Angela Pellicciari, doctora en Historia Eclesiástica y profesora de Historia de la Iglesia en los seminarios Redemptoris Mater, acaba de publicar en España su libro La verdad sobre Lutero (Voz de Papel), donde examina la vida y obra del reformador.
Curiosamente, su interés por la figura de Lutero surgió a raíz de sus estudios sobre otro fenómeno histórico de gran relevancia para la Iglesia, el Risorgimento, que dio origen a la unidad de Italia y acabó con los Estados Pontificios, un periodo histórico al que ha dedicado ya varios libros.
-Es el periodo a mediados del siglo XIX en el que la península italiana, hasta entonces dividida en muchos estados pero perfectamente unida desde un punto de vista cultural y religioso, se unificó políticamente bajo los Saboya. El Risorgimento se realizó oficialmente en nombre de la moral, del progreso, de la constitución y de la libertad.
-En realidad, por primera vez en su historia milenaria la Iglesia fue reducida a una colonia. Colonia de las potencias liberales anticatólicas. Las cosas sucedieron exactamente al revés de como se contaron y siguen contándose.
-En vez de la libertad, triunfó la “tiranía liberal”. En nombre de la constitución, la sistemática violación de todos los artículos de la constitución, comenzando por el primero, que definía la religión católica como única religión del Estado. En nombre del progreso, de la libertad y de la civilización, se desató una guerra frontal contra la identidad italiana, basada desde hace casi dos milenios en la difusión capilar de la fe católica. Se suprimieron todas las órdenes religiosas de la “Iglesia de Estado” (57.493 personas fueron privadas de todo lo que poseían y literalmente arrojadas a la calle) y enormes riquezas culturales, artísticas y económicas terminaron en manos del 1% de la población de fe liberal. La ocupación liberal del Estado provocó una emigración masiva porque la población italiana, por primera vez en su historia, fue reducida a la miseria.
Al Sud, del cantautor italiano Povia, sintetiza en un bello tema el efecto del Risorgimento en el antiguo Reino de Nápoles (Dos Sicilias). Pincha aquí para saber más sobre Povia.
-Del análisis de las mentiras liberales pasé inevitablemente al análisis del fenómeno masónico y de la relación entre el Papado y la masonería. De ahí me elevé hacia atrás hasta el alma de la modernidad con su lucha frontal contra la Iglesia católica, representada por Lutero y por el protestantismo.
-No lo creo. Para quien conozca a Lutero, hay poco que inventar para fabricar una leyenda negra: una oposición total entre sus palabras de orden y su concreta acción política; la propaganda del odio anticatólico llevada a cabo con todos los medios, incluidos la calumnia y la mentira; una ferviente defensa de la libertad que, unida a la negación del libre albedrío, conduce a una libertad solo respecto a los principios.
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-A la negación radical de la afirmación de Jesús: “Dad a Dios lo que es de Dios y al César lo que es del César”. Lutero da al César también lo que es de Dios, ¡y lo hace en nombre de Dios! En nombre de la libertad impone el final de los votos religiosos y del matrimonio como sacramento.
-Toda la vida pública de Lutero es revolucionaria. Desde el inicio.
-De 1517 a 1520 ya está perfectamente delineado el plan revolucionario luterano. Revolucionario, porque no hay nada de reformista en el monje agustino que pretende fundar la identidad alemana sobre el “verdadero Evangelio” predicado por él, fundado sobre el odio al Papa-anticristo y sobre el odio a Roma-Babilonia.
-Tras el periodo de la iglesia en Aviñón (13051377), con la plaga del nacionalismo, del fiscalismo y de la commenda, y tras el cisma de Occidente (13781417), cisma político con el que Francia intenta llevarse la Iglesia a Aviñón, la Iglesia necesita absolutamente una reforma: deben desaparecer el nacionalismo, el fiscalismo y la commenda, que devastan la vida eclesial y de hecho impiden la pastoral.
