Antonio Machín ya cantó contra el racismo de los «pintores» en su famosa canción: «Aunque la Virgen sea blanca / píntame angelitos negros / que también se van al cielo / todos los negritos buenos».

Ahora, la protesta tiene que ver con el color de la piel de Jesús en los cuadros de temática religiosa. Y la queja no es a ritmo de bolero, sino con una demanda en toda regla.

Justin Renel Joseph es un ciudadano de Manhattan que ha acudido a los tribunales para exigir que el Metropolitan Museum, el museo más visitado de Nueva York, retire de sus muros los cuadros «racistas» que presentan a un Jesús rubio y de piel pálida.

En su demanda, según publica «The New York Post», da ejemplos concretos, como «La Sagrada Familia con ángeles», de Sebastiano Ricci; «La resurrección», de Perugino; «El milagro de los panes y los peces», de Tintoretto; o «La crucifixión», de Granacci.

El demandante, de 33 años, asegura que estas obras maestras de la colección del Met suponen un «blanqueo estético ofensivo» a la apariencia física real de Jesús, que, por su procedencia de Oriente Medio, tenía «el pelo negro como la lana y la piel del color de bronce», unas características físicas que coinciden con las del propio Joseph.

«La implicación de que alguien que tiene las características físicas del demandante podría no ser la importante figura histórica y pública de Jesucristo (…) causó que el demandante se sintiera, entre otras cosas, rechazado y no aceptado por la sociedad», asegura Joseph en su escrito, que firma como su propio abogado.


La situación, dice, le provocó «estrés personal» y definió la pertenencia de estos cuadros a la colección del museo como «un caso extremo de discriminación».

Para ello se basa en la Ley de Derechos Civiles de 1964 y razona que los artistas «cambiaron por completo su raza para hacerla más llevadera estéticamente a los blancos».

Tan sorprendente como la demanda es el hecho de que el Met se la haya tomado con cierta seriedad y diera una contestación a Joseph. «Cuando estas obras fueron pintadas, era típico que los artistas ejecutaran sujetos con una identidad similar a su público local. Es un fenómeno que ocurre también en otras culturas», explicó Elyse Topalian, portavoz del museo.

No parece que eso vaya a satisfacer a Joseph, que tiene por delante una batalla legal interminable contra los museos del mundo. Quizá le valga más escribirlo en un bolero.

(Nota de ReL: Un Niño Jesús rubio muy querido y venerado en todo el mundo es el Niño Jesús de Praga, que al parecer era español; lea aquí su historia).