Por el "papel sin duda alguna determinante que ambos han tenido" en el origen y desarrollo de la Universidad Eclesiástica San Dámaso, el cardenal Antonio María Rouco Varela y el Papa Benedicto XVI -a título póstumo- fueron premiados por el cardenal Osoro con la medalla de oro de la Universidad el pasado viernes. Un acto especialmente emotivo, al ser la primera ocasión en que la Universidad concede estas distinciones, coincidiendo con el 25 aniversario de la graduación de la primera promoción y que tuvo lugar en el salón de actos del Seminario Conciliar de Madrid.
Al acto acudieron relevantes personalidades del entorno eclesiástico como el cardenal Antonio Cañizares, arzobispo emérito de Valencia, entre otros obispos y religiosos. Estuvo presente José Manuel Otero Novas, exministro de la Presidencia y exministro de Educación; Jorge Fernández Díaz, exministro del Interior; o el también ministro de Interior y eurodiputado Jaime Mayor Oreja.
Antes de su reciente fallecimiento, el mismo Benedicto XVI aceptó el reconocimiento y llegó a comunicar al cardenal Osoro que, si las condiciones de salud se lo permitían, le recibiría en su casa para acoger la medalla.
Por este motivo, el evento del pasado viernes se convirtió en una "ocasión propicia para dar gracias a Dios por la vida y el ministerio de este fuel servidor al servicio de la Iglesia", en palabras del rector de la Universidad, Javier María Prades López.
El arzobispo emérito de Madrid, el cardenal Rouco Varela, repasó los orígenes de la Universidad que se materializó en la erección del Centro de Estudios San Dámaso en Facultad de Teología con "un espíritu apostólico joven" y "una nueva formulación del mensaje evangélico lleno de alegría" como ejes rectores. Su primer curso como Facultad de Teología tuvo lugar en los años 1996-1997.
Evangelización y comunión frente a la crisis
Intervinieron también intelectuales como Eloy Bueno de la Fuente, catedrático de la Facultad de Teología del Norte de España (Burgos). Centró su discurso en torno a La revolución antropológica, marcada por unos signos -entre ellos, la proliferación de robots, la inteligencia artificial, la preocupación casi obsesiva por el cambio climático, la banalización del aborto y la eutanasia o la ideología de género, entre otros- que deben ser percibidos no solo como "problemáticas", sino también como "un nuevo continente" que debe ser evangelizado.
El arzobispo de Madrid, Carlos Osoro, concluyó recordando que la Iglesia "ha de vivir en la sucesión de los tiempos edificando y alimentando la comunión en Cristo y el Espíritu" y agradeció al personal de la Universidad por su "servicio a la Iglesia de Nuestro Señor que está caminando en Madrid". La celebración ha terminado con una Misa en la basílica San Francisco el Grande.