Se levanta el velo que durante setenta años ha encubierto las matanzas cometidas por los comunistas italianos al finalizar la Segunda Guerra Mundial. Bajo pretexto de "colaboracionismo" o de "fascismo", los partisanos llevaron a cabo una auténtica depuración de adversarios que situó al Partido Comunista Italiano (PCI) como el más fuerte de Europa.
Su líder, Palmiro Togliatti, protegido por Stalin durante toda la guerra, se veía al borde de alcanzar el poder en las elecciones de 1948. Tan elevada era esa posibilidad, que Pío XII y la jerarquía italiana se movilizaron a fondo para evitarlo, apoyando expresamente al candidato democristiano Alcide de Gasperi.
La entente duró décadas, pero nunca fue tan explícita como cuando el país estuvo al borde de quedar sometido al poder soviético. El PCI mantuvo sin embargo una hegemonía en el ámbito de la cultura que le permitió borrar de la imagen colectiva las atrocidades de 1945.
Alcide De Gasperi (18811954) tuvo detrás a Pío XII, Palmiro Togliatti (18931964) a Stalin: un doble duelo en las decisivas elecciones de 1948.
Como la matanza de Codevigo, pequeña localidad en la provincia de Padua, en el Véneto, en torno a la cual gira la película Il segreto d´Italia [El secreto de Italia] . Dirigida por Antonello Belluco, está encontrando problemas de distribución porque toca un "intangible", al desmentir la visión maniquea que se convirtió en versión canónica sobre la Italia de postguerra: comunistas (demócratas, buenos) frente a fascistas (los malos: todos los que no sean comunistas o sirvan a sus intereses).
¿Qué pasó en Codevigo? Entre finales de abril y mediados de junio de 1945, miembros de la 28ª Brigada Garibaldi ocuparon la población y asesinaron a 136 personas tras juicios "populares" sumarísimos (las cifras bailan incluso hasta 365) bajo la acusación (real o no) de haber formado parte de las estructuras del Estado fascista.
La crueldad fue desmedida y se cebó tanto con algunas personas concretas que, ante unos hechos innegables, las distintas unidades de partisanos se han atribuido unas a otras la responsabilidad. Una joven maestra, Corinna Doardo, fue rapada, golpeada y paseada por el pueblo ensangrentada con una corona de flores en la cabeza, mientras era insultada y vejada; el médico que reconoció su cuerpo tras ser fusilada sólo encontro intacta una oreja. Mario Bubola, joven hijo de un jerarca fascista local, fue salvajemente torturado y mutilado antes de estrangularle con alambre de espinas. Al organista de la parroquia, Gino Minorello, le obligaron a tocar el órgano durante las ejecuciones y luego le mataron...
El linchamiento de la maestra Corinna Doardo, una dura escena basada en hechos reales.
Las víctimas eran llevadas a las afueras del pueblo y ametralladas o muertas a golpes, y luego enterradas en fosas comunes o tiradas al río Brenta. Sus familiares no pudieron empezar a buscarlas hasta los años sesenta, y sólo consiguieron rescatarse 114 cadáveres, que tampoco pudieron identificarse en su totalidad. Por todos estos crímenes hubo cuatro encausados dos veces, pero fueron absueltos.
No sólo judicialmente. Los crímenes de los comunistas, cometidos por miles (el caso de Codevigo fue especialmente brutal y masivo, pero no una excepción), se convirtieron en tabú. Pero el silencio empieza a quebrarse. Ahí está el llamado "mártir de la sotana", Rolando Rivi, un seminarista de 14 años torturado y asesinado, cuyo martirio fue reconocido en 2013 y ya es beato.
