La publicación de un libro sobre el comunismo real ha suscitado en Italia una gran indignación entre los comunistas de salón. Pero la autora, Anita Likmeta, no es de las que se callan ni se rinden. Antonio Socci analiza su respuesta en un reciente post en su portal:

El comunismo verdadero que los "comunistas de salón" de nuestro país no quieren ver

"Por qué he escrito Las fábulas del comunismo y por qué este título enfada tanto a tantos italianos". Así comenzaba Anita Likmeta su polémico post en X. La suya es una historia de inmigración que no gusta a ciertos progresistas de nuestro país.

Anita

Todo empieza con su madre Ela, modista, que, cuando se derrumbó el régimen comunista de Tirana, huyó con dos hijos pequeños a Italia, donde desembarcó en 1991 en el famoso barco que llegó a Bari cargado con miles de albaneses. La joven encontró trabajo como modista y en 1997 regresó a Albania para llevarse a la otra hija que había quedado con sus abuelos, que precisamente es Anita.

Anita, que llega aquí con 11 años, aprende italiano y se esfuerza mucho en sus estudios: asiste al instituto donde estudia humanidades, obtiene varias becas y se gradúa en Filosofía en la Universidad La Sapienza de Roma.

Trabaja un tiempo en París, como canguro, para aprender francés, luego se hace intérprete (habla seis idiomas) y después se convierte en empresaria. Hoy es una mujer de éxito, perfectamente integrada en Italia.

Se implica en política con +Europa, pero en la Navidad de 2023 -escribe el Corriere della Sera- abandona este partido que "había colgado en las redes sociales fotos de belenes con un estilo familiar no tradicional: uno con dos Josés y el Niño, otro con dos Marías y el Niño, y otro sólo con la Virgen y el Niño (ambos negros), para representar a una madre soltera". El pie de foto decía: "¡Lo bueno de las tradiciones es que pueden cambiar! Felices fiestas desde +Europa".

Anita Likmeta se despide con esta dura declaración: "Si +Europa cree defender la diversidad con guiños hipócritas a la tradición, no estoy disponible para el papel de la Virgen lesbiana. Adiós a +Europa y feliz suicidio político (no asistido)".

Ahora la empresaria ha publicado un libro titulado Las fábulas del comunismo. Narra -a veces con tonos de realismo mágico- la infancia de una niña en la Albania en los años 80 y 90: una vida de miseria y opresión y luego la caída del régimen. Todo a través de los ojos de una niña. Es un libro conmovedor.

Pero hace unos días, en X, la autora escribió ese larguísimo post que -tras la citada introducción- continúa así: "Podría empezar por esto. De explicarme a mí misma, en primer lugar, por qué este libro ha generado una ola de odio tan poderosa hacia mí, hacia alguien que realmente sabe algo del 'comunismo' por haberlo vivido en su propia piel, a diferencia de quienes, aquí en Italia, lo han estudiado en los libros o lo han imaginado en sus dormitorios".

Luego añade: "En este debate que he suscitado muy a mi pesar, he podido conocer una de las categorías más extendidas en este país, la de los comunistas imaginarios. Personas apegadas todo el día a los productos del turbocapitalismo, como los smartphones, las redes sociales y las diversas plataformas y que, desde la altura de esta contradicción macroscópica, quieren enseñarme qué pensar sobre algo que he conocido de cerca, y lo podrido y malvado que está este Occidente en el que, sin embargo, se revuelcan y medran como peces en el mar".

Likmeta considera que el antiguo PC (Partido Comunista italiano) era mejor que los "comunistas imaginarios" de hoy (aquí hay que decir que no está bien informada). Luego añade que "estos nuevos revolucionarios del teclado han ido a universidades donde marxistas igualmente imaginarios proclaman ideales de pureza y juicios rápidos, mientras que sus acciones y sus vidas reflejan una actitud totalmente diferente", y tras una digresión sobre las universidades (en defensa de la "meritocracia"), vuelve a atacar a los que llama "mis odiadores en serie... Comunistas en público, dispuestos a cercar el buen salón de sus casas con alambre de espino en privado".

Por último, recuerda uno de los "cuentos de hadas del comunismo albanés", el de la igualdad: "También allí la igualdad seguía siendo un hermoso cuento de hadas contado por el régimen: la nomenclatura del partido, las familias de la aristocracia administrativa de Tirana, disfrutaban de privilegios y comodidades que nosotros, mendigos del campo, ni siquiera podíamos imaginar (...). Pero los imaginarios comunistas italianos siguen queriendo enseñarme, desde el teclado de su iPhone 12, que el mal es Occidente, en el que tienen suficiente tiempo libre para perder insultándome en las redes sociales, culpable como soy de haber contado algo sobre la vida de una niña albanesa que creció en medio de ochocientos mil búnkeres inútiles".

Anita habla de su libro en TV2000, la cadena de los obispos italianos.

Es curioso que el libro de Anita Likmeta haya causado polémica, porque está escrito con delicadeza narrativa. Aunque el comunismo aparezca en toda su aburrida crudeza, no deja de ser literatura.

Don Simón

En cambio, para tener una denuncia realista de lo que fue el comunismo albanés en las décadas de Enver Hoxha, el tirano que estudió en la universidad francesa (fuertemente antirreligiosa), los "comunistas imaginarios" italianos deberían leer el formidable libro de don Simón Jubani (1927-2011), Desde las profundidades del infierno vi a Jesús crucificado. Un sacerdote en las prisiones comunistas albanesas (Cantagalli).

Este valiente hombre de Dios relata sus veintiséis años de cárcel en el primer Estado ateo del mundo: las torturas, las atrocidades, las masacres del régimen, el clima de terror en el que mantuvieron durante décadas a todo un pueblo asolado por el hambre y la miseria.

De vuelta a la libertad desde 1990, el padre Simón lo contó todo al mundo, las iglesias arrasadas, los sacerdotes torturados y los mártires: "En cuanto a mí, no me mataron, pero querían que muriera lentamente. Estuve 26 años en la cárcel, viviendo del milagro de la oración diaria a María (...). En cuanto salí de la cárcel, la gente vino a llamarme para celebrar mi primera misa en público. (...) Dios liberó al país de la dictadura".

Un relato impresionante que nuestros "comunistas imaginarios" nunca querrán leer. Para no saber.

Traducido por Verbum Caro.