En 1623 tuvo lugar un milagro mariano en un pueblecito mexicano llamado San Juan de los Lagos, que hoy atrae multitudes en peregrinación al lugar (unos 8 millones de personas al año) y que pronto será más divulgado todavía, a través de la película mexicana Virgen de San Juan, cuatro siglos de milagros.
El estreno de la película se ha aplazado por el coronavirus, pero la historia que cuenta no caducará nunca. La película empieza con una trama ambientada en nuestra época: una niña de familia humilde tiene cáncer terminal, y sus abuelos peregrinan a San Juan de los Lagos para pedir un milagro. Por el camino, conocen la historia del hermoso milagro del siglo XVII.
El milagro del siglo XVII está bastante detallado en documentos antiguos y es muy emocionante en sus detalles, aportados por bastantes testigos. Los cineastas (producción de Francisco Javier Pérez y dirección de Noé González) no necesitan añadir mucho al milagro antiguo y pueden ser más creativos en la trama familiar moderna.
La fuente más antigua es la “Crónica miscelánea de la santa provincia de Xalisco”, que el cronista franciscano español Antonio Tello empezó a escribir en 1637. Tello murió en 1653 y es considerado el primer historiador de Jalisco. Su obra es la más antigua que explica la conquista de Nueva Galicia (Aguascalientes, Jalisco, Zacatecas). Tello recogía historias orales con detalle.
La versión del cronista Tello
Antonio Tello escribió que para averiguar el origen de “una imagen milagrosa llamada la Virgen de San Juan” habló con el cura responsable del lugar, Diego de Camarena, “el cual me dijo y certificó que a una india llamada María Magdalena, que murió por los años pasados de 1643, la cual tenía más de 110 años de edad, le dio noticia de que el P. Fray Antonio de Segovia le dio al dicho pueblo dicha imagen, un religioso de San Francisco que fue apóstol de esas naciones”.
» Había mucho tiempo que la dicha india llamada María Magdalena comunicaba y hablaba con la Virgen Santísima y la veía en diferentes partes de la iglesia, porque tenía por devoción el barrerla cada día. Sucedió, pues, que en el año de 1630, pasando por allí un hombre que venía a la ciudad de Guadalajara de San Luis de Potosí, con su mujer e hijas, antes de llegar a San Juan se le murió una de ellas.
» Llegado con ella al dicho pueblo, se fue derecho a la iglesia, rogando a los indios que fuesen a llamar al cura para que enterrase a la difunta. Condoliéndose la india María Magdalena de las lástimas que hacía la madre de la difunta, le dijo que se encomendara a aquella imagen de la Virgen, porque siempre la veía en diferentes partes, y algunas veces le hablaba. La afligida mujer, afectuosamente, con mucha fe y devoción, pidió a la Virgen Santísima la vida de su hija, y poniéndola delante, resucitó y se levantó abrazándose a la imagen, y pidiendo a su madre que no la sacase de allí» .
El texto (posterior entre 15 y 30 años al milagro) prosigue: “Queriendo [la familia] proseguir su camino para usar su ejercicio en la ciudad de Guadalajara, que era oficio de volantín [artistas de circo] con que pasaban la vida, viendo la imagen muy maltratada por la antigüedad del tiempo, pidió al cura y los oficiales del hospital, el padre, se la dejasen llevar a Guadalajara para aderezarla y vestirla”. Y finaliza: “este fue el origen de esta santa imagen y el principio de sus milagros, o por mejor decir, el primero que se supo“.
Así, los hechos centrales de la historia están atestiguados por escrito entre 15 y 30 años después de suceder:
– la imagen en el pueblo de San Juan de Lagos
– la india que la cuidaba
– la niña muerta (sin detallar como murió), que resucita ante la imagen
– la familia eran artistas circenses, en camino; había un padre, una madre y al menos dos hijas
– había un cura en el lugar de los hechos
Pero esta Crónica de Antonio Tello estuvo perdida muchos años en los archivos franciscanos de Guadalajara y no circuló hasta finales del siglo XIX.
La investigación bajo juramento de 1668
El sacerdote Juan de Contreras Fuerte declaró bajo juramento en la investigación de 1668 -unos 50 años después de los hechos- la versión que él conocía por la anciana india, a la que conoció.
» Pasando por este pueblo, como camino real para Guadalajara un volantín que ganaba su vida aventurando la suya y la de los suyos, dando gusto con su peligro, él estuvo allí 4 o 5 días, en cuya compañía estaba su mujer y dos hijas, a quienes enseñaba a voltear y hacer pruebas sobre puntas de dagas y espadas. Estándose adiestrando para ejercitarse en Guadalajara en su oficio, resbaló una de las hijas, al parecer la menor, y cayendo sobre la punta de la daga se mató.
