Participaron en el acto el catedrático y sociólogo Amando de Miguel y el escritor Luis Español, editor de esta versión publicada por La Esfera de los Libros, que incluye un completo y extenso estudio sobre la figura de Juderías, muy desconocida y realmente singular.
De izquierda a derecha, Amando de Miguel, Gerardo Seco (tesorero-contador del Casino de Madrid) y Luis Español.
“Las naciones son como los individuos, de su reputación viven... Si la honra de los individuos se respeta, ¿por qué no ha de respetarse la de los pueblos?”: es una cita de La leyenda negra que leyó el profesor De Miguel, quien ponderó “la calidad de la nueva edición, de sus notas e introducción, que corrigen erratas y contextualizan” la obra del intelectual Julián Juderías, además de aportar una reflexión sobre la obra de Juderías y el concepto de “leyenda negra”.
La nueva edición de La Leyenda Negra incluye un estudio con numerosos datos desconocidos sobre su autor.
Por su parte, Luis Español destacó que "toda propaganda negativa persigue objetivos concretos: justificar a quienes matan, saquean o violan; por lo tanto la leyenda negra antiespañola, que es la Leyenda Negra con mayúsculas, sirvió en el pasado y servirá en el futuro a todos aquellos que por medio de ella pretendan justificar sus actos contra la vida o el patrimonio de los españoles".
Y desgranó varios ejemplos, como el alegato de Odyssey para quedarse con el pecio de las Mercedes pretendiendo que las monedas extraídas por la compañía en un barco hundido en 1804 se considerasen como un botín de Gonzalo Pizarro, o el mismo interés de las potencias protestantes en las propiedades de la Iglesia durante las guerras de religión de los siglos XVI-XVII: "La primera propaganda anticatólica sirvió de justificación para que la nobleza británica y los príncipes alemanes se apoderaran del inmenso patrimonio que representaban los bienes eclesiásticos", señaló Español, comparando el caso con el de Felipe el Hermoso haciendo correr "toda suerte de calumnias sobre los caballeros templarios para justificar el hecho de apoderarse de los tesoros del Temple".
Según destaca Español, Julián Juderías fue un "católico ejerciente" que debió pertenecer a alguna cofradía "porque fue enterrado con hábito" y que se movilizó durante toda su vida por los más débiles, en particular en contra de la prostitución y de la explotación de mujeres y niños.