Jesús García puso en el mapa Medjugorje para miles de españoles. Fue con la publicación de su libro titulado Medjugorje, sobre las supuestas apariciones de la Virgen en Bosnia y Herzegovina, que fue un Bestseller. Nueve años después, tras un sorprendente debut en el cine con el documental Hospitalarios, que versa sobre las peregrinaciones de enfermos al santuario de Lourdes, cuenta a ReL su proyecto de convertir aquel libro en un documental a través de su productora Gospa Arts. En esta ocasión, le acompaña en la dirección Borja Martínez-Echevarría.
—Dicen que Jesús García una enciclopedia viviente sobre Medjugorje. ¿Exageran?
—Sí, mucho. Seguramente eso se lo dice gente a la que gustó mi libro o me vio hablando sobre Medjugorje en YouTube. Fray Ljubo Kurtovic en 2007 me dijo: “Medjugorje se conoce rezando de rodillas”, y yo ahí, hago lo que puedo. Otra cosa es que Medjugorje sea mi vida, como la de tanta gente, y yo me dedico a esto. He peregrinado allí más de 30 veces y he pasado algunas épocas del año, allí conocí a mi esposa, tengo muy buenos amigos allí… Podría decir que este documental es el proyecto de mi vida, pero eso no tiene que ver con “saber de Medjugorje”, sino con “vivir Medjugorje”. En este sentido, sí, diría que es el proyecto de mi vida, y, además, mi mujer, que ama Medjugorje, está encantada con la idea y me empuja desde casa.
— ¿Puede contarnos cómo fue ese flechazo?
—Pues no fue un flechazo, fue más bien una certeza, al conocernos, que además no se concretó hasta un año después. La historia es muy bonita, nunca la había contado. Yo había escrito el libro de Medjugorje que tanta gente conoce y empezó a pasar una cosa que me molestaba en mi relación con Dios: empecé a conocer a gente a la que mi libro cambió la vida. Mejor dicho, a la que Dios cambió la vida a través del libro. Pero mi vida, que en aquella época era tremendamente confusa, seguía igual. Entonces, yo le decía a Dios: “Esto está genial, yo te escribo un libro de Tu Madre, por cierto, con bastante hostilidad del entorno, a la gente le cambia la vida, pero ¿y la mía?”. Porque mi vida seguía siendo muy confusa y con más sufrimientos que alegría, la verdad.
» Mientras yo tenía esta disputa con Dios y, por supuesto, sin yo saberlo, un buen día, un señor compró el libro, lo llevó a su casa y lo dejó encima de la mesa. Lo cogió una de sus hijas, la mayor, de 21 años, y se le leyó de una sentada. Al terminar, le dijo a su padre: “Este verano me voy a Medjugorje”. Su padre alucinó un poco, pero le dijo que adelante. Esta chica buscó un viaje en internet, de los muchos que puede haber, y se apuntó a uno que iba desde Madrid a Medjugorje en autobús. Tres días de viaje. Era el viaje en el que iba yo.
» Era el verano de 2010 y como digo mi vida era muy confusa, no en vano, estaba metido en medio de un proceso de nulidad, como he contado varias veces. Bueno, aquel año pasó, la chica cumplió 22, yo 34 y mi nulidad acabó. Cuando aquella locura imposible se concretó en un noviazgo, en un rato de oración, vi claro como el Señor me decía: “¿Qué decías tú de que tu libro no te iba a cambiar la vida?”. Fue una enseñanza brutal sobre los planes y los cuidados de Dios para nosotros, de que si vives en clave de Dios, nada se le escapa, su amor y su cuidado por ti son más allá que inimaginables. Hoy llevamos 6 años casados, tenemos 3 hijos preciosos con nosotros y otro en el Cielo, y ya no le puedo echar ni un solo reproche a Dios cuando no entiendo sus planes. Se que, más allá de mi entendimiento o gustos y comodidades, hay un plan perfecto. Dios no se despista.
—Medjugorje es hoy menos conflictivo que hace unos años, pero no siempre ha sido así.