Y ahora se ha estrenado El secreto de Italia, que narra los hechos de Codevigo con un elenco de actores encabezado por Romina Power, hija de Tyrone Power y esposa del cantante Albano, de quien se separó hace años y con quien corren rumores de reconciliación. Es la vuelta a la pantalla grande de la actriz y cantante tras años de ausencia. Cuando Belluco contactó con ella en Los Ángeles, le respondió enseguida mostrándose "conmovida" por el guión y dispuesta a acudir al rodaje. En él desempeñó el papel de Italia, pues el título juega con el doble sentido de esa palabra como nombre de la protagonista y del país.
Romina Power y Antonello Belluco durante el rodaje de una película que rompe para siempre los moldes del establishment cultural de la izquierda italiana.
Italia es una mujer que vuelve a Codevigo en el año 2000 para la boda de una sobrina y evoca lo que vivió en persona cincuenta y cinco años atrás: su secreto, el secreto de Italia, es que, enamorada de un joven fascista, le delató por celos. El chico sería luego asesinado. Pero el secreto de esa Italia es también el secreto de la Italia-país, que sale a la luz gracias al film.
Una de las fuentes principales sobre los hechos acaecidos en el pueblo es el diario que llevó el párroco, Umberto Zavattiero, quien fue registrando todos los hechos y en la película aparece plantando cara con valentía a los partisanos. Cuando se negó a "bendecir" (como pantomima) el cadáver desnudo y destrozado de Corinna Doardo si no lo preparaban dignamente, los comunistas fueron a por él y tuvo que huir a Padua.
El párroco de Codevigo, interpretado por Valerio Mazzucato, se enfrentó a las pretensiones más brutales de los partisanos.
Que una película cuente todos estos hechos con buena factura cinematográfica es más de lo que el establishment cultural de la izquierda italiana puede tolerar. "La película está distribuyéndose por Italia gracias al boca-oído, porque a pesar del trabajo del distribuidor, muchas salas no la han querido por miedo", explica a Tempi el director Antonello Belluco, que la ha producido con 230.000 euros.
Asociaciones de antiguos partisanos la desacreditan, y algunos exigieron verla antes de su estreno a modo de censura previa. La verdad que sale a la luz desvelándose El secreto de Italia es muy comprometedora, y rompe un cómodo silencio oficial de décadas. Un calco de lo que ha pasado en España con Un Dios prohibido o Bajo un manto de estrellas.
Una de las líneas de réplica ha insistido en el supuesto carácter "aislado" de los hechos, atribuidos a "incontrolados".
El historiador Roberto Festorazzi desbarata esa excusa: "A partir de los últimos días de abril de 1945, el partido comunista, fuerza hegemónica de la resistencia, gestó una política de matanzas sistemática, premeditada, planificada. No se trató, como se ha intentado hacer creer, de episodios aislados, esto es, de manifestaciones puntuales de excesos violentos producto de odios y resentimientos personales. Hablar sólo de ´ajustes de cuentas´, como sigue haciendo cierta historiografía, significa negar la realidad. Y la realidad dice que el PCI, en todo el norte de Italia, llevó a cabo una política de terror que tenía como finalidad aplicar y extender el fuego de una revolución roja. En la peor de las hipótesis, es decir, en el caso de que no hubiese sido posible tomar el poder por la vía revolucionaria, el partido de Togliatti habría adelantado el trabajo en cualquier caso. Con las matanzas no sólo se golpeaba al enemigo fascista, ya derrotado, sino que se pretendía descabezar y humillar a la clase burguesa que habría sido un obstáculo a la marcha triunfal de los comunistas hasta el poder".
El esfuerzo censor del silencio, la difamación o la amenaza no ha conseguido detener la difusión de El secreto de Italia, estrenada, ya que no de forma masiva y simultánea como sería normal, sí en cadena por petición directa del público a las salas: Padua, Roma, Ancona, Palermo, Trieste, Bari, Bolonia, Vittorio Veneto, Milán... El debate ahora está abierto respecto a unos hechos sobre los cuales los comunistas se habían acostumbrado a dictar la versión oficial sin que nadie se atreviese a cuestionarla.