El Papa Francisco comentó esta historia en una reciente catequesis (el 24 de febrero, aquí en Radio Vaticana). "El gran San Ambrosio ha escrito en un pequeño libro sobre este episodio. Se llama “Nabot”. Nos hará bien leerlo [...] Es muy bello, es muy concreto", comentó Francisco.
"Jezabel, la reina, de modo despreocupado, decide eliminar a Nabot y pone en obra su plan. Se sirve de las apariencias mentirosas de una legalidad perversa: envía, en nombre del rey, cartas a los ancianos y a los importantes de la ciudad ordenando que falsos testigos acusen públicamente a Nabot de haber maldecido a Dios y al rey, un crimen que se castiga con la muerte. Así, muerto Nabot, el rey puede apropiarse de su viña. Y esta no es una historia de otros tiempos, es también historia de hoy, de los poderosos que para tener más dinero explotan a los pobres, explotan a la gente. Es la historia de la trata de personas, del trabajo esclavo, de la pobre gente que trabaja clandestinamente y con el salario mínimo para enriquecer a los poderosos. Es la historia de los políticos corruptos que quieren más y más y más. Por esto decía que nos hará bien leer aquel libro de San Ambrosio sobre Nabot, porque es un libro de actualidad”, predicaba Francisco en sus catequesis cuaresmales.
Francisco, con abrigo en febrero de 2016 cuando recomendaba el libro de Nabot de San Ambrosio por su enseñanza "bella y concreta" contra la avaricia
Un elemento adicional que el Papa señala es que aún el Rey Ajab tenía cierta conciencia de que su poder era limitado por las leyes y la justicia de Dios, mientras que Jezabel, pagana, cree que al poderoso todo le es lícito.
Francisco lo destacaba así: "Jezabel, una reina pagana que había difundido los cultos idolátricos y mandaba asesinar a los profetas del Señor (Cfr. 1 Re 18,4) – ¡no era fea, era malvada! – decide intervenir. Las palabras con las cuales se dirige al rey son muy significativas. Escuchen la maldad que está detrás de esta mujer: «¿Así ejerces tú la realeza sobre Israel? ¡Levántate, come y alégrate! ¡Yo te daré la viña de Nabot, el israelita!» (v. 7). Ella pone énfasis en el prestigio y el poder del rey, que, según su modo de vivir, es puesto en discusión por el rechazo de Nabot. Un poder que ella en cambio considera absoluto, y por el cual todo deseo se convierte en orden".
El libro reúne 3 obras de San Ambrosio: Elías y el ayuno; Nabot; Tobías. Las tres tratan sobre pecados económicos, la avaricia y la esclavitud de las riquezas materiales, y mantienen toda su frescura
[Puede leerse aquí en PDF la introdución del libro]
La predicación de San Ambrosio que recomienda el Papa Francisco es un sermón del siglo IV asombrosamente vivo y fuerte en nuestra época.
Se puede encontrar en la traducción y edición de la Biblioteca de Patrística de Ciudad Nueva, la primera en español, en el tomo titulado Elías y el ayuno; Nabot; Tobías
En su tratado, San Ambrosio, obispo de Milán y maestro de San Agustín, señala los males de la avaricia y de la corrupción, y recuerda que tanto Ajab como Jezabel, pese a todo su poder, acabarán mal. "Los perros devorarán su sangre", señala. Ambrosio defiende un uso sabio de las riquezas, con generosidad hacia el necesitado y una vida sobria, para evitar ser esclavizado por ellas. Un ejemplo de rico bueno, dice Ambrosio, es el santo Job, cuyos méritos detalla.
Al final, Ambrosio denuncia que muchos cristianos van a las iglesias y rezan pero se manchan en graves corruptelas, esclavos del dinero.
"La avaricia es Jezabel, no una sino múltiple, no de una época sino de muchas épocas", escribe. "La historia de Nabot es antigua en el tiempo, pero de todos los días en la práctica", añade el obispo del siglo IV. Y 1.600 años después, sigue siendo cierto y actual.
De ahí la exhortación de Francisco: "Nos hará bien leer aquel libro de San Ambrosio sobre Nabot, porque es un libro de actualidad”.
En la película de Lux Vide de 2010 sobre San Agustín, San Ambrosio entra en la corte imperial para protestar contra el caso de un hombre vendido como esclavo por sus deudas... deudas falsas, como en "Nabot"; el caso que comenta el personaje ilustra a la perfección la pasión del santo contra este abuso social.