El 16 de octubre de 1978, Juan Pablo II era elegido Papa de la Iglesia Católica. Y al día siguiente, el 17 de octubre, el diario afín al Partido Socialista Obrero Español, El País, que cumplía su tercer año de vida y se vendía por 18 pesetas, lo sacaba en portada.
"El nuevo Papa, un polaco joven, abierto en política y moderado en el dogma", se leía en el titular.
"Los expertos señalan su colaboración con el régimen socialista de su país", podía leerse en el primer párrafo.
Los expertos de El País no predijeron que el Papa polaco sería uno de los detonantes de la caída del régimen comunista en Polonia y Europa del Este, en apenas 13 años.
El diario señalaba su origen "obrero": "Hijo de una familia obrera polaca, hombre de gran cultura, su figura ha servido de contrapeso a la del cardenal Wyszynski, primado de Polonia y de marcado conservadurismo".
En realidad, su padre era suboficial del ejército y murió cuando él tenía 21 años. Pero Karol Wojtyla tuvo más experiencia obrera que la mayoría de los redactores y jefes de El País: en septiembre de 1939, con 19 años, trabajaba en una cantera y luego en una fábrica química.
Juan Pablo II, el 16 de octubre de 1978, hace cuarenta años
Apenas 3 meses después de ser elegido Juan Pablo II estaba haciendo discursos a los obreros en el México laicista hablando de Jesús y San José como obreros:"Me viene a la mente la figura de Aquel que nació en el seno de una familia artesana, que creció en edad, sabiduría y gracia, que de su Madre aprendió los caminos humanos, que en aquel varón justo que Dios le dio por padre tuvo el maestro en la vida y en el trabajo cotidiano. La Iglesia venera a esta Madre y a ese Hombre, a ese santo obrero, también modelo de hombre y de obrero. Nuestro Señor Jesucristo recibió las caricias de sus recias manos de obrero, manos endurecidas por el trabajo, manos abiertas a la bondad y al hermano necesitado".
El embajador de la Polonia comunista, contento, decía
El País acudió a preguntar a Eugenius Noworyta, el embajador de la Polonia comunista en España. "El nombramiento del nuevo Papa me ha causado una gran alegría y satisfacción, como a todos los polacos", declaró en páginas interiores, aunque en la nomenclatura polaca y rusa más de uno se llevaba las manos a la cabeza. "Hay buenas relaciones entre la Iglesia y el Estado", aseguraba, mientras el régimen estrangulaba la libertad religiosa de millones de católicos. "Creyentes y no creyentes, marxistas, socialistas y católicos coincidimos en el desarrollo social del país, en resolver las tareas y problemas comunes. En mi opinión hay también una coincidencia y aportación de la Iglesia en el campo de la moral. Por otra parte, nuestras relaciones con el Vaticano son buenas. Apreciamos su labor por el desarrollo y la paz de todos los pueblos y por la cooperación y distensión entre todos los pueblos de Europa".
El País buscaba también la opinión de K. S. Karol, el jefe de la sección internacional del semanario francés Le Nouvelle Observateur, que era de origen polaco y veterano del Ejército Rojo soviético durante la II Guerra Mundial (además de crítico contra Solzhenitsyn cuando el semanario apoyaba al intelectual ruso).
K.S.Karol, uno de los expertos consultados
por El País, tampoco supo calibrar al nuevo Papa
«Desde mi punto de vista, el nuevo Papa tiene un talante mucho más moderno y liberal que el primado [Wyszynski]. Hay que pensar que en mi país la Iglesia se preocupa más por la hegemonía espiritual que por cuestiones estrictamente políticas o sociales. En este sentido hay que destacar la habilidad del nuevo Papa, que nunca se enfrentó radicalmente contra el régimen establecido, a diferencia de Wyszynski, en temas como los del divorcio, aborto, etcétera. [...] El arzobispo de Cracovia, actual Papa, estuvo en París hace un año y se reunió con la colonia polaca de París en el Club del Diálogo, un local de cierta significación progresista. La simple presencia del cardenal Wojtyla en aquel local daba cumplida cuenta de su carácter abierto y moderno.»
Que Juan Pablo II fue el mayor luchador del siglo XX contra el divorcio y el aborto es algo que hoy pocos dudarán: K. S. Karol no estuvo fino hace 40 años.
Un imperio tiránico para 400 millones de personas
El País y sus "expertos" no podían esperar que en apenas 13 años de Papa polaco, un Papa que insistió en hablar de verdad y de libertad, el Imperio soviético y sus satélites colapsarían y liberarían de la tiranía comunista a 400 millones de personas (270 millones en la URSS, 130 en los otros países de Europa oriental).
Una de las fuerzas de Juan Pablo II fue que logró unir dos mundos que habían estado separados: los intelectuales y los obreros. Él tenía lazos con ambos.
Otra de sus fuerzas era su insistencia en la verdad: la gente en los países comunistas veía que todo el sistema se basaba en la mentira y el engaño.