—No, todo lo contrario. Como ya pasó en Lourdes en tiempos de Bernadette, o en Fátima en 1917. A los niños de Fátima los amenazaron de muerte. ¡A unos críos! A Santa Bernadette, le hicieron la vida imposible, y ella siempre lo sufrió en silencio, sin protestar. Sobre Medjugorje siempre ha sido así, pero parece que todo ha cambiado este verano. El obispo de Mostar ya se ha jubilado, que es la persona que más hostil fue siempre a Medjugorje.
—¿Por qué esa hostilidad del clero local?
—Lo que ha pasado es que se mezcló un problema local, el llamado “Asunto de Herzegovina”, con un asunto universal , que es Medjugorje. El “Asunto de Heregovina” es un problema histórico, con más de 100 años, entre los franciscanos y los diocesanos: nunca lo resolvieron, se enquistó y más tarde usaron Medjugorje como arma arrojadiza. Para el obispo del momento, que además estaba bajo las presiones de las autoridades comunistas, era imposible aceptar que la Virgen se apareciera en una parroquia de pastoral franciscana, ya que para él, los franciscanos eran “los malos” en su conflicto, si se puede decir así. En mi libro de Medjugorje ya expliqué con detalle un dato curioso, llamativo para el observador neutral, es que al final, los comunistas encarcelaron y torturaron a tres frailes franciscanos a causa de las apariciones, y a ninguno diocesano, de lo cual me alegro mucho, pero a mí, como observador lejano en la tiempo, me da indicios de algo.
» Pero en 2019, año de jubilación del obispo, el Papa ha enviado allí a una persona de su confianza que trabaja como visitador apostólico permanente. Los frutos y las bendiciones de Medjugorje son una bendición y la Iglesia empieza a reconocerlo. Pero como dices, ha sido impresionante la hostilidad en lo que se refiera a Medjugorje. Primero, de los comunistas, y después, de parte de la propia Iglesia.
—¿En qué sentido?
—De los comunistas de entonces, obviamente, en el rechazo a la fe. Por parte de la Iglesia, en la falta de capacidad de escucha, yo creo. La pregunta que se hace la mayoría de la gente es: ¿Y si es mentira? Cuando la pregunta acertada yo creo que sería: “¿Y si es verdad? Vamos a verlo…”. No se por qué, pero contar que habías ido a Medjugorje hasta no hace mucho tiempo ponía enferma a un buen número de personas, y sin embargo, si decías que habías estado en La Vegas o donde fuera, no pasaba nada. Era un absurdo que, en ocasiones, llegó demasiado lejos, incluso en lo personal.
—¿Cómo de lejos?
—No hace muchos años, una persona me postuló para dirigir un proyecto audiovisual. Era la persona que ponía el dinero y conocía bien mi trabajo. Yo era su candidato, pero entonces llegó un sacerdote y dijo: “García no, que es el que escribió el libro de Medjugorje”. Me dolió porque el libro de Medjugorje fue un esfuerzo ímprobo, descomunal, por explicar meticulosamente bien cada cosa, cada asunto, por llegar lo más lejos posible en busca de la verdad, por respetar la visión de todos. Por tres veces pedí una entrevista al obispo de Mostar y tres veces me la negó. Pude entrevistar al presidente de la Conferencia episcopal de Bosnia y Herzegovina, rebusqué en los informes psiquiátricos hechos a los videntes en los años 80 y en los 2000, tuve en mis manos escritos de los videntes hechos en los inicios, me gasté mis vacaciones en hacer un buen trabajo…
» Es un libro que a nadie, nunca, jamás ha hecho o ha podido hacerle daño ni a la fe, ni a la moral, ni a la doctrina, a nadie. En todo caso, ha hecho bien. Me habría encantado que me descartasen porque había otro mejor para desarrollar el puesto, que seguro que fue el caso y me alegro, pero el criterio de este hombre no fue un criterio profesional, y me dolió porque no era un motivo para quitarle la oportunidad de trabajar a un profesional, padre de familia, y que además es “de los nuestros”, pero bueno.
