Los entusiastas lectores de aquella novela quedaron con ganas de una continuación, y por fin ha llegado: LibrosLibres edita en español, a la vez que se publica en Estados Unidos en inglés, El Padre Elías en Jerusalén, en la que este religioso, ahora además obispo y perseguido en todo el mundo por un asesinato que no ha cometido, va a tener que rematar aquellos aspectos de su misión anterior que quedaron abiertos en la primera novela.
Michael O´Brien se resistía a continuar la serie del Padre Elías, pero los acontecimientos del mundo le han impulsado a allo.
-Aunque mis lectores sugerían con frecuencia la posibilidad de una secuela, rechacé la idea durante mucho tiempo. Sin embargo, en los últimos años se formaban en mi imaginación poderosas imágenes y escenas para la continuación de la historia que pedían ser puestas por escrito. Así que recé y esperé. Luego vino un momento en el que pareció claro que debía escribir el libro, y que el momento era ahora.
-La guerra entre el bien y el mal se ha hecho más intensa y compleja desde que escribí El Padre Elías. Ahora estamos viviendo una época de una apostasía masiva respecto a la verdadera fe y la degeneración de una civilización occidental que un día fue cristiana, con el inevitable ataque a la libertad religiosa.
-Esto es sustancialmente distinto a la situación de la Iglesia primitiva, compuesta en gran medida por gente que había conocido la oscuridad y estaba sedienta de luz. El suyo era un mundo que salía lentamente del paganismo. En nuestros tiempos, los cristianos apóstatas han conocido la luz y sin embargo prefieren extraviarse y retroceder a la oscuridad de un neopaganismo, justificándose en que es más “amable” o “tolerante” que el plan de Dios para la humanidad, más que el Espíritu y la Verdad que conducen a la vida.
-Así lo creo, aunque me encantaría equivocarme. En nuestros tiempos emergen por todas partes señales apocalípticas sin precedentes. Ciertamente ha habido apocalipsis pequeños a lo largo de la historia, pero ninguno de la magnitud y características que afrontamos ahora.
-Siempre tengo en mente la advertencia del Señor de que debemos “estar despiertos y vigilantes a todas horas”, un aviso que vale para todas las generaciones. Sabemos que, en un momento dado, habrá una generación que será puesta a prueba de una forma radical y absoluta, una persecución global contra todos los que siguen a Jesús. La generación que esté menos en vela, que haya sido apaciguada por el pecado y el error hasta dormirse, drogada por los placeres y los engaños, será aquella en la que domine el Anticristo. Mi intención al escribir una novela que se ocupe de las cuestiones apocalípticas es preguntarle a mi propia generación: “¿Estamos despiertos?”. Y, con la misma importancia: “¿Estamos espiritualmente preparados, en caso de que estos sean los tiempos anunciados por los profetas y por el mismo Jesús?”.
-Todo el tiempo posterior a la Resurrección son los Últimos Días, y solo queda una última y definitiva batalla por completar. “Hijitos, es la hora final”, dice San Juan (1 Jn 2, 18), y en una traducción inglesa alternativa: “Hijos, son los últimos días”. Sin embargo, el tema del Anticristo y su Falso Profeta no es el fin del Fin, ni el fin del mundo. Según las Sagradas Escrituras, se dará al mundo un tiempo de paz tras el tiempo del Anticristo, los “mil años de paz” de los capítulos 19 y 20 del Apocalipsis. Pero no debemos confundir este periodo con un milenio literal. En lenguaje bíblico simboliza un periodo de tiempo prolongado.
-No solo es un grave error de juicio y una mala interpretación de las Escrituras, es una herejía condenada por la Iglesia. La Iglesia rechaza incluso el “milenarismo mitigado”, como explica el Catecismo de la Iglesia católica (676). En sus diversas formas, el milenarismo propone un milenio literal en el que la Cristiandad florecerá como un reino global, en ocasiones imaginado como un reino terrenal de deleites materiales. Esta idea es muy superficial.
-La era de paz que viene después del reino del Anticristo será eucarística y mariana, en un mundo que habrá sido humillado por los castigos y la persecución, donde la Iglesia habrá sido purificada y fortalecida en las pruebas, y la humanidad vivirá de una forma mucho más simple y fiel que nunca desde el principio.
-Por decirlo de forma sencilla, porque Nuestro Señor Jesucristo en los Evangelios nos exhorta a ser vigilantes en cada generación. Y en el Apocalipsis de San Juan, el Señor resucitado continúa advirtiéndonos de los peligros de las últimas tribulaciones que vendrán sobre la Iglesia y sobre toda la humanidad. Con demasiada frecuencia evitamos la cuestión considerando el Apocalipsis como un gran mito confortablemente distanciado en el futuro. Tal vez Dios en su misericordia nos conceda más tiempo, pero no podemos presumirlo. Cristo nos exhortó a estar preparados siempre: “Nadie sabe el día ni la hora…”
Autor: Michael D. O´Brien
Título: El Padre Elías en Jerusalén
Editorial: LibrosLibres
Páginas: 254
Precio: 20,00 €
Publicado en La Gaceta.