos jueces eclesiásticos, el obispo Pierre Cauchon y el inquisidor Jean le Maistre, pero en realidad enteramente dirigido por un nutrido grupo de teólogos de la célebre Universidad de París, que participaron en el proceso como asesores. Eran eclesiásticos franceses, que al haber hecho una opción política opuesta a la de Juana, tenían un juicio negativo sobre su persona y sobre su misión.
Este proceso -admitía el Papa alemán- “es una página desconcertante de la historia de la santidad y también una página iluminadora sobre el misterio de la Iglesia. Es el encuentro dramático entre esta santa y sus jueces, que son eclesiásticos. Acusan y juzgan a Juana, a quien llegan a condenar como hereje y mandan a la muerte terrible de la hoguera. A diferencia de los santos teólogos que habían iluminado la Universidad de París, como san Buenaventura, santo Tomás de Aquino y el beato Duns Scoto, de quienes hablé en algunas catequesis, estos jueces son teólogos carentes de la caridad y la humildad para ver en esta joven la acción de Dios. Vienen a la mente las palabras de Jesús según las cuales los misterios de Dios son revelados a quien tiene el corazón de los pequeños, mientras que permanecen ocultos a los sabios e inteligentes que no tienen humildad. Así, los jueces de Juana son radicalmente incapaces de comprenderla, de ver la belleza de su alma: no sabían que estaban condenando a una santa”, añadió.
El tribunal rechazó, el 24 de mayo, la apelación de Juana al juicio del Papa. La mañana del 30 de mayo, recibió por última vez la santa Comunión en la cárcel e inmediatamente la llevan al suplicio en la plaza del antiguo mercado. Pidió a uno de los sacerdotes que sostuviera delante de la hoguera una cruz de procesión. Murió mirando a Jesús crucificado y pronunciando varias veces y en voz alta el Nombre de Jesús.
¿Dónde están los restos de Santa Juana de Arco?
De santa Juana de Arco no se conservan sus restos. Fue quemada viva en Rouen en 1431, entre cuyas cenizas apareció su corazón incorrupto. Sus verdugos, movidos por el odio, arrojaron todo lo que quedaba de ella al río Sena. Sólo un objeto se salvó: su anillo. Esta es la única reliquia suya que queda y se debe, paradójicamente, a que los que querían matarla se lo apropiaron.
¿Qué es el anillo de Santa Juana de Arco?
Sólo su anillo se salvó de la santa. Sus verdugos se lo arrebataron durante el juicio, pues la acusaban de utilizar esta joya para hacer brujería y ganar en el campo de batalla.. “Para Juana ese anillo era un símbolo del Cielo y de la tierra. Tiene inscrito en letras góticas su programa de vida: JHESUS-MARIA”, cuenta a Misión la hermana sor María de la Sagesse, SJM, especialista en esta santa. “Las reliquias son un tesoro para los católicos. El anillo no es Juana, pero la representa y tiene un poder de intercesión inimaginable. Dios hace milagros a través de este instrumento para invitarnos a profundizar en el misterio de la comunión de los santos”, añade. Actualmente, el anillo de Santa Juana se encuentra en el parque Puy du Fou de Francia, después de que Philippe de Villiers, su fundador, lo comprara en una subasta en Inglaterra para así lograr traerlo de nuevo a Francia. Desde entonces se han producido curaciones y conversiones inexplicables por intercesión de la santa a través de esta única reliquia que queda de ella.
¿Qué es la triple donación del reino de Santa Juana de Arco?
