Enrique VIII quería un heredero varón a toda costa (paradójicamente tanto su hija María, como Elisabeth, que engendró con Ana Bolena, fueron buenas estadistas). Buscando un heredero varón, Enrique VIII rechazó a Catalina y se casó en 1532 con Ana Bolena en secreto, y en público en 1533. A instancias del rey, un tribunal inglés decretó que el matrimonio con Catalina había sido nulo, frente al dictamen del Papa que decía que no lo era y que además correspondía a Roma decretarlo.
Ese mismo año de 1533 el Parlamento decretó con el Acta de Sucesión que María, la nieta de los Reyes Católicos, era ilegítima y en 1534, con el Acta de Supremacía, decreta que el Rey -y no el Papa- es la cabeza de la Iglesia en Inglaterra... condición que los monarcas ingleses mantienen aún hoy.
Todos los obispos ingleses cedieron y fueron complacientes con el rey, excepto el obispo San Juan Fisher, a quien Enrique VIII hizo decapitar en 1535. Ese año hizo decapitar también a su antiguo canciller, el laico, jurista, escritor humanista y padre de familia Santo Tomás Moro. Como el rey les tenía cierto afecto a ambos, aunque se les ejecutaba por “alta traición” (negar su matrimonio y su supremacía sobre la Iglesia) hizo que su ejecución fuera rápida, en vez de aplicar el tratamiento lento habitual para los traidores (mutilación de miembros, ahorcamiento parcial, descuartizamiento en vida, etc… lo que se ve al final de la película Braveheart de Mel Gibson). El cruel tratamiento completo se lo hizo a los cartujos de Londres, también en 1535, quince de los cuales son hoy beatos y tres son santos.
Enrique confiscó los 800 conventos y monasterios del país y así pudo financiar sus guerras y el Estado moderno centralizado que estaba contruyendo. Pero no tocó gran cosa de la teología y la organización eclesiástica. Quien de verdad protestantizó Inglaterra fue Eduardo VI, que reinó de 1547 a 1553, con una política de puertas abiertas para luteranos y calvinistas de toda Europa.
Pero, ¿y si Catalina hubiera dado un hijo varón a Enrique VIII, un heredero que estaría emparentado con Carlos V, el Emperador en Alemania y rey de Castilla y Aragón? Enrique VIII, que no tenía ninguna atracción teológica especial por el protestantismo, se habría mantenido católico. E Inglaterra también.
La TV inglesa está emitiendo una serie sobre ese siglo XVI titulada “Wolf Hall”, basada en las novelas de una excatólica que pone a los personajes católicos como los malos de la historia. Mientras en la teleserie Los Tudor de hace un par de años Tomás Moro era el único personaje íntegro en una corte corrupta, en esta nueva serie Moro aparece como un malo fanático, mientras que el corrupto Thomas Cromwell es el héroe, y para eso todo lo católico se muestra con luz negativa.
El martirio de Santo Tomás Moro en la teleserie Los Tudor... es el único personaje positivo y lo ejecutan en la segunda temporada
El historiador y jurista Dominic Selwood ha querido responder en el Catholic Herald planteándose cómo podría haber sido la historia de Inglaterra y el mundo si el país se hubiera mantenido católico y no anglicano o protestante. Ve al menos 10 diferencias.
1- Con un heredero varón –que habría sido católico- no habría habido Eduardo VI, Elisabeth I, los Estuardo o la dinastería protestante actual, los Hannoverianos.
2- España no habría sido el enemigo continuo, sino un país cercano y aliado. Plantea que en el centro de Londres, en vez de una plaza dedicada a la batalla de Trafalgar, quizá habría una dedicada a alguna batalla semiolvidada contra “calvinistas alpinos”.
3- La colonización de América habría sido realizada enteramente por potencias católicas: Inglaterra, Francia, Portugal y España. “No habría habido Padres Peregrinos Puritanos… que en 1559 eran criminalizados en Inglaterra, igual que los católicos, por no asistir a la nueva y brillante Iglesia Tudor”.
4- Los lazos culturales actuales entre Inglaterra y el resto de Europa serían mucho más fuertes y profundos. Aunque siempre hay historiadores ingleses destacando que su país es muy especial, original, distinto, etc… Selwood recuerda que, antes de la Reforma Protestante, Inglaterra era “un pilar de la Cristiandad europea, integral e interconectado”.
5- Selwood considera que en la corte isabelina el ambiente había estado menos enrarecido (las ejecuciones de cortesanos eran mucho más frecuentes que en España o Francia) y eso podría haber ayudado a Shakespeare a escribir con más libertad. “Quién sabe qué obras podría habernos dejado…” Selwood no considera imposible que Shakespeare fuera católico a escondidas, y considera probable que su padre lo fue.
