El Museo del Prado, el Palacio Real... y el Monasterio de la Encarnación. Madrid acoge varios tesoros del mundo del arte entre los que está uno de los monasterios católicos más impresionantes y el segundo relicario del mundo después del Vaticano. El libro El Relicario del Real Monasterio de la Encarnación, editado por Patrimonio Nacional, así lo atestigua.
Lo más interesante es que mientras el del Vaticano no se puede visitar el de la Encarnación de Madrid sí. Entre sus muros se custodian reliquias de más de mil santos, mártires, vírgenes y confesores de la fe desde la Iglesia primitiva, como santa Inés, a los más recientes del siglo XX. Y además esta colección no para de crecer.
Gracias a Margarita de Austria
La mayor parte de las reliquias que se guardan en el Monasterio de la Encarnación y de sus 740 relicarios fueron legados por la reina Margarita de Austria.
El monasterio se encuentra en pleno centro de Madrid, junto a la Plaza de Oriente.
La que era esposa del rey Felipe III decidió encargar a los mejores arquitectos de la época la construcción del monasterio y le encomendó su custodia a las religiosas agustinas recoletas para que rezaran permanentemente ante estas reliquias. De hecho, la primera priora fue la propia fundadora de la orden, Mariana de San José, que a su vez fue una de las grandes místicas del Siglo de Oro.
Los casi mil restos óseos u otros vestigios de santos ocupan el relicario en sus correspondientes estuches. Estos fueron labrados en maderas nobles, metales preciosos, marfiles, cristales, nácares o corales. Entre los tesoros se puede contemplar un recipiente plateado en forma de corazón que contiene un omoplato y un paño de santo Tomás de Villanueva. No lejos de un arcón donde se halló un texto manuscrito inédito de Teresa de Jesús, cinco siglos después de su nacimiento en Ávila.
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