Giuni Russo, nombre artístico de Giuseppa Romeo, se hizo en 1982 durante ocho meses con todos los números uno en las listas italianas gracias a Un´estate al mare [Un verano en el mar], un tema escrito por Franco Battiato y que también llegó a España para animar las discotecas. Los cuarenta años de ese éxito han sido en 2022 muy celebrados en el país transalpino, donde aún se la recuerda con gran aprecio.
Éxitos muy precoces
Siciliana de Palermo, nacida en 1951, era hija de una soprano y había empezado a cantar con trece años. En 1968 participó por primera vez en el Festival de San Remo, y su nombre empezó a vincularse artísticamente a estrellas de la época como Fausto Leali, Sacha Distel o Al Bano.
A partir de ahí la carrera artística de Giuni fue in crescendo hasta 1982, su gran explosión, y desde entonces pasó a formar parte del amplio elenco de artistas de la música que caracterizaron la cultura italiana en las dos décadas siguientes, aportando sus composiciones de pop experimental. Dentro y fuera de su país, pues interpretó en italiano, español, inglés, francés, japonés, árabe, persa y latín.
En 2022, con motivo del cuadragésimo aniversario de 'Un'estate al mare', el canal oficial de la artista editó este vídeo que recoge imágenes de distintas interpretaciones del tema.
El primer contacto teresiano
Precisamente versionando en 1994 textos de San Juan de la Cruz y Santa Teresa de Ávila, dentro de una colaboración musical con escritores y poetas, algo empezó a cambiar en la vida de la Russo.
Giuni Russo canta 'Nada te turbe' de Santa Teresa de Jesús.
"A mediados de la década de los 90, nos telefoneó para conseguir el texto exacto de la poesía de Santa Teresa Deseo del cielo, con la cual hizo luego la canción Muero porque no muero, que quiso que escucháramos", evocaba en 2015, en Avvenire, la madre Manuela de la Madre de Dios, priora del convento de Santa Teresita del Niño Jesús de carmelitas descalzas en Milán, que tan ligado quedó a la vida de la artista.
Enamorada de Jesús
Aquél fue el primer contacto de Giuni Russo con las monjas, y el inicio de una evolución de diez años a través de los cuales fue convirtiéndose en una "carmelita por amor", ya que no por votos y hábito. "Era muy reservada en cuanto a la fe, pero buscaba lo esencial, y por eso se encontró con Santa Teresa. Su espiritualidad era afín a la del Carmelo: intensa, auténtica, abierta a los demás, femenina, moderna...", recuerda la religiosa.
Un día, durante un retiro espiritual que hizo con las hermanas del convento, Giuni le confesó: "Estoy enamorada de Jesús. Fue aquel amor el que la sostuvo en la enfermedad y al afrontar la muerte".
Giuni Russo continuó trabajando en los escenarios incluso bajo los efectos de su tratamiento contra el cáncer.
Porque unos años después le fue detectado un tumor, que enseguida comunicó a Sor Manuela, quien lo recuerda como un momento muy duro: "Añadió que, si el Señor le concedía aún unos años, los emplearía mejor, pero que en cualquier caso se hiciese su voluntad. Estuvo muy lúcida hasta el final, incluso en momentos de gran dolor físico".
Como una carmelita más
Giuni murió el 14 de septiembre de 2004, fue enterrada en el cementerio del monasterio carmelita milanés al que tan ligada estuvo: "Sí, como una hermana nuestra que era. Nos lo pidió y nos alegramos mucho. No es nada extraordinario", dice la priora.
La cantante había tomado "decisiones dolorosas" ya antes de conocer a las carmelitas de Milán, en relación al contraste que iba sintiendo entre su fe y el mundo en el que se movía: "Buscaba la Verdad con canciones que eran siempre espirituales, aunque no lo explicitase".
Publicado en ReL el 5 de abril de 2015 y actualizado.