Este viernes la Iglesia celebra la solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús, una de las grandes devociones entre los católicos. Ésta se debe precisamente a Santa Margarita María de Alacoque, a quien Jesús se le apareció y le dijo:
“Mira este corazón mío, que a pesar de consumirse en amor abrasador por los hombres, no recibe de los cristianos otra cosa que sacrilegio, desprecio, indiferencia e ingratitud, aún en el mismo sacramento de mi amor. Pero lo que traspasa mi Corazón más desgarradamente es que estos insultos los recibo de personas consagradas especialmente a mi servicio”.
Cristo hizo 12 promesas a Santa Margarita y por medio de ellas a todos los devotos de su Sagrado Corazón. A continuación, mostramos estas promesas y las condiciones para obtener estas gracias:
Las 12 promesas del Sagrado Corazón de Jesús son:
1. A las almas consagradas a mi Corazón, les daré las gracias necesarias para su estado.
2. Daré la paz a las familias.
3. Las consolaré en todas sus aflicciones.
4. Seré su amparo y refugio seguro durante la vida, y principalmente en la hora de la muerte.
5. Derramaré bendiciones abundantes sobre sus empresas.
6. Los pecadores hallarán en mi Corazón la fuente y el océano infinito de la misericordia.
7. Las almas tibias se harán fervorosas.
8. Las almas fervorosas se elevarán rápidamente a gran perfección.
9. Bendeciré las casas en que la imagen de mi Sagrado Corazón esté expuesta y sea honrada.
10. Daré a los sacerdotes la gracia de mover los corazones empedernidos.
11.Las personas que propaguen esta devoción, tendrán escrito su nombre en mi Corazón y jamás será borrado de él.
12. A todos los que comulguen nueve primeros viernes de mes continuos, el amor omnipotente de mi Corazón les concederá la gracia de la perseverancia final.
Por otro lado, las condiciones para obtener las gracias prometidas por el Sagrado Corazón de Jesús son las siguientes:
1. Recibir sin interrupción la Sagrada Comunión durante nueve primeros viernes consecutivos.
2. Tener la intención de honrar al Sagrado Corazón de Jesús y de alcanzar la perseverancia final.
3. Ofrecer cada Sagrada Comunión como un acto de expiación por las ofensas cometidas contra el Santísimo Sacramento.