-Las órdenes religiosas deben volver a la observancia de sus reglas, los obispos deben ocupase de sus diócesis y de la predicación, no deben tener más de un cargo pastoral (basta pensar que en algunos casos los obispos tenían más de doscientas diócesis, y también los párrocos, con el necesario corolario del nombramiento de vicarios y de vicarios de vicarios), deben residir en sus diócesis, deben ser moralmente irreprensibles y cultos... Lo contrario de lo que sucedía en la mayoría de los casos.
-Sí, la Iglesia se reforma.
-Comienza en Italia por el monasterio de Santa Justina en Padua, donde en 1419 un grupo de monjes venecianos inicia una profunda reforma de la vida religiosa. La reforma tuvo lugar con el apoyo del Papa y se difundió como una mancha de aceite por toda la península. En España la reforma, que precedió en cien años a las decisiones tomadas por el Concilio de Trento, actuó con gran celo y determinación, con gran fe, impulsada por los reyes católicos Fernando de Aragón e Isabel de Castilla, que se casan en 1469 y actúan en estrecha comunión con Roma.
-También en Alemania, como en todas partes, grandes personalidades, grandes santos, promueven una vida religiosa reformada. Sin embargo, allí la reforma sólo sucedió en forma de manchas de leopardo, en algunas zonas.
-En Alemania hay una Iglesia imperial, una Iglesia de enorme poder y grandísima riqueza (se considera que poseía una tercera parte de todo el patrimonio nacional), que desde hace más de quinientos años comparte con el emperador el cuidado de la administración de las grandes ciudades y feudos. Los obispos tienen memoria del emperador Otón. En Alemania todos los obispos son nobles, todos provienen de grandes familias, y en consecuencia, el ansia de poder, prestigio y riqueza ocupa un puesto importante en la vida eclesial.
La verdad sobre Lutero se publica en español tras obtener un gran éxito de ventas y resonancia pública en Italia.
-La violencia de su desprecio antijudío, cuyas horrorosas consecuencias hemos visto. O el retorno a la verdad histórica, apreciando la cultura y la civilización romana... Pero es un proceso difícil, porque la identidad de las naciones protestantes se basa precisamente en el odio antirromano y en un nacionalismo descarnado que ha arruinado la universalidad romana.
-Con el “libre examen”, esto es, con la libre interpretación de la Biblia por parte de cada fiel, a quien se considera directamente asistido por el Espíritu Santo, Lutero hace imposible el discurso de la verdad teológica: la verdad teológica explota en miles de interpretaciones contradictorias entre sí. El resultado es que la teología ya no es el vértice del saber humano y se considera que sólo los filósofos tienden a la verdad. Unos filósofos que, por primera vez después de muchos siglos, razonan prescindiendo de la Revelación para luego, rápidamente, empezar a filosofar contra la Revelación. Ese saber gnóstico, un saber elitista fabricado por unos pocos desde finales del siglo XVI y durante todo el siglo XVII, aporta al pastor presbiteriano James Anderson las bases filosóficas con las que trazará, en sus Constituciones, las coordinadas esenciales del mundo de las logias.
-En Italia los protestantes siempre fueron pocos. Sin embargo, la élite que impone el Risorgimento es una élite gnóstica, liberal-masónica, que para arrancar el catolicismo en Italia intenta (sin conseguirlo) la difusión del protestantismo. Por otro lado, las políticas religiosas, económicas y sociales de los gobiernos liberales son las mismas adoptadas tres siglos antes por los gobiernos protestantes: fin de la libertas Ecclesiae, disolución de las órdenes religiosas, privatización del inmenso patrimonio religioso, cultural, artístico y económico de la nación... La única diferencia entre la revolución italiana y la realizada en el resto de la Europa protestante es que en Italia los Saboya combatieron a la Iglesia en nombre de la Iglesia. Proclamaban ser mejores que los demás por respetar la constitución, cuyo primer artículo [el catolicismo como religión de Estado] no podían contradecir abiertamente.
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