Capítulo 232 y último de Padre Casares. La longeva y exitosa producción de Voz Audiovisual puso en la noche del lunes el punto final a siete años de un éxito sin precedentes para la producción audiovisual en Galicia. 

Padre Casares, la primera serie de televisión gallega grabada en alta definición, logró batir récords de audiencia como el de su capítulo número 40, emitido el 5 de enero del 2009 y que alcanzó un share medio del 36,4 %.

En sus siete años de historia, las aventuras de los vecinos de Louredo (Santo Antonio de) se han impuesto en Galicia a la programación de ámbito nacional con las series de más éxito del momento, concursos, realities y hasta retransmisiones de partidos de la Champions.

Diversos galardones acompañaron a la ficción en su andadura: numerosos premios Mestre Mateo, entre ellos a la mejor serie; el premio ATV a la mejor ficción autonómica; cuatro nominaciones a los premios Ninfa de Oro del Festival de Televisión de Montecarlo, el más importante del mundo; y el premio Bravo de la Conferencia Episcopal Española, por el fomento de los valores humanos.

Además, Padre Casares triunfó más allá de Galicia y dio origen a diferentes versiones: una andaluza, llamada Padre Medina (coproducción de Voz Audiovisual), que en su emisión fue la segunda serie andaluza más vista de Canal Sur; otra balear, Mossèn Capellà (coproducción de Voz Audiovisual), que logró triplicar la cuota de audiencia del canal autonómico; y una tercera valenciana, Senyor Retor, emitida con gran éxito por la Televisión Valenciana. El formato original se emitió, además, en Telemadrid y Castilla-La Mancha Televisión.


A lo largo de siete años, en Padre Casares ha habido nacimientos, bodas y entierros. Curas nuevos y viejos, monjas, beatas, ateos, caciques y comunistas de manual.

Pero, sobre todo, ha habido risas y emoción provocadas por el «espíritu de Louredo», un sentimiento caótico que ha hecho que, en las ocasiones importantes, haya aflorado la solidaridad entre sus extravagantes vecinos.

La mayor parte de la serie se ha grabado en interiores, en los platós que Voz Audiovisual posee en A Coruña. A lo largo de estos años, casi todos los decorados se han mantenido. Tan solo desapareció en plena serie el primer despacho del obispo, que pasó a grabarse desde entonces en un interior natural. En su lugar, se construyó la cocina-peluquería de la casa de Puri, un personaje que, aunque ya aparecía en la primera temporada, ganó mucho más protagonismo a partir de la segunda.

Precisamente, el dormitorio de Elsa, también en la casa de Puri, es el único decorado construido con posterioridad. A lo largo de estos siete años, la serie también ha salido en alguna ocasión de sus exteriores habituales.

La villa gallega que, por la magia de la televisión, los espectadores gallegos conocen como Santo Antonio de Louredo es en realidad la localidad de Redes, en Ares (A Coruña). El supuesto edificio consistorial de Louredo se corresponde con una casa particular que, como otras fachadas de la villa, se decoraban con atrezo a modo de bar o casa rectoral. Allí está también la playa por la que el padre Casares meditaba su desamor.

Lo que no todo el mundo sabe es que Ares y Santo Antonio de Louredo son dos municipios hermanados, nada menos que desde el 27 de diciembre del 2007. Aquel día, ambas corporaciones municipales (la real y la de ficción) celebraron una comida cuya convocatoria fue lanzada, de manera oficial, por el regidor de Ares que, mediante una carta con membrete, se ponía a disposición del alcalde de Louredo, Edelmiro Ferreira, para todo lo que este pudiera precisar.

En la vida real, la parroquia de Santo Antonio de Louredo no es tan céntrica como sugiere la ficción. La iglesia donde se han rodado estas imágenes es, en realidad, Santa Eulalia de Liáns, en el ayuntamiento de Oleiros, colindante con el de A Coruña.