Uno de los aspectos más desconocidos, pero, sin embargo, fundamental para entender la misión de Juana es la triple donación del Reino. Tal y como explica la hermana sor María de la Sagesse, SJM, especialista en esta santa, “fue en ese momento donde reveló su misión sobrenatural: declarar a Jesucristo Rey de Francia, pues la liberación de Orleans y la coronación del rey estaban subordinadas a este insólito hecho. En la abadía de Saint Benoît-sur-Loire, Juana convocó a Carlos VII y a sus secretarios para formalizar un acto público solemne. Preguntó a Carlos si le podía donar su reino. Dubitativo, él respondió: “Juana, os doy mi reino”. Habiéndolo hecho atestar notarialmente, ella ordenó: “Escribid: ‘Juana dona el reino a Jesucristo’”. Y, enseguida, con voz grave, añadió: “Señores, en este momento es Jesucristo quien habla por mí, diciendo: ‘Yo, Señor eterno, doy Francia al rey Carlos’”. Lo hizo para dar a la realeza de Cristo sobre Francia un contenido oficial, estatal y jurídico. Exigió todas las formalidades para que una donación fuera válida para la posteridad. Desde el momento en que Carlos lo consintió, Juana fue reina por unos instantes. Su único acto soberano fue poner la patria en manos de Nuestro Señor. De ahí que ella, cada vez que se refiriese a Carlos, lo llamara “lugarteniente”, ya que Cristo era el verdadero rey de Francia”.
¿Cuándo se declaró nula condena a muerte a Santa Juana?
Cerca de 25 años después de ser condenada a la hoguera, el Proceso de nulidad, iniciado bajo la autoridad del Papa Calixto III, concluyó con una solemne sentencia que declaró nula la condena. Este largo proceso, que recogió las declaraciones de los testigos y los juicios de muchos teólogos, todos favorables a Juana, puso de relieve su inocencia y la perfecta fidelidad a la Iglesia. Más tarde, en 1920, Juana de Arco fue canonizada por Benedicto XV. De hecho, el gran poeta y escritor francés, Charles Péguy llegó a decir de ella: Péguy: “La pasión de Juana es una de las más perfectas imitaciones de la Pasión de Jesús”.
¿Qué vínculo une a Santa Juana de Arco con Santa Teresita de Lisieux?
Son de siglos muy distintos, y en apariencia es poco lo que une a una santa guerrera y a otra religiosa contemplativa. Sin embargo, la doncella de Orleans fue una auténtica inspiración para la santa del caminito espiritual, y ambas son patronas de Francia. En una catequesis en 2011, Benedicto XVI hablaba del vínculo de ambas santas, las dos muy jóvenes y sencillas: “Me complace recordar que santa Juana de Arco tuvo una profunda influencia sobre una joven santa de la época moderna: Teresa del Niño Jesús. En una vida completamente distinta, transcurrida en clausura, la carmelita de Lisieux se sentía muy cercana a Juana, viviendo en el corazón de la Iglesia y participando en los sufrimientos de Cristo por la salvación del mundo. La Iglesia las ha reunido como patronas de Francia, después de la Virgen María. Santa Teresa había expresado su deseo de morir como Juana, pronunciando el Nombre de Jesús, y la animaba el mismo gran amor a Jesús y al prójimo, vivido en la virginidad consagrada”.
Oración a Santa Juana de Arco
Ante tus enemigos, ante el hostigamiento,
el ridículo y la duda, te mantuviste firme en la fe.
Incluso abandonada, sola y sin amigos,
te mantuviste firme en la fe.
Incluso cuando encaraste la muerte,
te mantuviste firme en la fe.
Te ruego que yo sea tan inconmovible
en la fe como tú, Santa Juana.
Te ruego que me acompañes en mis propias batallas.
Ayúdame a perseverar y a mantenerme firme en la fe.
Amén.
