Sor Ágata canta música sagrada, a diferencia de los ritmos comerciales y profanos de Sor Cristina. En concreto, toma su inspiración de los salmos. Entró hace diez años en la comunidad del Verbo de Vida de Nantes, donde un día, a propuesta de una de las hermanas del convento, compuso con su guitarra una canción inspirada en un poema de la Beata Isabel de la Trinidad.
Así empezó a desarrollar su gusto por la música como forma de oración, aunque ya desde su adolescencia participaba en su parroquia cantando durante las misas. Y completó su formación en el Instituto Superior de Liturgia de París justo cuando concluía todos los temas del álbum. En ellos traduce su experiencia religiosa en la recitación de los salmos, con la cual comprobó que "una oración puede tocar nuestro interior y ayudarnos a encontrar, o reencontrar, el camino hacia Dios".
Sor Ágata dirige el coro en la catedral de Nantes, donde los fieles se deshacen en elogios a su voz.
Entrevistada por La Croix, confiesa que su música favorita es "el silencio, habitado por una dulce música en la lejanía, la de la fiesta y las danzas de las Novias del Cordero". Cuando le preguntan qué le cantaría a Dios el día del encuentro, responde con humor: "¡Cantaría un dueto con Él! ¡Lo que él quiera!". Un Dios que no puede ser representado "por ninguna música de belleza suficiente, Él sería todas ellas".
Sor Ágata, por medio de su productora, ADF Musique (del grupo Bayard), lanza ahora mediante un videoclip uno de los mejores temas del álbum, O prends pitié! [¡Oh, ten piedad!], inspirado en el salmo 60, y que ella misma llegó a interpretar mediante la danza en alguna grabación anterior.