Y una tercera fuerza es que Juan Pablo II dominó un nuevo medio: la televisión a color. Con sus silencios y gestos teatrales, sabía hacer que las imágenes transmitieran sensaciones. En su primer viaje a Polonia, en 1979, la clave estuvo en hacer que una multitud inmensa cantase en la calle, en un país comunista: "Queremos a Dios, Él es nuestro Rey". Todo un desafío al imperio materialista y totalizante.
Al año siguiente, en 1980, nacía el sindicato Solidaridad en Polonia y en enero de 1981 Juan Pablo II recibía en el Vaticano a Lech Walesa, su fundador, escenificando visualmente su apoyo. En pocos meses Solidaridad sumó 10 millones de militantes y pidió elecciones libres. No estaba mal para aquel que "nunca se enfrentó radicalmente contra el régimen establecido, a diferencia de Wyszynski", como decía el periodista de Le Nouvelle Observateur.
En 1981, publicaba una encíclica sobre el trabajo, Laborem Exercens, con un lema que rompía el discurso de las dinámicas economicistas: "Cristo tiene la respuesta sobre el trabajo". En 1983, la televisión mostraba a un Papa Juan Pablo II firme, imponente, profético... junto a un nervioso y tembloroso general Jaruzelsky, que aplicaba la ley marcial en Polonia. En 1985, multitudes acudieron en Checoslovaquia a ver a Juan Pablo II: era la primera vez que se realizaba una reunión de masas ajena al Partido Comunista o al sistema.
En 1989 se hundía el Muro de Berlín, y en 1991, la URSS. Los dictadores comunistas como Janos Kádar en Hungría y Jaruzelsky en Polonia pidieron un sacerdote y la unción de los enfermos antes de morir.
Más información sobre el papel del Papa polaco en la caída del comunismo en el documental www.liberandouncontinente.com
Población bajo el yugo comunista en Europa Oriental hacia en 1985
Albania 3 millones
Bulgaria 9 millones
Checoslovaquia 15,5 millones
Hungría 10,6 millones
Alemania Oriental 16,7 millones
Polonia 37 millones
Rumanía 22,7 millones
Yugoslavia 23,3 millones
La URSS (incluyendo países bálticos) 272 millones
TOTAL: 409 millones de personas
CRONOLOGÍA: pasos hacia la caída del imperio comunista
1978: Karol Wojtyla, un polaco, es elegido Papa Juan Pablo II
1979: en junio, en la Plaza de la Victoria de Varsovia, de forma pública y solemne Juan Pablo II pide a Dios que “envíe su Espíritu y renueve la faz de la tierra”, añadiendo después de una pausa dramática: “la faz de esta tierra”. "Era un poderoso indicador de que en última instancia Dios era soberano y no el régimen comunista", señala el documental. La gente cantaba: "Queremos a Dios, Él es nuestro Rey".
1980: De unas huelgas nace el sindicato independiente Solidaridad, que el gobierno polaco acepta a regañadientes. Se comprueba lo que el Papa predicó: el Partido no puede controlarlo todo.
1981: en enero, Juan Pablo II recibe en el Vaticano a Lech Walesa, líder fundador de Solidaridad. Escenifica visualmente su apoyo. Al pasar los meses, Solidaridad sumará a 10 millones de militantes y pedirá elecciones libres.
1981: el 13 de mayo, Alí Agca dispara al Papa y lo hiere. Queda claro que hay poderes comunistas que lo ven como un peligro. Él atribuye su supervivencia a la Virgen de Fátima, cuya fiesta celebraba ese día.
1981: en diciembre el nuevo líder de la Polonia comunista, el general Jaruzelsky, decreta la Ley Marcial y encarcelará 11 meses a Walesa.
1983: Juan Pablo II vuelve a visitar Polonia y eso da vida nueva a Solidaridad, que estaba muy debilitada. En julio se levanta la ley marcial y se amnistía a muchos detenidos.
1984: En Octubre la policía secreta polaca asesina al sacerdote Jerzy Popieluszko. 250.000 polacos acuden a su funeral.
1985: en marzo llega al liderazgo de la URSS Mijail Gorbachov. En julio en Checoslovaquia el Papa reúne masas. Es la primera gran movilización ajena al sistema.
1987: en junio el Papa visita los astilleros de Gdansk en Polonia; muchos entienden que el régimen es débil al permitirlo.
1988: huelgas en Polonia llevan a la re-legalización de Solidaridad.
1989: Todo cambia. Solidaridad gana las elecciones en Polonia. Gorbachov anuncia que la URSS no interferirá. En agosto 2 millones de estonios, lituanos y letones se unen en una cadena de 400 kilómetros pidiendo libertad. En septiembre Hungría abre la frontera con Austria. En octubre se llena de manifestaciones la Alemania oriental. El 9 de noviembre cae el Muro de Berlín. Al día siguiente, cae el dictador búlgaro Zhivkov. Dos días después es canonizada la princesa checa Santa Inés, ceremonia que -se profetizó- llevaría a un milagro: será la democracia en el país (Revolución de Terciopelo del 17 al 20 de ese mes). El 2 de diciembre el Papa (que sabe ruso) recibe a Gorbachov en Roma.
1990: Independencia de los países bálticos. Elecciones libres en Hungría y Bulgaria.
1991: Gorbachov dimite y declara el final de la Unión Soviética.