Por fin se estrena en España esta película premiada por el Festival Mirabile Dictu del Vaticano, El apóstol, de Cheyenne-Marie Carron. Una película que sólo una distribuidora valiente y comprometida como es el caso de European Dreams Factory con la realidad ha sido capaz de estrenar.

La película tiene muchos elementos autobiográficos de la cineasta, y nos cuenta la historia de Akim, un joven musulmán francés de origen argelino cuya familia tiene un honorable proyecto para él: que se convierta en imán. Pero un día Akim se conmueve ante un gesto de caridad cristiana protagonizado por un sacerdote católico y se despierta su curiosidad por conocer algo del cristianismo.

Comienza su “indagación” de forma clandestina, ya que su hermano y su tío son musulmanes muy celosos y no le toleran ningún contacto con nada que huela a cristianismo. Sus pesquisas le llevan a encontrarse naturalmente con varios católicos, incluido el sacerdote que despertó su interés, y en un determinado momento llega a una alegre y trágica conclusión: quiere hacerse cristiano. El resto, obviamente, no lo vamos a desvelar, aunque no es difícil imaginar lo espeluznante que puede llegar a convertirse su vida.
 
El apóstol es una película necesaria porque se lanza a reflexionar con infinita ponderación y equilibrio sobre cosas de las que nadie se atreve a hablar en público. La cineasta Cheyenne-Marie Carron era una niña musulmana argelina que fue abandonada de pequeña. Fue acogida por una familia católica francesa que la cuidó y educó en la fe católica. La tutela la tenía la Administración francesa y por ello sus padres de acogida no podían bautizarla.

Hace un año, Cheyenne, con 37 años de edad, decidió bautizarse. Ante la brutal persecución que sufren los católicos en tantos lugares en los que ha arraigado el veneno de la yihad, Carron ha decidido rodar esta película hecha a base de “pedazos” de realidad que ella ha vivido.

Como ella declaró a la revista francesa L1visible: "Cuando muchos de nuestros hermanos cristianos están siendo masacrados en el mundo, es una gran ocasión para que recordemos a nuestros amigos musulmanes el artículo 18 de la Declaración Universal de Derechos Humanos: Toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión; este derecho incluye la libertad de cambiar de religión o de creencias y la libertad de manifestar su religión o creencia, ya sea solo o en común con otros y en público o en privado, enseñarla, practicarla, el culto y la observancia de los ritos.”