» Medjugorje ha sido siempre una piedra de sufrimiento. A la escritora María Vallejo-Nágera, la trataban de loca cuando contaba su conversión en Medjugorje, y los pioneros de las peregrinaciones, como Margarita Cazorla, Charo Lafita y tantos otros, son gente a la que se trató con dureza. Pero bueno, todo esto es agua pasada y fíjate tú ahora, haciendo un documental sobre ese Medjugorje perseguido.
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—¿Qué vamos a poder ver en tu documental sobre Medjugorje?
—Cualquiera que haya leído mis dos libros sobre Medjugorje, intuye lo que vamos a contar, pero con alguna sorpresa impresionante, de verdad, porque lo estamos haciendo muy abiertos a dejarnos sorprender. En esta ocasión trabaja conmigo en la dirección y el guión Borja Martínez-Echevarría, que tiene una capacidad creativa y una facilidad para la comunicación fuera de serie. Yo me sé Medjugorje muy bien, y Borja es muy creativo, tiene golpes de genialidad y una capacidad de trabajo descomunal. Ya hemos trabajado juntos más veces y, de hecho, este documental ya lo empezamos a soñar hace 10 años. Ha llegado el momento.
—¿Entrevistáis a los videntes, por ejemplo?
—Como digo, cualquiera que haya leído mi libro, intuye cómo es el documental. Una vez dicho esto, quiero decir una cosa. Obviamente, ellos son interesantes, pero no tienen tanta importancia. Lo explico. La primera vez que yo viajé a Medjugorje estuve una semana allí. Me había enviado mi jefe del periódico para hacer una investigación, un reportaje. Obviamente, quería conocerles, verles, preguntarles. Sin embargo, en una semana entera no vi a ninguno de ellos ni pude estar con ellos en ninguna aparición. Sin embargo, entendí y conocí perfectamente lo que es hoy Medjugorje, que tiene que ver mucho más con un acontecimiento de la gracia, que con una persona concreta. El verdadero reto de un documental sobre Medjugorje es contar Medjugorje como acontecimiento de Dios en la vida de la Iglesia, como acontecimiento de Dios y su impacto en el mundo, más que como una crónica de los sucesos acaecidos allí, que es la gran tentación: hacerlo fácil y quedarte en la superficie. No, Medjugorje tiene un mensaje, un mensaje para el mundo de hoy, un mensaje profundo, concreto, no abstracto ni general.
» Para contarlo, tienes que haberlo hecho vida, y eso no se hace vida de un día para otro, es a lo largo de los años bebiendo y viviendo en tu interior. Puedes hacer un mensaje de Medjugorje y quedarte con que el sol da vueltas y sacar una aparición de la Virgen. Sí, vale, pero eso no es lo que cambia la vida de las personas. Lo que cambia la vida de las personas en Medjugorje es un acontecimiento de la gracia que se vive allí, tangible, concreto, y llevar eso a la gente a través de una pantalla es el verdadero reto no audiovisual, sino espiritual. Es muy fácil sacar a un vidente en éxtasis y poner música celestial y que la gente se emocione. O contar que fueron perseguidos y maltratados por los comunistas y poner música de película de campo de concentración, y sí, le sacas una lágrima fácil al espectadores. Pero esto es otra cosa. Es lo que he vivido que pasa con aquel libro, y para eso hay que rezar mucho, luego, rezar más, luego ayunar y seguir rezando durante años, y después, ya, llevarte una cámara.
—Pero en tu libro entrevistaste a varios videntes de Medjugorje…
—A tres. Fue un regalo y un milagro, que se fraguó por la generosidad de muchas personas.
—¿Cómo son ellos?
—No son importantes, insisto. Sí, su testimonio es importante, porque el Dios que ha acontecido en ellos es importante, pero hay que transmitir que ese Dios que acontece en ellos, puede acontecer en ti y en mí. ¡Ese es el milagro de Medjugorje! Y no hablo de esas confesiones asombrosas que se dan. Hablo de esa persona que simplemente por estar allí, su vida, que sigue igual, con los mismo problemas y dificultades, parece distinta, porque lo que ha cambiado, sin que nadie se de cuenta, es su mirada. Esto es lo importante, la esencia de Medjugorje. Por encima incluso de las apariciones, que, dicho sea de paso, es un milagro precioso.
