La conocida pintora María Tarruella Oriol inaugura el próximo 5 de mayo su nueva exposición de pintura. Se trata de un arte abstracto, pero de inspiración totalmente religiosa, y se podrá disfrutar de ella en el Palacio Infante Don Luis de la localidad madrileña de Boadilla del Monte.

En esta entrevista con Religión en Libertad, la artista habla del arte y de su peculiar forma de crear, que se realiza tras ir cada día a misa, para así convertirse en un pincel utilizado por Dios para ayudar a otras personas.

- María, una pregunta que te hacen frecuentemente es qué pintas. ¿Qué les respondes?

-Dependiendo de la situación a veces tengo que coger aire al responder, pero siempre contesto lo mismo: pinto oraciones.

-¿Son oraciones tuyas personales? ¿Cuál es tu punto de partida?

-Mi punto de partida se halla en la misa de cada mañana donde el Señor me inspira por quien debo rezar y como lo puedo expresar. Yo voy a misa diaria por absoluta necesidad, para que me chive el Señor el reto del día y me de pistas de cómo realizarlo. Por ejemplo, puedo sentir que debo rezar por alguien que está en depresión lejos de la fe y al rezar por esa persona en la comunión veo su dolor como una bola de hierro que hay que romper para que entre la luz.

Acto seguido entro a mi estudio y rezo por esa persona aplicando goteo de cera micro cristalina sobre polvo de hierro, sobre capas y capas de pintura y papel traslucido que narran su vida. Busco a través de los materiales expresar una oración de liberación, de ascensión hacia la Luz de Dios.

-¿Cómo se puede entender el significado transcendental que quieres comunicar si tu pintura es abstracta?

-Mi obra hay que sentirla y no buscar entenderla con la razón. Mi intención es que el Señor te hable a través de las texturas, de los colores y sientas las ráfagas de viento del Espíritu Santo soplando dentro de ti. Cada cuadro guarda una palabra para cada persona y solo tienes que estar abierto a escucharla. Incluso hay un mensaje latente en cada obra que sólo se revela en la oscuridad porque entre las capas hay una pintura fosforescente que esconde un segundo cuadro de luz, una imagen puramente espiritual que habla a cada uno personalmente. Es una forma de explicar que, aunque lo veas todo oscuro en la vida siempre ha una rendija por donde entra la Luz, confía.

-María, eres una persona católica practicante pero tu obra está abierta a muchas interpretaciones, incluso podría ser un gancho para el esoterismo o la búsqueda de energías New Age, ¿cómo te aseguras de la percepción correcta de tu obra?

-Pinto en oración, desde la oración y para inspirar a la oración. Pretendo ser simplemente un pincel en la mano de Dios y que Él hable a través de mí, de la forma que quiera y para quien necesite oírle. Por lo tanto, me aseguro de que la obras estén impregnadas de Su presencia pidiéndole a un sacerdote que las bendiga con agua bendita antes de que salgan de mi estudio.

Ese es un momento precioso porque dejan de ser pinturas mías para ser obras al servicio de Dios. Tengo muchas anécdotas, pero te contaré una que me pasó hace poco cuando me llamó mi galerista para pedirme que hablara con un cliente que había comprado un cuadro enorme que llevaba años en su galería. Al hablar con él me admitió que era agnóstico y que había comprado mi cuadro por los colores y lo decorativo que era, pero que ahora le habían diagnosticado un cáncer terminal y no entendía porque solo encontraba paz ante mi obra. Tuve que explicarle que el cuadro había sido bendecido con agua bendita y realizado en oración, por lo que Dios se estaba haciendo presente en su vida y le estaba llamando a su conversión. Dejé de saber de él y casualmente nos rencontramos hace unos meses cuando me dijo emocionado que le habían operado con éxito y que acababa de volver de Medjugorje de dar gracias a la Virgen por su curación. Quiero pensar que la anécdota del cuadro pudo ser un interruptor de llamada a la que él supo responder. Así es que el cuadro ya hace su labor, no me pertenece y su obra finaliza en cada espectador.

 

-¿Cuándo explicas tu proceso de creación y el significado de tu obra, que recepción sueles tener? ¿La gente te entiende?

-Es curioso porque tengo más personas interesadas en mi obra no practicantes que gente de fe. La gente de iglesia quiere reconocer imágenes concretas, pasajes conocidos o representaciones familiares que les den devoción; se sienten perdidos ante mis cuadros porque yo pretendo quitarles la razón para que la obra les hable directamente al alma, sin filtros, sin territorios comunes y sin barandillas a las que sujetarse. Pretendo que la gente vuele en cada cuadro, viva una experiencia creativa en su interior, se abandone y escuche el mensaje que tiene Dios latiendo para cada uno. Al no dar el significado visible a primera vista, los cuadros requieren del esfuerzo y la participación del espectador para  observarlos, masticarlos y finalizarlos en su interior. El sentido de cada obra está en lo que cada uno necesite oír.

-En esta exposición en concreto has buscado la colaboración de poetas y músicos, ¿cómo se relacionan con tu obra y con el mensaje que quieres transmitir?

-Me interesa manifestar nuevas formas de evangelización a través de la creatividad. El grupo de poetas Rio Oculto proceden de la escuela de verano de arte y espiritualidad El Observatorio de lo Invisible, del que soy parte del comité organizador. Me interesaba aprovechar mi exposición para brindar una experiencia interdisciplinar de las artes donde el espectador navega por la obra pictórica guiado por la poesía. Varios poetas pasaron un día con un cuadro de su elección en el jardín de mi casa y escribieron poesías inspirados por la sensación que les producía la obra. Cuando nos reunimos todos para compartir las poesías fueron como oraciones lanzadas al cielo en unión y armonía, pintaron con palabras en el aire. Tendremos la suerte de que el sábado 8 de Mayo vendrán los poetas a recitarlas en persona junto a los cuadros en la exposición.

Por otro lado, el 10 de junio habrá un cuarteto de cuerda que interpretará la obra que el joven compositor de música sacra, Luis Meseguer, ha compuesto inspirado en el cuadro de gran formato “Entrega” describiendo con música el sentido de la ofrenda con un ritmo pausado y contemplativo. En palabras del propio compositor, él busca con esta composición que “la música sea el marco del cuadro que invita al espectador a entrar en la obra, conduciéndole hacia su interior, sin tomar protagonismo,” integrándose en la pintura misma.