Durante el EncuentroMadrid 2024 que tuvo lugar del 25 al 27 de octubre, el famoso pintor Antonio López habló con admiración de la fe de su esposa, también pintora, María Moreno, que murió en 2020 con 87 años. "Mari era maravillosa, una mujer profundamente religiosa. Verla rezar en la iglesia era para mí una experiencia suprema. Pero creer no es algo que se pueda elegir; yo, si pudiera creer, creería", dijo el premiado pintor de Tomelloso, que tiene 88 años.
"Dentro de este camino, creo que el arte es la forma más cercana de trascender, pero creo también que el hombre crea a los dioses porque los necesita. Necesitamos a Dios como necesitamos a los padres, a los protectores que nos ayudan en la vida", comentaba Antonio López, en un diálogo sobre arte y vida con Pedro Chillida Belzunce, también artista e hijo y colaborador de su padre, Eduardo Chillida (fallecido en 2002).
Antonio López cree que Eduardo Chillida fue “un escultor enorme; no ha habido uno mejor en el siglo XX”. Compara su obra con la presencia inigualable de la Alhambra o del Partenón. “Su obra es asombrosa porque tiene verdad y bondad”, mientras que en nuestra época, protesta López, “el arte es oscuro en general”.
“Chillida creía en las cosas buenas de la vida, y eso le da algo que muy pocos tienen, igual que Francisco López: inteligencia y bondad. El mundo les parecía hermoso, igual que la verdad, que es hermosa y elegante. Pero la valentía y las virtudes humanas de Chillida no están siempre presentes en todos los artistas. Él ha sido una gran excepción”.
"Chillida no dudaba, no daba sensación de inseguridad en ningún momento. Sólo se sentía inseguro ante Dios, pero no ante los hombres. Todos dudamos, todas nuestras certezas se han caído, se han venido abajo de una manera terrible, y nos hemos quedado en la orfandad. Todos, menos Eduardo [Chillida]. Él era distinto a nosotros”, dijo Antonio López, comparándolo con otros artistas de su generación.
Pedro Chillida Belzunce (a la izquierda) con Antonio López, el pintor, en EncuentroMadrid 2024.
"En nuestra época, Chillida y Tàpies eran lo más", dijo el pintor también. "Estaban Picasso, Paul Klee, Dalí… pero ellos estaban más cerca de nosotros. Aunque eran más jóvenes, ya eran famosos", explica Antonio López, que convivió con el artista vasco. “Conocí antes su nombre que su obra. Era una persona noble y religiosa, algo que siempre me impresionó porque yo no lo soy; creo que eso no se elige. Chillida era un hombre afirmativo. Decía, por ejemplo: ‘Las cosas tienden a no caerse’. Yo no puedo pensar así, no puedo decir tanto”, explicó conmovido el pintor, que sólo tuvo palabras de admiración hacia Chillida: “Él no mentía. Era la persona menos mentirosa del mundo, el mejor compañero que se podía tener”.
Chillida es famoso por sus esculturas integradas en el paisaje y el lugar, como el Peine del Viento en la playa de la Concha de San Sebastián, el Elogio del Horizonte con el cabo de Gijón, las esculturas diseminadas por la casa-museo de Chillida Leku…
Su hijo, Pedro Chillida Belzunce, dijo de él que "no hay desfase entre él como persona y él como artista. Es un hombre ético en todo lo que hace, con una fuerza especial, con un talento natural para ordenar las cosas".
En un vídeo sobre el escultor, se comentó también su dimensión espiritual. "La palabra ‘creación’ es demasiado grande para el hombre. Yo sólo concibo la creación a nivel de Dios. Ha sido por floración natural: he tenido fe toda la vida, y los desequilibrios entre razón y fe siempre me han ayudado. La verdadera importancia de la razón reside en el poder que tiene para hacernos comprender sus propias limitaciones. Si no se me hubiera planteado este problema, seguramente ni mi obra se hubiera encaminado hacia donde lo ha hecho… ni yo tampoco”, reflexionaba Eduardo Chillida en el vídeo.
Y añadía: "El hombre es materia y espíritu. Las dos cosas están estrechamente unidas. Cuando un artista se acerca a la materia ya le está infundiendo su espíritu: no hay nada más espiritual que la materia artística".
Eduardo Chillida también quiso alabar a su madre, Pilar Belzunce, que mantuvo unida la familia. "Era una malabarista, una mujer extraordinaria, poderosa, valiente, entregada… y enamorada de mi padre. Siempre decía que le elegiría mil veces. Siempre fueron un binomio muy unido, aunque ella sufrió porque mi padre se despertaba en mitad de la noche con alguna nueva idea loca… Lo compartían todo", revela Pedro Chillida.
El cardenal Cobo en la misa de EncuentroMadrid
El cardenal arzobispo de Madrid, José Cobo, presidió la misa del domingo en EncuentroMadrid, y también él quiso comentar el lema elegido para el encuentro, una frase del médico Takashi Nagai, superviviente a la bomba de Nagasaki, quien escribió: "Estoy vivo aún y creo que la trama de la vida es preciosa".
"La fe, en medio de las guerras y un mundo violento, nos enseña que siempre hay y habrá la posibilidad de abrir una ventana a la esperanza", aseguró el cardenal, insistiendo en que la trama de la vida "es la fraternidad que Dios nos ha encargado que construyamos". Cada persona es un hilo valioso en esa trama.
"Nuestra sociedad y nuestra Iglesia necesitan hoy, parafraseando las palabras del Papa, artesanos del encuentro, hiladores de esta preciosa trama", añadió.
En alusión al evangelio del domingo, sobre el ciego Bartimeo, el cardenal agradeció a los organizadores del EncuentroMadrid (ligados al movimiento Comunión y Liberación) "recordarnos el acontecimiento que a todos devuelve la vista y las ganas de segur buscando". Y añadió: "Tenéis en el ADN dos palabras clave más necesarias que nunca: comunión y liberación". La sociedad y la Iglesia necesitan, dijo, "comunión sin marcas, gente capaz de tender puentes, de generar alianzas, de acoger a los diferentes, coser, unir, vincular y revincular" y "personas que anuncien la liberación".
Los vídeos con las grandes ponencias de EncuentroMadrid 2024 están aquí.