» Ellos son gente sencilla, cercana, de verdad. No sé si porque ven a la Virgen o no, pero son unos santos en vida solo por la paciencia que tienen. Llevan toda su vida con una carga brutal. Pero tan pronto estás con ellos hablando sobre cómo es el purgatorio, porque algunos lo han visto, como que de pronto se levantan y te hacen un sandwich de choped con una limonada, o te los encuentras en el súper comprando fregasuelos. Yo les estimo mucho, de verdad, y hemos logrado que ellos aprecien nuestro trabajo y nos animen, pero no te puedo contar más. Tendrás que esperar a ver lo que sucede.
—¿Puedes adelantar alguna de esas sorpresas que dices que os habéis encontrado haciendo el documental?
—No podemos contarlo aún , aunque muero de ganas, pero poco a poco iremos dando pistas a través de redes sociales y canales como este de Religion en Libertad, que, todo hay que decirlo, siempre me ha apoyado en mi trabajo con respecto a Medjugorje, y todos los demás.
—Es tu segundo documental y en menos de un año. ¿Cómo lo haces?
—Lo hago con mucha pasión y con mucha, muchísima fe y devoción por la Virgen. Y además me acompaña un equipazo, que es todo entrega y ganas de empujar el carro. En esta ocasión, Borja Martínez-Echevarría lleva conmigo la dirección y el guión. Pero no se hacen los dos documentales en un año. Hospitalarios se hizo durante 5 años, y con Medjugorje llevamos ya desde marzo. Bueno, en realidad llevo desde 2006, pero en concreto desde marzo. En 2020 verá la luz, si Dios quiere en primavera.
"Medjugorje" y "Estamos de Vuelta", dos libros de gran éxito de Jesús García
—¿Por qué Medjugorje?
—Por dos razones. Una, obvia, lo he dicho: es el proyecto de mi vida. Llevo 14 años trabajando sobre Medjugorje, es mi casa, mi vida. El otro motivo es, sencillamente, porque tanto yo como Borja Martínez-Echevarría, Carlos Solís y el resto del equipo de Gospa Arts, vemos claramente que Dios lo quiere. Medjugorje es importante para la gente, para el mundo y para la Iglesia. Esto no lo digo hoy que Medjugorje viene con viento a favor. Esto lo dije ya hace 13 años, en el despacho de mi director del periódico para el que trabajaba, cuando no era nada fácil y todo eran sospechas y controversia. “¡Hay que contarlo!”, le grité a mi jefe en su despacho cuando yo aún no sabía ni pronunciar el nombre del pueblo. Y ahora toca introducirlo en el mundo del Cine.
—¿Qué le falta a vuestro documental de Medjugorje?
—La industria del Cine, por ahora, en España, no se involucra en estos proyectos. Crear cultura cuesta dinero, mucho dinero si es cine. Ahora necesitamos ayuda para terminar el trabajo bien. Y ofrecemos dos vías: Por un lado, benefactores que nos ayuden a través de una campaña de Crowdfunding, gente que quiera aportar 5, 10, 25, 100 euros o más y echarnos un cable para terminar y distribuir la película, y personas que quieran participar con una inversión comprando una participación y, de este modo, convertirse en productores. Necesitamos de los dos y estamos en disposición de invitar a todo el mundo a apoyarnos.
—¿Cómo se puede ayudar, más en concreto?
—Los benefactores, gente que quiera a portar un donativo, a través de la campaña de Crowdfunding. Los inversores o socios co productores, contactando con nosotros a través del email contacto@gospaarts.com . Estos últimos, por cierto, con una condiciones fiscales muy beneficiosas por las desgravaciones de la Ley del Cine. Así nos ayudan haciendo una cosa buena, no pierden su dinero porque es una inversión, y además se desgravan un mínimo de un 18% de lo invertido. Obviamente ya estamos un grupo movido por la devoción y el cariño a Medjugorje, pero invitamos aún a un grupo de personas que sientas y quieran formar parte del proyecto.
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