El cantante y compositor Prince ha muerto a los 57 años este jueves, en su casa-estudio en Minneapolis. Para muchos era conocido por su música (su disco para la película de Batman de 1989 vendió 4 millones de copias en pocos días) pero mucho más por sus rarezas estrafalarias, aspecto andrógino, letras y gestos hipersexuales y provocaciones varias. Eso sí, todo ello siempre "de pose".

Debe ser el único caso de artista que durante años ha insistido en ser llamado por conceptos absurdos como "El artista anteriormente conocido como Prince" y un signo sin pronunciación de su invención que todos debían emplear para referirse a él. Autor de 39 discos de estudio, la popularidad le llegó en 1984 con la película y el disco "Purple Rain". Y se mantuvo en el estrellato hasta su muerte.


Su padre era Prince Rogers, pianista de jazz y coautor de algunos de sus canciones más conocidas. El hijo, Prince, mezcló soul, funk y muchas más influencias electrónicas y rítmicas, y aprovechó su facilidad como instrumentista, bailarín y vocalista.

Su familia era de tradición adventista del Séptimo Día, una rama cristiana fundamentalista y puritana que no celebra el domingo, sino el sábado, no cree en el infierno, espera un fin del mundo inminente (previsto al principio para 1844 y aplazado muchas veces) e interpreta la Biblia según su "profetisa" Ellen G. White.

Él se alejó del cristianismo formal durante años, volcado en las mieles del triunfo y en el diseño de su personaje escandalizador e hipersexual. Pero uno de sus biógrafos, el periodista Touré (Touré Neblett), en su biografía "I would die 4 U", rastrea los elementos espirituales de su música.



Touré dice que Prince siempre fue una especie de "hermano mayor guay" que acompaña a otros más jóvenes por sitios desastrosos que él ya ha visitado antes: acompañó a una generación por el crecimiento brutal del divorcio, el paro, la amenaza nuclear, y el sexo en la era del sida. Y por esta autoridad se podía permitir algunas ideas religiosas.


Uno de sus testigos es el guitarrista Dez Dickerson que trabajó muchos años con él. "Quizá hay tres personas en Prince. Una es una mente de márketing muy calculadora. De ahí sale todo el rollo de dar cuerpo al puro sexo... La otra es ´vamos a ser el músico más malo que ha habido jamás´. Y luego está el tipo realmente pensativo, introspectivo, con consideraciones religiosas cerca de su corazón, que pondera esos temas sincera, genuina y profundamente. Y esos son los tres tipos que, con los años, se han peleado por el micro".

Para Touré, Prince relaciona el fin del mundo (como cabría esperar de un antiguo adventista) con el inicio de "lo bueno", el Otro Mundo, y ese es un tema que desarrolla en una de sus canciones festivas y gamberras más famosas, "Let´s go crazy", que recupera en todos sus conciertos.




Durante años exploró la relación entre Dios y lo erótico. Su canción más que subida de tono "Erotic City" acaba con un "Estoy enamorado de Dios, Él es el único camino". "Esta imagen de que la sexualidad era algo de Dios, que formaba parte de la adoración a Dios, es profunda, no una chorrada sexual", declara Touré.

En 2001 Prince anunció que se hacía Testigo de Jehová, a partir de largas charlas con un veterano amigo músico que lo era. Los Testigos de Jehová nacieron (o fueron expulsados de) los adventistas, así que tenía cierta tradición. Perseveró en esta línea, aunque con un nivel de ortodoxia (para los Testigos) difícil de delimitar.

Los compañeros de banda de Prince dijeron a Touré que él siempre quiso ser algo más que un músico, quiso ser una especie de guía que acercase a los demás a lo sagrado. Touré cree que usaba el sexo para atraer gente en su música y espectáculos y luego dejarles caer un poco de Dios, de Cristo, a su manera. ¿Por qué no? Podía permitirse provocar con cualquier excentricidad.

Sus últimos años combinaba su gestos rebeldes con declaraciones sobre lo que encontraba en sus "estudios" de la Biblia: que el Diluvio fue porque la gente "se acostaban con cualquiera y de cualquier manera", que tiene que haber sentido en el dolor, que Dios es el camino...

Pese a su imagen andrógina y equívoca tuvo dos esposas y sólo amantes femeninas (a veces no estaba claro si eran amantes, musas o protegidas) y de hecho en pleno siglo XXI criticaba la homosexualidad y el matrimonio gay, añadiendo que "tengo amigos gays que estudian la Biblia conmigo". Criticaba el comportamiento homosexual, no a los homosexuales. También era generoso en obras de caridad sobre todo ligadas a barrios negros. Insistía en que para David y Salomón, para la Biblia, el sexo era inspirador y expresaba algo de Dios.


“Fui bastante loco en mis días jóvenes", dijo al recibir un premio BET en 2010. "No tenéis que hacer lo que yo hice. No tenéis que cometer los mismos errores que hice. El futuro está en vuestras manos", exhortaba.

Es curioso que haya muerto con 57 años, igual que una de sus musas-novias-protegidas, la cantante y bailarina Vanity, de nombre real Denise Matthews, que murió en febrero con la misma edad.

Se conocieron en los American Musica Awards de 1980, se "liaron" y empezaron a colaborar. Ella se hizo algo famosa en 1982 con "Nasty Girl", y compartía giras con Prinec. En 1982 estaban juntos en una portada famosa y provocativa de Rolling Stone. Ella sacó un par de discos propios. Actuaba a menudo en ropa interior y poco más, y fue portada de Playboy en 1988, cuando ya habían roto.


Prince y Vanity en el número de abril de 1983... ambos han muerto en 2016, con 57 años; quizá su búsqueda de Cristo les haya reunido en el Otro Mundo, sobre el que Prince cantaba y animaba a pensar

De esa época, Vanity escribió: "Hubo mucha cocaína. Yo probé de todo, hombres, mujeres, de todo. La cocaína la fumaba". La droga le llevó a un fallo renal que casi la mata... pero sobrevivió, y se volcó en la fe.


La droga le había dejado a Denise secuelas en el rostro, y ella reflexionaba sobre su antiguo nombre artístico, Vanity, y el pecado de vanidad que lo originó todo.

Denise llegó a ser  pastora evangélica ordenada y se mantuvo como una cristiana convencida el resto de su vida, acercando la fe a músicos y personas de ambientes artísticos y predicando en iglesias de todo el país. Su autobiografía de 1999 se titulaba "Échale la culpa a la vanidad". Prince lamentó cuando ella murió hace dos meses.

La separación en la tierra ha sido breve. Queda por ver si su inquietud por Cristo, su bucear en la Biblia, su búsqueda de Dios desde su torre de marfil púrpura, ha llegado a buen puerto. Eso lo tendremos que comprobar, como dice en Lets Go Crazy, "en el Otro Mundo".


Queridos, amados:
estamos aquí reunidos
para atravesar esta cosa llamada vida

Vida, palabra eléctrica,
significa para siempre, y eso es mucho tiempo,
pero estoy aquí para deciros
que hay algo más,
el Otro Mundo

Un mundo de felicidad sin fin,
siempre puedes ver el sol, de día o de noche [...]

En este mundo,
las cosas son mucho más duras que en el Otro Mundo [...]

Estamos todos emocionados,
pero no sabemos por qué,
quizá la causa
es que todos vamos a morir

Y cuando lo hagamos,
se acabará todo,
mejor vive ahora,
antes que la Parca llame a tu puerta [...]

Él viene
Él viene
Llévame