La pasada semana se conoció que la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) había incluido a Santa Teresita de Lisieux en la lista de aniversarios para el bienio 2022-2023, junto a otras dos personalidades católicas como Nicolás Copérnico o Gregor Mendel.
Sin embargo, mientras que ambos fueron además eminentes científicos, Santa Teresita fue una joven y humilde monja. Entonces, ¿por qué ha atraído la atención de la Unesco?
La iniciativa de incluir a la patrona de las misiones en la lista de la Unesco fue del rector del santuario de Lisieux, el padre Olivier Ruffray, que propuso la inscripción de Teresa de Lisieux para la bienal de aniversarios de la Unesco para los años 2022-2023 con la perspectiva del 150 aniversario del nacimiento de santa Teresa.
Tal como explica a Famille Chretienne, el padre Ruffray afirma que "quisimos aprovechar para presentar la candidatura de santa Teresa el pasado mes de noviembre, seguros de que su mensaje tiene un alcance muy universal”. Para él, este acercamiento es “una forma de responder al deseo de la misma Santa Teresita, de anunciar a Aquel que la hace vivir hasta los confines del mundo”.
Para la Unesco, y para todo el mundo, Santa Teresita es un ejemplo de educación ciencia y cultura.
Santa Teresa como ejemplo de educación, ciencia y cultur. “Santa Teresa trabajó para estos tres pilares al mismo tiempo. Fue educadora de sus hermanas y particularmente de las novicias, a las que quiso enseñar la libertad interior para responder mejor a la llamada del Señor. Esta dimensión educativa es muy evidente en sus manuscritos y su correspondencia”, recuerda el rector del santuario.
Pero además, la santa –agrega el padre Ruffray- educa “a cada uno de nosotros, a través de su ejemplo de fidelidad a Dios a pesar de las muchas pruebas de su vida. Es una figura arraigada, accesible a todos”.
Del mismo modo, Teresa de Lisieux aporta al mundo una ciencia particular, la “ciencia del amor”, una expresión que tomó prestada de otra gran santa, Santa Margarita María de Alacoque, y que la joven santa plasmó en Historia de un alma.
"La ciencia del amor y la misericordia de Dios son también muy universales, hablan a cualquier hombre de buena voluntad", remarca el padre Ruffray. Además, con este título de "doctora en ciencia del amor divino", Juan Pablo II nombró a santa Teresa doctora de la Iglesia el 19 de octubre de 1997.
También es una obra cultural que la Unesco haya honrado a Santa Teresa. Apasionada por la escritura, vio su primer libro, Historia de un alma, coronado de éxito desde su primera publicación. Ahora está traducido a más de 80 idiomas. También tiene una abundante correspondencia, más de 266 cartas sin contar sus respuestas, y ha escrito 54 poemas y 8 obras de teatro. “Las escribía, dirigía y también le gusta interpretar, es una verdadera artista”, explica el padre Ruffray.