» Amortajada la muchacha la pusieron en la capilla para enterrarla. Juntáronse muchos indios e indias para el entierro. Viendo tan sentidos a sus padres por el fracaso, una india ya anciana, que se llamaba Anna Lucía -y testifica dicho Juan de Contreras Fuerte que la vio y conoció el año de 1634 [es decir, 14 años después del milagro], que entonces sería de 80 años, y de ella supo el caso, les dijo que se consolasen, que la Cihuapilli -que quiere decir la Señora- le daría vida a la niña, señal de que tenía experiencia de su poder, y que ya otra vez en este género lo había demostrado.
» Y se entró en la sacristía y de entre las imágenes allí desechadas sacó esta bendita imagen que hoy es tan milagrosa. Y se la puso a la difunta sobre los pechos, con toda fe y resolución. Y a poco rato vieron todos los presentes el fin de todo, bullirse y moverse la niña. Cortáronle a toda prisa las ligaduras de la mortaja y despojáronla de ella, y la que estaba difunta, al punto se levantó buena y sana, con prodigio raro”.
Juan de Contreras explica que la india añadió que la imagen a veces no estaba donde la dejaba. También explica que la familia milagrada fue a Guadalajara a buscar traje para la imagen, pero unos benefactores misteriosos (quizá ángeles) le consiguieron esas ropas. Juan de Contreras detalla que esto sucedió en el año de 1623.
Muchos otros testimonios
Los detalles de la versión de Juan de Contreras los repiten otros testimonios (no pocos) que bajo juramento religioso contaron lo que sabían.
El capitán Luis López Ramírez, que fue allí teniente de alcalde mayor, declaró la misma historia, que le habían contado muchas veces muchas personas.
El pintor Francisco Flores declaró que a él se lo contó un indio llamado Andrés, y que la mujer de este indio fue la que pidió a la afligida familia poner una vela a esa Virgen, y que rezaron ante su imagen “desde casi medio día hasta las cuatro de la tarde, presente el cuerpo de la niña amortajada, y que aquella hora lo resucitó la Virgen”. Este Andrés sería, pues, el sacristán del pueblo y esposo de la india devota.
El testigo Francisco Gutiérrez Rubio declaró que su esposa, Francisca de Mendoza [también presente en la declaración] conoció a la familia milagrada: “un hombre con su mujer y dos hijas niñas, que traían una cabra que bailaba, y también ellos hacían otras suertes; dijo la mujer de este jugador de manos a Francisca de Mendoza cómo la Virgen de San Juan había resucitado a una de aquellas niñas, señalando la que era, que sería de seis o siete años”.
Después la mujer enseñó a Francisca la imagen apolillada, que llevaban a arreglar a Guadalajara; volvería a ver la imagen ya bien vestida a la vuelta, y más tarde en la parroquia de San Juan. Además, la madre de la niña milagrada dijo a Francisca de Mendoza, entre muchas lágrimas, que “esperaba en Dios que mucha gente había de venir en romería a visitar la imagen”.
Otro testigo, Francisco de Orosco y Agüero, declaró que conoció en Zacatecas al volantín y que le refirió “todo el milagro de la Virgen y resurrección de la niña y aderezo de la milagrosa imagen, según ya se ha contado”.
También testificó Inés de Mendoza, “española acomodada”, quien dijo que había conocido al volantín, su mujer y sus dos hijas “ha mas de cincuenta años” y que de ellas supo el milagro de la resurrección de la pequeña.
¿Se cumplió la profecía de la madre de la niña milagrada? Sin duda: esta imagen es la segunda más visitada en México, recibiendo unos 8 millones de peregrinos al año, de los que 2 millones acuden el 2 de febrero, fiesta de La Candelaria.
Su peregrino más famoso probablemente fue San Juan Pablo II, que acudió allí en 1990. Pío X aprobó la coronación canónica de la imagen en 1904.
La película, cada vez más cerca
La película se filmó en las localizaciones de Pátzcuaro, Michoacán, Jalisco, Tultepec, Tulyehualco, San Juan de los Lagos, Lagos de Moreno, Jalostotitlán y en las zonas rurales donde los peregrinos actuales viajan a pie para venerar la imagen.
El productor de la cinta, Francisco Javier Pérez, declaró en Bi Noticias que, “al obispo, don Jorge Alberto Cavazos, le presentamos el proyecto hace 2 años, le interesó muchísimo, le pasamos el guion, nos dio algunas como tipo correcciones que él quería que se hicieran… a través de él, pues, trabajamos con la diócesis, nos prestaron las locaciones, nos apoyaron bastante”.
(Publicado originariamente en el portal de noticias marianas CariFilii.es)