6- “No habría concepto de Eras Oscuras, que existe como idea sólo en el idioma inglés [dark ages], básicamente porque la Reforma destruyó siglos de belleza y color medieval”. Selwood insiste en que hasta Eduardo VI, las catedrales e iglesias aún estaban llenas de imágenes, color y policromía. Luego llegaron las “turbas de iconoclastas y quemadores de libros en diversos regímenes protestantes, vándalos que destruyeron en 90 por ciento de la herencia artística inglesa con la misma convicción que hoy ISIS pulveriza el patrimonio iraquí”. “El gris austero puritano que asociamos con las iglesias medievales ahora eran cascadas de color y brillo”, añade. (Aquí se puede comentar que en España, país católico, se ha perdido la policromía en multitud de iglesias medievales, simplemente porque es cara de mantener).
7- Selwood cree que habría florecido una intelectualidad creativa en una nueva tradición de humanismo católico, como marcaban Tomás Moro y Erasmo de Rotterdam. Habría enriquecido a las letras, por ejemplo con la elocuencia de un San Edmund Campion que podría haber llegado a ser cardenal (en la historia real, este jesuita mártir fue detenido predicando a escondidas en una casa en 1581 y ejecutado por el método largo reservado a los traidores ).
Selwood explica que en plena Contrarreforma, los católicos ingleses en el exilio presentaron un Nuevo Testamento oficial traducido al inglés en 1582, “29 años antes de que la Iglesia Anglicana presentase su obra maestra literaria, la versión de la Biblia del Rey Jacobo de 1611”).
El Parlamento inglés durante la dictadura puritana de Cromwell en el s.XVII (en la película "Matar a un Rey")... Es la época en la que se prohibió la Navidad y se deportaban los irlandeses en masa como esclavos a América
8- El folclore y la cultura popular inglesa tendrían hoy más color, alegría y música, como lo tuvo la Inglaterra católica antes de la Reforma y los cambios sobrios del protestantismo. Pensemos en cómo el dictador puritano Cromwell prohibió la Navidad –incluyendo villancicos, pasteles y adornos- de 1644 a 1658, año en que murió (y le sustituyó un rey educado en Francia de madre católica). Otro ejemplo sería el teatro, los autos y misterios teatrales, con temas religiosos, que se celebraban de forma popular… fue un arte que desapareció con el protestantismo. A Selwood no le gusta comparar con otros países católicos, pero si pensamos en los autos sacramentales de un Calderón de la Barca, las Pasiones que se interpretan en muchos pueblos de España o las actividades en las calles españolas ligadas a cofradías y devociones populares podemos hacernos una idea…
9- Enrique VIII confiscó 800 monasterios, hospicios, conventos… y acabó con toda una red de asistencia a los necesitados, que hoy podría haber crecido y ser todo un entramado de apoyo social al Estado de bienestar. “Antes de Enrique y Cromwell, Londres tenía 35 hospitales religiosos, incluyendo St Bartholomew y St Thomas, que hoy tienen más de 800 años”, recuerda. Todo el mundo dejaba en su testamento una parte para las órdenes religiosas, en su mayoría con fuerte labor asistencial. Eso desapareció en tan solo un siglo de protestantismo.
10- Selwood señala que dos cosas que a él le gustan no existirían: un sistema parlamentario muy basado en el individualismo de origen protestante y la música coral religiosa en lengua inglesa de tradición anglicana.
A continuación, pide al lector que no mire a otros países católicos para comparar, ya que, dice, la religión en cada país, “como la comida, el humor, la ropa y la música” se ven adaptadas al estilo de los pueblos.
“Por ejemplo, la Inquisición nunca puso pie en Inglaterra, sobre todo porque nuestra antigua common law se basa en testigos y jurados, no en investigaciones judiciales”, explica, admitiendo como excepción el proceso a los Templarios, “pero eso podemos achacárselo a los franceses”. Esa antigua common law no impidió, por ejemplo, la expulsión de todos los judíos de Inglatera en 1290, sin Inquisición y dos siglos antes de que lo hiciera España. Cabe recordar que los judíos recuperaron derechos religiosos en Inglaterra en 1664… derechos que en esa época le estaban prohibidos a los católicos ingleses y escoceses (en esta misma época Inglaterra enviaba unos 3.000 católicos irlandeses como esclavos cada año a América).
En el vídeo, Santo Tomás Moro en la serie Los Tudor, le explica un par de verdades a Enrique VIII