El pasado jueves 17 de diciembre se celebró en la Universidad de Alcalá de Henares una jornada de estudio sobre el escritor rumano Vintila Horia (19151992) con motivo del centenario de su nacimiento, celebrado justo al día siguiente con un servicio religioso en el cementerio de La Almudena de Madrid.


Cuando se acerca el cuarto de siglo desde su fallecimiento a consecuencia de un tumor cerebral, la intensidad y emotividad del homenaje demuestran la vigencia de la obra de uno de los grandes intelectuales cristianos europeos del siglo XX, así como la profunda huella que dejó su personalidad en cuantos le conocieron.


La jornada fue abierta por las autoridades académicas de la Universidad de Alcalá de Henares. De izquierda a derecha: Juan Francisco Elices Agudo (director del Centro de Lenguas Extranjeras), José Raúl Fernández del Castillo (vicerrector), Manuel Pérez Jiménez (director del Departamento de Filología) y Antonio Alvar (director de la cátedra de Filología Clásica).

Vintila Horia nació en Segarcea (Rumanía) y murió en Madrid a los 76 años de edad, tras una vida tan intensa como dura a consecuencia del exilio al que se vio forzado desde la Segunda Guerra Mundial. Doctor en Derecho y licenciado en Letras, en 1940 ingresó en el cuerpo diplomático de su país y tuvo destinos en Roma y Viena que grabaron a fuego en su sensibilidad la esencia de lo europeo, y de lo cristiano como esencial a Europa.

Durante la contienda fue capturado por los alemanes y pasó un año en los campos de concentración de Krummhübel y María-Pfarr. Militantemente anticomunista, no pudo regresar a Rumanía tras la implantación del régimen títere de la Unión Soviética. Se exilió en Italia primero, en Argentina y Francia después, y a partir de 1964 en España. Fue catedrático de literatura en la Universidad Católica de París y en la Universidad de Alcalá de Henares.


El 28 de noviembre de 1960 Vintila Horia ganó el Premio Goncourt, el más prestigioso otorgado en Francia a una novela, por Dios ha nacido en el exilio (cuya importancia en la narrativa europea contemporánea glosó el escritor Antonio Enrique). Se trata de un imaginario diario del poeta romano Ovidio, quien padeció destierro en la Dacia (la provincia romana correspondiente a la actual Rumanía), y quien en la obra de Horia conoce el nacimiento del Salvador y expresa los sentimientos del paganismo, a la espera del Redentor como estaban los judíos a la espera del Mesías.


Algunos de los asistentes y ponentes de la jornada, entre ellos, en primera fila, Cristina Horia, hija del escritor (segunda por la izquierda), y su nieta (tercera), y en segunda fila Basarab Nicolescu, Sanda Popescu y Viorica Patea.

Cuando se conoció la personalidad del ganador del premio, la maquinaria propagandística comunista europea se puso en marcha acusándole de "fascista". En una de las conferencias de esta jornada-homenaje, la profesora Viorica Patea, de la Universidad de Salamanca, hizo un relato detallado de cómo fue ese proceso de denigración personal que condujo a Vintila Horia a renunciar al premio una semana después. Patea explicó el contexto histórico en el que tuvo lugar la campaña: poco tiempo antes el gobierno rumano le había ofrecido que trabajase como colaboracionista para minar la resistencia en el exterior, a lo que Horia se había negado. Al concedérsele el Goncourt, la embajada rumana en París ordenó a los comunistas franceses el inicio del boicot, que encabezó el escritor André Wurmser.

La polémica del Goncourt convirtió Dios ha nacido en el exilio en un best seller mundial. Horia completaría una "trilogía del exilio" con sus novelas El caballero de la resignación (1961) y Perseguid a Boecio (1983). Todas sus obras posteriores se fueron publicando en los principales idiomas cultos: La séptima carta (1964), Marta o la segunda guerra (1982), Un sepulcro en el cielo (1987), etc.

