El Festival Internacional de Cine Católico tiene como misión llevar películas de inspiración católica por todo el mundo, y especialmente por América Latina donde está más extendido. Este año comenzarán a proyectar también cintas en Brasil, Canadá y en todo Estados Unidos.
Recientemente, Gaby Jácoba, directora del festival, fue recibida en el Pontificio Consejo para la Cultura de la Santa Sede, lo que supone un espaldarazo a esta misión de evangelización. En dicho encuentro, Jácoba fue recibida por Melchor Sánchez de Toca, subsecretario del Pontificio Consejo para la Cultura, y por el sacerdote de nacionalidad mexicana Benjamín Aguirre Barba.
En declaraciones a Aciprensa, la directora del Festival Internacional de Cine Católico aseguró que esta acogida en el Vaticano la dejó “muy agradecida, muy emocionada”.
Una "obra de evangelización"
De este modo, explicó que “todo el momento era muy emocionante. Pasamos, estuvimos platicando de todo lo que ha sido la historia del Festival. Nos dio mucha fuerza para seguir con esta obra de evangelización”, destacó.
Jácoba afirmó que con su confianza puesta en Dios esperan poder llegar pronto a España, Italia y Francia. “Estamos en manos de Dios, confiados en que esta obra es de Dios y de su Madre”, aseguró.
Por otro lado, la responsable del festival Indicó que con Mons. Sánchez de Toca y con el P. Aguirre Barba “hablamos un poco de la situación actual de la fe en los diferentes países en los que está el festival”.
Jácoba explicó a ambas autoridades del Pontificio Consejo para la Cultura “la visión y la misión del festival, que se centra en llevar el amor de Dios al mundo, a los países a donde llega el proyecto a través del cine 100% católico”.
La directora del Festival destacó que este proyecto “es la suma de muchos corazones, de muchas voluntades, de mucho apoyo, de muchas oraciones, de muchos movimientos, sacerdotes, medios de comunicación. De una gran familia de Dios como yo lo siento en el corazón”.
Jácoba aseguró que con el Festival tiene “un compromiso lleno de amor, lleno de alegría, incluso de emoción, de pasión, por seguir poniendo mi vida y todo mi ser al servicio de esta obra, al servicio de todos los proyectos que vienen y dar todo de mí para que podamos seguir llevando por este medio el amor de Dios al mundo, que tanto hace falta”.