Benedicto XVI manifestó que en todas las artes se encuentra la búsqueda humana de las grandes preguntas. Con este planteamiento nació hace dos años la página web Hoy en la City, alimentada desinteresadamente por periodistas y críticos, que pretenden dar razones de su pasión: ser testigos de los anhelos y dolores humanos representados encima de las tablas.

Al frente, la periodista de COPE y Alfa y Omega Cristina Sánchez Aguilar, quien atrapa tiempo de descanso a lo que es una vocación personal, atestiguada también en sus años de actriz. Hoy en la City cubre un arco desatendido por la crítica, habitualmente técnica, que ha pasado habitualmente de puntillas por temas de fondo. Hablamos con Cristina.


-Hace dos años, con un amigo al que como a mí le gustaba mucho el teatro (en Madrid hay una oferta increíble), observamos que no había publicaciones con reseñas (en el cine hay bastantes más) con una visión trascendente de la vida. Es habitual que cuando quieres saber sobre un montaje escénico encuentras reflejados mayormente aspectos técnicos en las publicaciones. En un primer momento, la concebimos con un enfoque cristiano, pero luego vimos que se incorporaba gente que no lo era, aunque sí tenía apertura a la trascendencia y buscaba la belleza, la verdad y la bondad que está en todas las artes, como decía Benedicto XVI y, por tanto, en las artes escénicas.


-Cualquier obra da muchísimo juego, desde el director que la aborda de una manera y razones concretas hasta los actores, que llevan el personaje a un lugar determinado, pasando por la historia creada por el autor. Todo es un conjunto que no se hace porque sí, hasta la comedia: todo tiene una dirección. El hombre es el que se pone delante de un folio y escribe, o el que se coloca delante de unos actores para dirigirlos: siempre hay mucho del ser humano en todas las obras. Queríamos una página web muy sencilla, mostrar que en toda obra está la persona y hay una bondad, una belleza y una verdad.

En las críticas, se desgranan punto por punto cada obra para ayudar a los espectadores a que vayan al teatro no solo a entretenerse sino a pensar; no hay obra más maravillosa que en la que te levantas del asiento y te vas a tu casa pensando: qué habrá querido decir aquí, qué significará esto, cómo me ayuda esto en la vida… Queremos ayudar a los espectadores a que vean la propuesta que subyace en cada pieza. Mayormente las críticas habituales, que son maravillosa, abordan preferentemente los aspectos técnicos: nivel actoral, comparativa con otras parecidas, otros directores y actores…, pero esa visión bella y verdadera o no existe, o es mínima, o no se aborda su fondo.


-Así es. Tenemos un equipo de periodistas y críticos que tienen una visión cristiana y humanista de las artes y todos escribimos en la web sin recibir dinero a cambio, dedicando ratos libres. Estamos abiertos al patrocinio, ya que para conseguir publicidad hay que dedicarle mucho tiempo, que no tenemos. Contamos eso sí con el favor de las salas a la hora de facilitarnos pases de prensa para ir a las representaciones. Madrid es la capital del teatro en España: tenemos salas grandes, medianas, pequeñas, alternativas… Hay una oferta increíble.

-Sí, pero también hay teatro muy chusco, centrado en el puro entretenimiento, aunque siempre se puede sacar algo: hay teatro del que puedes salvar algo y otro del que puedes aprovechar todo. Con todo, desde Hoy en la City respetamos muchísimo el trabajo de actores, directores y dramaturgos. No puede ser de otra forma para quienes se dedican a mostrar a otros las palabras, y lo que cuentan, de alguien que quiso contar algo con un texto.

Por supuesto, hay grandes obras que no se quedan en el puro entretenimiento. En ese sentido, son los programadores de salas quienes eligen qué se va a representar y es habitual que aludan a que estamos en crisis y que la gente busca evadirse. Con todo, es muy difícil hacer una comedia bien hecha y, aunque la hay, es un género muy complicado.

-No me atrevería a decir eso. Si miramos la cartelera, te encuentras obras maravillosas, por ejemplo, como Calígula, en el Fernán Gómez; El largo viaje del día hacia la noche… Luego hay directores brillantes, como Sergio Peris-Mencheta, que ofrece propuesta con un fondo humano increíble; Mayorga, al que tenemos un gran cariño y el cual afirmó que le había cambiado la vida conocer a Teresa -como llama a la santa- con esa maravillosa La lengua en pedazos, fuera ya de cartel. Hay también obras de denuncia, como Ejecución hipotecaria, que, aunque tendenciosa, era necesaria porque no hay muchas obras de denuncia, o Un trozo invisible de este mundo, de Peris-Mencheta. Madrid tiene –y creo que se mantendrá- sensibilidad hacia el teatro, por lo que animo a la gente a ir (se va poco). Me da pena porque no veo las salas llenas.


-A mi modo de ver, el teatro no es caro. El precio medio de una entrada de teatro está entre 15 y 20 euros.


-En Alemania, Centroeuropa y los países nórdicos trabajan el teatro desde el fondo. Hay un teatro de fondo y otro de forma. En España, trabajamos el de forma y lo vemos reflejado en un buen movimiento de cuerpo, en la proyección de voz, en las coreografías y escenografías... En cambio el teatro de fondo, sin desmerecer el anterior, se trabajan más las emociones, las inquietudes, la intimidad del ser humano; rebuscar en el personaje que haces, en tu persona y llegar a unir ambos. Es un trabajo muy duro para el actor y para el director.

Por otro lado, hay mucha diferencia entre ir a una sala grande y a otra pequeña. Actualmente está de moda las representaciones en casas, como La pensión de las pulgas, La casa de la portera, que ha cerrado desgraciadamente hace poco (hay proyectos maravillosos que no duran apenas). Te sientas en el salón, donde caben alrededor de 20 personas y tienes a los actores a pocos metros. Es muy distinto ver una pieza en una sala de éstas que en un gran teatro. ¡Hasta la forma de actuar cambia, porque en el primer caso te lo cuentan al oído mientras que en gran aforo los actores tienen que declamar!

-Efectivamente, esto es una manera nueva que me está gustando muchísimo.

-Sugerir a los que nos siguen que sigan haciéndolo. En general, nos vendría bien patrocinios y dinero para liberar a alguien y que se ocupe profesionalmente en los trámites de la web.