Zhang Yan, pintor chino de la provincia de Sichuan, es un artista veterano y de renombre, pero nunca había pintado el retrato de un occidental hasta que le encargaron uno muy peculiar: el del Papa Luciani, Juan Pablo I, para exponer en su reciente beatificación. Es el retrato reproducido en el gran tapiz que se desplegó durante la liturgia de beatificación presidida por el Papa Francisco, ante 25.000 fieles.
"Es la primera vez que pinto un retrato de una figura occidental: he pasado de temas vinculados a la espiritualidad del budismo tibetano a una figura cristiana, es más, a un Papa. Ha sido un gran reto", detalla a la agencia Fides.
"Además de estudiar detenidamente la historia y la biografía del Papa Luciani, comencé a leer la Biblia y a conocer el significado de la cruz. Mi jornada de 15 horas durante dos meses seguidos siempre empezaba con una lectura de la Biblia, que está en mi mesilla de noche, y una meditación frente a una cruz colocada junto al caballete. Creo que la Biblia y la cruz han sido la fuente de inspiración y de fuerza que me han permitido realizar un trabajo tan exigente y sumamente importante", añade
Como resultado, se siente satisfecho: "He intentado transmitir su sonrisa profunda, que expresara amistad, acogida, escucha”, asegura.
Obras de arte de Zhang en los museos vaticanos
El maestro Zhang ya había donado al Papa Francisco en 2017 dos obras que hoy se encuentran en los Museos Vaticanos: “Iron Staff Lama” (1993) y “Cham Dance” (1995). Ahora, ha donado también este retrato a la Fundación Vaticana Giovani Paolo I, presidida por el cardenal secretario de Estado, Pietro Parolin, con Stefania Falasca como vicepresidenta.
Nacido en en 1963, el artista vivió en el Tíbet en la década de 1990, inspirándose en el arte budista. En un video difundido por la Fundación del Vaticano Juan Pablo I sobre el retrato realizado para esta beatificación, Yan Zhang explica que utilizó técnicas pictóricas típicamente chinas.
“El centro de todo el cuadro es la sonrisa, una sonrisa que surge de todo el cuerpo y transmite un cierto espíritu, una cierta fuerza”, dice.
Pero además resulta que hay una conexión poco conocida de Juan Pablo I con China. “De joven, mi tío quería ser misionero en China”, explicaba la sobrina del Papa, Lina Petri, a la agencia misionera Fides, poco antes de la beatificación.
A Juan Pablo I se le recuerda como el “Papa de la sonrisa”: su pontificado duró sólo un mes, en 1978, y se le recuerda por su sonrisa al saludar en público, que la mayoría recuerda ya en televisión a color. Ahora, la sonrisa "oficial" del nuevo beato será la que ha buscado reflejar el artista chino.