Letanías a Santa Juana de Arco
Señor, ten piedad de nosotros
Cristo Jesús, ten piedad de nosotros
Señor, ten piedad de nosotros
Cristo Jesús, óyenos
Cristo Jesús, por tu gracia, escúchanos
Nuestro Padre Celestial, que eres Dios, ten piedad de nosotros
Cristo Jesús, Salvador del mundo, que eres Dios, ten piedad de nosotros
Espíritu Santo, que eres Dios, ten piedad de nosotros
Santísima Trinidad, que eres Dios, ten piedad de nosotros
Santa María, Virgen Madre de Dios, ruega por nosotros
Santa Juana, elegida por Dios desde antes de la fundación del mundo; Ruega por nosotros
Santa Juana, consagrada en el vientre materno; Ruega por nosotros
Santa Juana, nacida en la Fiesta de la Epifanía en la aldea de Domrémy, Francia; Ruega por
nosotros
Santa Juana, piadosa y noble en su niñez; Ruega por nosotros
Santa Juana, demostrando sabiduría y gracia desde niña; Ruega por nosotros
Santa Juana, deleite de todos los que te conocieron; Ruega por nosotros
Santa Juana, hija piadosa de la iglesia; Ruega por nosotros
Santa Juana, hija de María Santísima; Ruega por nosotros
Santa Juana, que se deleitaba en la Eucaristía; Ruega por nosotros
Santa Juana, obediente al llamado de Dios; Ruega por nosotros
Santa Juana, modelo de vida y trabajo en familia; Ruega por nosotros
Santa Juana, sumisa a las órdenes dadas por Dios a través de sus ministros; Ruega por nosotros
Santa Juana, encomendada a su misión por San Miguel Arcángel; Ruega por nosotros
Santa Juana, fielmente devota a Nuestra Señora; Ruega por nosotros
Santa Juana, confiada y creyente en sus voces inspiradoras; Ruega por nosotros
Santa Juana, ejemplo de fidelidad a la Vocación Divina; Ruega por nosotros
Santa Juana, modelo de unión con Dios a través de la acción; Ruega por nosotros
Santa Juana, modelo de misericordia y compasión; Ruega por nosotros
Santa Juana, patriota al servicio de tu Dios y tu país; Ruega por nosotros
Santa Juana, virgen y soldado; Ruega por nosotros
Santa Juana, modelo de valentía y pureza para todos; Ruega por nosotros
Santa Juana, libertadora de la ciudad de Orleáns, Francia; Ruega por nosotros
Santa Juana, gloria de la ciudad de Reims, Francia; Ruega por nosotros
Santa Juana, libertadora de Francia; Ruega por nosotros
Santa Juana, que a través de tu vida y ejemplo restauraste la fe del pueblo Francés; Ruega por
nosotros
Santa Juana, abandonada y encarcelada en Compiègne; Ruega por nosotros
Santa Juana, pura y paciente en tu prisión; Ruega por nosotros
Santa Juana, golpeada, herida, cuestionada y acusada; Ruega por nosotros
Santa Juana, heroica e impávida delante de tus jueces; Ruega por nosotros
Santa Juana, pronunciando palabra profética durante tu juicio; Ruega por nosotros
Santa Juana, permaneciendo firme con tu Señor a través de cualquier adversidad; Ruega por
nosotros
Santa Juana, sola con Dios a la hora de tu dolorosa pasión; Ruega por nosotros
Santa Juana, perdonando a tus verdugos; Ruega por nosotros
Santa Juana, clamando el nombre de tu Salvador Jesucristo hasta el final; Ruega por nosotros
Santa Juana, martirizada durante la Solemnidad de Corpus Christi; Ruega por nosotros
Santa Juana, virgen mártir de la ciudad de Ruán, Francia; Ruega por nosotros
Santa Juana de Arco, ángel de Domrémy; Ruega por nosotros
Santa Juana de Arco, apóstol de Dios; Ruega por nosotros
Santa Juana de Arco, ruega por nosotros para que seamos dignos de alcanzar las promesas de
Nuestro Señor Jesucristo.
Amén.
Oremos:
Señor Dios, que exaltaste de una manera portentosa a la Virgen de Domrémy, Santa Juana de Arco,
para la defensa de la Fe y de la patria. Pedimos que Santa Juana interceda por nosotros y por la
Iglesia, y que por su intercesión triunfemos contra el asalto de sus enemigos y nos regocijemos en
una paz perpetua; por Jesucristo Nuestro Señor.
Amén.