Junto a esta labor como novelista, Vintila Horia fue un extraordinario animador cultural, como reflejó en su ponencia la profesora Sanda Popescu, de la Universidad de Bucarest: en particular, en la búsqueda de las claves científicas, filosóficas y teológicas del futuro del mundo, de lo que dan cuenta sus libros de entrevistas Viaje a los centros de la tierra (1971) (al que dedicó su intervención el escritor José Javier Esparza) y Encuesta detrás de lo visible o la fundación y dirección de la revista de pensamiento Futuro presente y su colaboración semanal en las páginas de cultura del diario El Alcázar.


José Javier Esparza (izquierda) y Aquilino Duque (derecha).

Fue, como le bautizó otro de los ponentes en la jornada, el escritor y periodista Pedro Fernández Barbadillo, el "escritor total", "uno de esos fundadores cuyos libros y artículos nos guían en un mundo en ruinas hasta ese sepulcro en el cielo al que estamos llamados".

También con sus ensayos. Carlos Ruiz Miguel, catedrático de Derecho Constitucional en la Universidad de Santiago de Compostela, destacó por su parte la contribución de Vintila Horia a la filosofía jurídica con su estudio Los derechos humanos y la literatura del siglo XX, a la literatura con Introducción a la literatura del siglo XX y a la esencia universalista y cristiana de la Hispanidad con su Reconquista del Descubrimiento (1992). Horia fue crítico con movimientos como el Renacimiento o la era de las Revoluciones porque, señaló Ruiz Miguel, "el determinismo y el mecanicismo que alientan esos movimientos hacían imposible la libertad que se proclamaba. Ese determinismo y ese mecanicismo se hallaban relacionados con el olvido (cuando no la negación) del Dios cristiano. Un mundo sin Cristo se convierte así en un mundo inhumano".


De izquierda a derecha: Pedro Fernández Barbadillo, Aquilino Duque, Carlos Ruiz Miguel y Ramón de Marcos.

En el homenaje participó asimismo el escritor Aquilino Duque, finalista del Premio Nadal en 1973 y Premio Nacional de Literatura en 1974, quien destacó el hispanismo latente en toda la obra de Vintila Horia y lo inabarcable de su obra, "vasta en géneros e inquietudes": "Mantenía abierto en Madrid el consulado de una cultura centroeuropea en la que ya no cree la Europa que mató al Espíritu".


En ese sentido, el sacerdote Francisco José López-Sáez, de la Universidad Pontificia de Comillas en Madrid, destacó que "su itinerario vital consistió en un paso de la nostalgia del exilio a una fe creadora de comunión". Y añadió que Horia contribuyó notablemente al acercamiento entre la tradición ortodoxa y la Iglesia católica.


De izquierda a derecha, Soledad Porras Castro, Ramón de Marcos, Carlos Ruiz Miguel y Carmelo López-Arias.

Fue "cristiano ortodoxo de fe indistinguible de la católica", apuntó el editor y periodista Carmelo López-Arias, quien recogió la opinión del doctor Juan Matías Santos, psiquiatra y profesor de Neurociencia en la Universidad de Atacama (Chile), de que Vintila Horia "tenía una capacidad única de atrapar los hechos cotidianos para verlos through-through, como se dice en inglés, completamente a través, y llevarte desde lo cotidiano a un análisis profundo, sagaz y penetrante de lo que acontece para subrayar lo que puede acontecer. Porque algo de profeta tenía en más de un aspecto. ¡Cómo se le echa de menos en estos tiempos tan comprometidos de hoy!".

También participaron en el encuentro: Basarab Nicolescu, físico del Centro Internacional de Investigaciones y Estudios Transdisciplinarios; Alexandru Herlea, presidente de La Maison Rumaine [La Casa Rumana] de París; Georgeta Orian, de la Universidad de Alba Iulia (Rumanía); Ramón de Marcos, ex alumno de Vintila Horia en la Universidad Complutense de Madrid; y Soledad Porras Castro, de la Universidad de Valladolid.

Algunos artículos sobre Vintila Horia publicados en la prensa española con ocasión de su centenario:

Aquilino Duque, Vintila Horia en su centenario (ABC).

Pedro Fernández Barbadillo, Vintila Horia, el "escritor total" (La Gaceta).

Carlos Ruiz Miguel, Centenario de Vintila Horia
(Periodista Digital).

Carmelo López-Arias, Centenario de Vintila Horia, un escritor cristiano (Religión en Libertad).